Rubén Martín
23/03/2025 - 12:03 am
Dejen de hacerse pendejos
"Todos los partidos son responsables de que estemos en esta situación de crisis humanitaria por la magnitud de los asesinatos, desapariciones, fosas clandestinas y centros de exterminio",
Asquerosa. Esta palabra define la respuesta que la clase política profesional está dando a la crisis por desapariciones que se vive en todo el país y que se ha manifestado con toda su crudeza con la revelación de cientos de prendas dejadas por posibles victimas que eran entrenadas por una célula del crimen organizado en el rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco.
Las políticas y políticos de todos los partidos dicen de manera hipócrita estar del lado de las víctimas cuando en realidad están del lado de sus propios intereses. Desde el gobierno de Morena y sus aliados se intenta minimizar el hallazgo del rancho tratando de negar que había hornos crematorios y mucho menos un centro de exterminio.
Desde la oposición aprovechan esta tragedia que representa el dolor de miles de familias para montarse en la legítima indignación social y golpear al gobierno de la Cuarta Transformación reprochándole su indiferencia y resaltado una crisis de seguridad que justo se fue gestando en los gobiernos que encabezaron ellos mismos, es decir los gobiernos del PRIAN.
Miserable Marko Cortés que se monta en la tragedia para golpear al gobierno y llevar agua al molino panista. Miserable Adán Augusto López que saca a su bancada de la sesión del Senado para evitar escuchar las legítimas críticas en contra de una política de seguridad que es incapaz de detener la guerra informal que golpea a la sociedad. Miserables todos. Dicen defender a la víctimas cuando las utilizan para seguir manteniéndose en el poder o tratar de disputarlo.
Mención aparte merecen defensores del oficialismo que desde el pseudo periodismo de youtubers se convierten en más papistas que el papa, y que fueron al “tour” del rancho de Teuchitlán el jueves pasado sólo para ganar seguidores en sus redes o. peor aún, sólo para tratar de desmentir a las víctimas.
O articulistas que se sitúan así mismo a la izquierda y sin embargo se han encarnizado con las familias de las víctimas acusando a madres buscadoras de hacer un montaje para golpear al gobierno de la Cuarta Transformación. Es infame que se acuse a las víctimas de estos montajes, cuando no son capaces de entender lo que pueden llegar a hacer las madres en su afán de buscar a sus hijos desaparecidos.
El debate no es si el rancho Izaguirre era sólo un centro de entrenamiento o también un centro de exterminio, ni si serán cientos o solo decenas de víctimas. Como bien situaron la discusión los integrantes del Comité Universitario en Materia de Desaparición de Personas, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), lo relevante es el cúmulo de delitos y violaciones a derechos humanos que se cometieron ahí: “Teuchitlán fue, al mismo tiempo, un centro de privación de la libertad, de trata de personas, de tortura, de esclavitud, de asesinato brutal, de agresiones y humillaciones, de inhumación clandestina, de destrucción sistemática de restos humanos, de daño a la salud mental y de probables violaciones y abusos sexuales”, señala el comité sobre desapariciones de la UdeG.
Y a la vez el rancho de Teuchitlán revela la corrupción y complicidad de partes importantes del gobierno primero al permitir que un centro de entrenamiento del crimen organizado así operara con la complacencia de las autoridades y luego que se ignoraran y se encubrirán todos los indicios en el cateo del rancho en septiembre de 2024 y que fueron revelados el 5 de marzo en un video del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.
Lo relevante de esta discusión no es sólo el rancho de Teuchitlán sino las decenas o quizá cientos de lugares semejantes que existen no sólo en Jalisco, sino en el resto del país. Lo relevante es que el rancho revela la vasta y extendida estructura con la que opera el crimen organizado y que una estructura de esta envergadura no puede operar sin que las autoridades lo sepan, autoridades de todos los niveles.
Cada partido trata a sus opositores como si fuera el único responsable de que los negocios del capitalismo ilegal, y la violencia asociada, estén tan extendidos por todo el país. Todos los partidos son responsables de que estemos en esta situación de crisis humanitaria por la magnitud de los asesinatos, desapariciones, fosas clandestinas y centros de exterminio que hay en toda la nación. No hay ningún partido que no haya recibido dinero del narcotráfico para alguno de sus candidatos en alguna elección.
Así que toda la clase política debe dejar de hacerse pendeja y centrar la mirada en lo urgente y lo importante: la crisis por desaparición de personas que existe en todo el país y que ahora, el acontecimiento del rancho Izaguirre lo pone como eje de la indignación nacional.
La crisis por desaparición de personas ha sido propiciada por la incompetencia, la negligencia y la complicidad de los gobiernos de todos los partidos. Algunos han dicho que les interesa resolverla cuando en realidad la administraron y la dejaron crecer. Así lo hizo el primer gobierno de la Cuarta Transformación. Andrés Manuel López Obrador dio pasos correctos al comienzo de su gobierno, pero al final dio un viraje que terminó traicionando a las familias buscadoras.
Ahora el gobierno de Claudia Sheinbaum debe dejar de ver el escándalo del rancho de Teuchitlán como un tema que la oposición está utilizando en su contra (que es cierto), para convertirlo en una oportunidad de dar un viraje radical para enfrentar decididamente la crisis por desaparición de personas que lastima a toda la sociedad.
Pero para ello debe tener y mostrar voluntad política y verdadera intención de detener esta barbarie. Ya lo dijeron los colectivos de las víctimas: los seis puntos que presentó la presidenta Sheinbaum la semana pasada como primera respuesta a la crisis derivada del rancho de Teuchitlán es insuficiente y demuestra que ni ella ni su gobierno están bien informados sobre la crisis por desapariciones.
Me sorprende que la presidenta Claudia Sheinbaum no sea cercana con las familias que buscan a sus desaparecidos cuando en su juventud se formó y militó en una organización de izquierda que era muy cercana a las madres buscadoras del Frente Nacional Contra la Represión (FNCR) que encabeza Rosario Ibarra de Piedra. Ahora como política profesional no ha mostrado esa misma empatía. Debería hacerlo y como primer gesto debería a convocar a dialogar con todos los colectivos de familiares de todo el país para escucharlos, sensibilizarse y tomar en cuenta sus peticiones y exigencias.
Como primer paso, debería cambiar a la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, quien no ha mostrado empatía con las víctimas y se ha dedicado a administrar la crisis para limpiar la cara del gobierno, no para atender a las familias buscadoras.
La presidenta debe consultar a las familias y por primera vez en la historia de los gobiernos de México, convertir la crisis por desaparición de personas en el principal problema social y político a enfrentar, destinar los recursos humanos y materiales necesarios y hacer por fin una política eficaz en contra de las desapariciones y la persecución y castigo a los perpetradores, sean del gobierno o sean del crimen organizado. Es hora de que toda la clase política y todos los partidos dejen de hacerse pendejos y ponerse a trabajar para por fin detener la barbarie que aqueja a la sociedad mexicana. Detener las desapariciones y buscar a los desaparecidos debe ser ahora la prioridad nacional.
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