Susan Crowley
29/03/2025 - 12:03 am
Adolescencia, bienvenidos al Infierno
La más reciente y exitosa, ya a nivel mundial, serie de Netflix, Adolescencia, (creada por Jack Thorne, Stephen Graham y dirigida por Philip Barantini), es un relato de cuatro capítulos, estructurado con enorme inteligencia visual y un contenido que logra golpearnos en la cara con una de las verdades más dolorosas de nuestra época: casi niños, en su incipiente adolescencia, están sufriendo la violencia y el acoso que jamás imaginamos a través de un medio que no controlamos, las redes sociales.
A pesar de la piel curtida que nos ha dejado la experiencia acumulada de las maratónicas series de violencia explícita, Adolescencia cruza el umbral: de fuerte a espeluznante. Una realidad que nos pesa y de la que no nos hemos hecho cargo. En una sola toma, lo que determina un tiempo real, un plano secuencia de principio a fin en cada capítulo, consigue una pieza de calidad teatral; sin cortes ni ediciones, con un clima asfixiante y actuaciones soberbias. No hay un momento desperdiciado ni las eternas salidas hollywoodenses con finales aleccionadores o predecibles. En esta serie no se trata de indagar quién es el asesino ni engañar a nuestra inteligencia. Al contrario, pone a prueba nuestra ignorancia ante un caso que cada vez es más común y tristemente cercano, ¿qué ocurre cuando Jamie, un chico de apenas trece años, es acosado en las redes hasta llevarlo a asesinar a su compañera de clase?
La más reciente y exitosa, ya a nivel mundial, serie de Netflix, Adolescencia, (creada por Jack Thorne, Stephen Graham y dirigida por Philip Barantini), es un relato de cuatro capítulos, estructurado con enorme inteligencia visual y un contenido que logra golpearnos en la cara con una de las verdades más dolorosas de nuestra época: casi niños, en su incipiente adolescencia, están sufriendo la violencia y el acoso que jamás imaginamos a través de un medio que no controlamos, las redes sociales.
El golpe certero y letal destruye a una familia como todas. Con un papá que, si bien no es ejemplar, es amoroso dentro de sus limitaciones, digamos normal, encarnado por el mismo creador de la serie, Graham (cuya actuación merece todos los reconocimientos). La extraordinaria, casi inverosímil, caracterización de Owen Cooper como Jamie, un niño angelical que es también un monstruo. Y, al lado de ellos, un policía que trata de inmiscuirse en el mundo escolar, casi un infierno, al que no puede descifrar porque no entiende las pulsiones, los humores, los instintos que lo rigen. Una psicóloga que busca la verdad pero que, al final, no sabe si esa verdad sirva para algo. Adolescencia es un imperdible, necesaria para adentrarnos en la realidad que vivimos y que nos atañe a todos.
Según la información que encuentro en la página de Unicef, en México entre 80 y 94 por ciento de adolescentes de 12 a 17 años usan internet. El 25 por ciento, es decir, uno de cada cuatro de ellos han sufrido alguna forma de ciberacoso. A partir del confinamiento se registra un incremento considerable de crímenes digitales, violencia en internet y tráfico de pornografía infantil. En su mayoría los padres y en muchos casos los maestros no somos nativos digitales y nos resulta imposible entender la magnitud de la violencia, porque no conocemos los códigos que se manejan entre los jóvenes. El Gobierno de México ha impulsado campañas sobre el uso de las redes como #YoLo Borro o #SinViolenciaEnLínea. El problema es que no empatizan lo suficiente con los afectados, padres e hijos, maestros y alumnos, ya que son creadas por comunicólogos que no han sufrido el problema, que ven el mundo desde su muy particular perspectiva y creen que un slogan funciona porque es repetitivo y pegajoso. Los jóvenes actúan de otra forma y aceptan los estímulos que les hacen sentido.
Actualmente todos somos presos de las redes sociales y vivimos afectados por ellas. La familia, la escuela, pero los jóvenes en grado mucho mayor. Por esta razón es importante aprender con rapidez cómo funciona el universo digital y la vertiginosidad con la que avanza; involucrarnos en los intereses de los adolescente y protegerlos con sistemas de seguridad creados por las propias redes. Es necesario indagar cómo ha evolucionado su uso, para qué son utilizadas y la cantidad de tiempo que los adolescentes pasan en ellas relacionándose a través de Face, Instagram, Tik tok y otras. El tiempo, dinero y creatividad que invierten en videojuegos y consumo de pornografía.
Por su contenido y narrativa visual, la serie Adolescencia es una campaña en sí misma; es de tal impacto que constituye un vehículo efectivo para motivar a jóvenes y adultos a fortalecer los lazos de unión. La gran pregunta de la serie es ¿qué hice yo para que mi hijo terminara así? Nuestros adolescentes y alumnos nos necesitan no como jueces de sus actos ni represores, lo que urge es brindarles la confianza para abrirse y no sentirse solos, porque eso, la soledad y la angustia, son el origen comportamientos dañinos para sí mismos y los demás. Habría que protegerlos y ofrecer un uso de tecnologías saludable y creativo. Alentar las buenas relaciones y el respeto entre compañeros de escuela; atreverse a hablar y denunciar si se sufre algún tipo de ciberacoso.
El uso de las redes en México ha penetrado en todas las familias. Han servido de facilitador para la información y el aprendizaje lo mismo que para impulsar al crimen organizado. Hoy es la vía para la violencia entre niños y adolescentes. La Presidenta Claudia Sheinbaum dice que la mexicana es una sociedad con valores, pero parece olvidar que en la blogosfera ya no hay naciones. Mientras trata de sortear todos los obstáculos que le impedirían ser recordada como la Presidenta de la educación, el Secretario del ramo Mario Delgado, obvio operador político, negocia con lo imposible, los maestros de la CNTE. En la mañanera se habla de una inversión sustancial para la recuperación de escuelas en toda la República, con una propuesta arquitectónica funcional, con instalaciones de primer nivel tecnológico y áreas deportivas. Hace unos días, funcionarios de Educación visitaron una escuela con básculas en mano para pesar a los niños y hablarles de alimentación sana. Se pacta con las empresas alimenticias para que los productos chatarra desaparezcan. Se habla de las novedosas implementaciones que tendrá la nueva escuela mexicana. Tan importante como toda esta campaña es crear talleres sobre los riesgos del uso de redes sociales e internet.
Volviendo a la serie Adolescencia, el furor que ha generado en Gran Bretaña llevó al primer ministro Keir Starmer a verla con su familia, motivando una conversación que se ha vuelto pública. Todo el mundo habla del tema. No creo que haya un joven o adulto padre o profesional que pueda quedarse ajeno ante un dolor tan grande como el logrado en esta serie. Sheinbaum y Delgado deberían de verla y promoverla entre los jóvenes como una campaña efectiva; sería mucho más rápida y funcional que los fallidos intentos millonarios con ocurrencias que buscan el lucimiento, pero tan ajenas a la desesperación de un joven cualquiera, acosado a tal punto que decide tomar un cuchillo y matar a su compañera de clase. Lo único que no podemos hacer, es ignorar que detrás de muchos de nuestros hijos anida una angustia opresiva con una intensidad y crueldad que generaciones anteriores no vivimos de la misma manera.
Sólo agrego que Unicef ofrece el 911 y LOCATEL 55 56 681111 como contacto con la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes donde se cuenta con personal especializado para ayudar en estos temas.
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