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Fabrizio Lorusso

20/02/2025 - 12:05 am

Milei y la estafa: del cualquierismo al cualquiercosismo

Milei, Trump, y los populistas de derechas en Europa y Latinoamérica han podido ganar una y otra vez en determinados contextos, ante izquierdas en ocasiones tibias o complacientes, y se han propuesto como representantes del cualquierismo. Es decir, de un pensamiento simple y lineal, transformista e individualista, a la manera del “hombre cualquiera” movido por el pragmatismo. 

Milei y la estafa: del cualquierismo al cualquiercosismo
Javier Milei reaccionando durante la presentación ante el Congreso Nacional del proyecto de Presupuesto 2025, en la ciudad de Buenos Aires. Foto: Javier Zabala, Xinhua

No cabe duda de que el acontecimiento psico-socio-político, y financiero más ridículo, indignante y comentado de la semana ha sido la gran estafa del viernes negro, 14 de febrero, propiciada por el Presidente Javier Milei en contra de decenas de miles de inversores-apostadores del mundo entero. 

Justo en el Día del Amor y la Amistad, el mandatario conosureño apoyo la consumación de un fraude muy poco amoroso y escasamente amistoso, el “Viva la libertad Project”. Su lema de campaña y grito de guerra electoral se ha tornado viral nuevamente, pero como título de una robadera monumental. Una barbaridad premeditada, engañosa y deliberada, que no fue ingenua ni bienintencionada, sino tendencialmente criminal, peripatética y antiética a todas luces. 

En la noche del 14, un San Valentín antirromántico para los inversionistas que fueron defraudados, el “loco Milei” publica un tweet promocional de una iniciativa financiera riesgosa y estrafalaria. Es más, ligado al mensaje en la red X está un token, un código “mileiano” tipo cupón, para acceder a la “promoción”. Luego de unas horas Milei cancela todo, pero el daño está hecho.

Se trata del lanzamiento de una moneda digital del tipo meme-coin, cuyo valor se basa en el respaldo de alguna personalidad conocida. Milei la promueve tan bien que cerca de 44 mil usuarios invierten dinero (real) en su adquisición. Crece la demanda gracias a su tweet y el precio se dispara. 

Pero, pasada la medianoche, mucha gente se da cuenta de que ha perdido casi toda su plata, pues la flamante criptomoneda se devalúa brutalmente. Se salva del crack sólo un puñado de personas, quizás unas cinco, dicen, que ganaron unos 87.4 millones de dólares, al vender los activos a tiempo y al contar, claro está, con la información necesaria para hacerlo. “Un experimento que salió mal”, así lo ha definido Hayden Mark Davis, estadounidense, cara visible de la empresa Kelsier Ventures, quien, junto con una banda de socios y empresarios tecnológicos, está detrás de todo esto y se autodefine “asesor” del Presidente argentino en proyectos de “toquenización”.

Fue una especie de esquema Ponzi express digital que se quiso vender como un proyecto de fortalecimiento del microcrédito y de los empresarios argentinos ante la falta de un mercado interno de capitales. Es decir, con argumentos engañosos y consciente del riesgo altísimo de “criptofiascos” al que se exponen quienes entran al negocio. Nada de esto, evidentemente, fomentaría el desarrollo o las inversiones en Argentina.

El boom inicial de la iniciativa es posible gracias al capital social de vínculos, notoriedad y credibilidad del Presidente, que le viene de ser influenciador economista, pero también Jefe de Estado, aunque parece olvidársele este último detalle. Pero dura poco. Ya para la madrugada del sábado 15 queda claro que el nuevo meme-coin “$LIBRA”, como le han llamado en su triste y efímera existencia, se ha convertido en lo que llaman un shit-coin, una moneda de mierda fumante. 

Si la idea era mostrar a la Argentina y al mundo cómo es que funciona el principio de la sobrevivencia del más apto, entonces Milei, que mucho lo propagandea con su ideología, lo consiguió y nos enseñó, de paso, que siempre el más apto es el más rico y el más conectado, el que es su amigo, por ejemplo, como lo son los artífices de esta operación.  

Por un lado, es cierto que el negocio de las criptomonedas tiene una naturaleza volátil que es notoria y muchos “emprendimientos” de este tipo descuentan desde su origen la posibilidad de apuestas azarosas y caídas estrepitosas. Sin embargo, también es verdad que en este caso se trató de una jugada de la que Milei tenía pleno conocimiento, por ser apasionado de tecnología y economista, como presume toda vez que da entrevistas sobre cualquier cosa. 

Con esta gran estafa de San Valentín y las silvestres explicaciones esbozadas por el Presidente argentino en una larga entrevista televisada, se revalida su papel histórico como magno exponente del cualquiercosismo dentro la nebulosa de la ultraderecha mundial. Para él todo se vale, cualquier cosa y ninguna. No hay verdades ni hechos, se vive de ideologías convertidas en fake news y viceversa, en un círculo vicioso mareador. 

No es posible ni aceptable, a estas alturas, que quiera hacerse pasar como un simple ingenuo que fue circunvenido por un grupito de rapaces financistas, o bien, como un ignorante inocente que cometió “un error” en este asunto. 

Su incontinencia mezclada con mala fe en las redes le deberá de costar caro, penal y políticamente. Se verá. Tampoco es ético que se haya justificado tratando de desvincular su perfil de influencer y twittero compulsivo con la realidad: aunque use las redes “a título personal”, como sostiene, sigue encarnando el máximo cargo de un Estado y representando, teóricamente, a todos y todas las ciudadanas. 

Mientras tanto, la oposición al oficialismo en Argentina, cuyo papel en el último año ha sido ambiguo y hasta negociador hacia ciertas políticas de Milei, anunció la apertura de un juicio político o impeachment. Aunque difícilmente se lograrán las mayorías parlamentarias de dos terceras partes, necesarias para su destitución, el golpe de credibilidad contra Milei será importante. Además, decenas de denuncias van sumándose al expediente de la “estafa $LIBRA” desde el lado de la justicia, particularmente en Estados Unidos.

Este San Valentín ha revelado una faceta inquietante más, por si hiciera falta, del mandatario-libertario y podrá opacar las cifras que este presume como logros, siendo el punto fuerte de su administración la estabilización de los fundamentales macroeconómicos, particularmente la inflación. Si las bancadas fieles al expresidente Mauricio Macri, que sostienen al Gobierno, comienzan a desmarcarse, el Ejecutivo podría tambalearse, pero es un escenario que se antoja difícil, ya que el macrismo de vuelta al poder apenas ha comenzado a disfrutar de la fiesta.    

A manera de analogía con el pasado, no hay que olvidar que buena parte de la responsabilidad por la tremenda crisis de las hipotecas subprime del 2008-2009 en Estados Unidos, la cual detonó una recesión global terrible y efectos políticos de largo plazo que estamos padeciendo hasta la fecha, fue atribuida justamente a una serie de criminales de cuello blanco, mucho más dañinos que el mismísimo "Chapo" Guzmán o el expresidente Bush Jr.

Fueron básicamente jóvenes egresados de escuelas top y masters MBA, halcones de las finanzas y megabancos, especuladores fuera de la Ley, y de la ética, quienes usaron su “credibilidad” en un mercado desregulado para concatenar abusos, riesgos, productos financieros “chatarra”, y luego deshacerse de la “papa caliente” (mejor dicho, de la “bomba de reloj”) antes de que estallara en las manos de los “menos aptos”, o sea, de la gente trabajadora, los ahorradores comunes y quienes fueron expulsados de sus casas. 

En parte, su resentimiento, humillación y descalabro, frente a la indiferencia del Estado, que rescataba bancos y abandonaba a los más vulnerables, y del resto de la sociedad, en los años después de la crisis, fueron alimentando la rabia, y la impotencia de amplias capas sociales, canalizadas hacia la xenofobia, la misoginia y el racismo por Trump y el trumpismo. Y este a la postre llegó al poder para quedarse un buen rato. ¿Qué más evidencias y estafas necesitamos de que estos líderes y sus emuladores gobiernan para unos cuantos y fomentan desigualdades, exclusiones y discriminaciones como parte de su propia formación, creencias e ideología sin más? 

El capitalismo de la muerte que vive de la expulsión o destrucción de personas, y ecosistemas, en su versión neoliberal-libertaria, tecno-digital y artificialmente inteligente, se acopla en las variantes ideológicas del necrolibertarismo de Milei y del necroliberalismo de Bukele, Presidente salvadoreño, y en sus utopías securitarias y digitales. 

Milei, Trump, y los populistas de derechas en Europa y Latinoamérica han podido ganar una y otra vez en determinados contextos, ante izquierdas en ocasiones tibias o complacientes, y se han propuesto como representantes del cualquierismo. Es decir, de un pensamiento simple y lineal, transformista e individualista, a la manera del “hombre cualquiera” movido por el pragmatismo.  Es la bandera del ciudadano pauperizado que, muchas veces con toda la razón, se siente enojado y frustrado con todo, y cataliza sentimientos y sufrimientos en contra “del otro” todavía más precario, por ejemplo, los migrantes, los jóvenes o las mujeres. Así que el fentanilo, los precios, la COVID-complot, las vacunas, la Unión Europea, los bancos y “la casta” son acusados de provocarlo todo. 

El trabajo político de ciertas elites y medios, con sus narrativas falaces, se junta con las crisis estructurales para convertir estos temas discursivamente en emergencias permanentes y tragedias sociales que, consecuentemente, requerirían de soluciones extremas, “hombres fuertes” y motosierras. 

Este cualquierismo, que tiene raíces en movimientos y partidos políticos de la Europa del siglo XX, es evidente en el Trump recargado y en el Milei del viernes negro. Su evolución reciente lleva al cualquiercosismo, la distopia solipsista en donde todo es relativo, la Ley, la ética, la palabra dada, y así cualquier cosa se vale. Habrá que explicárselo esto a las 44 mil personas que quemaron sus ahorros, inspirados por Milei, sus socios y predicaciones.

Fabrizio Lorusso
Profesor investigador de la Universidad Iberoamericana León sobre temas de violencia, desaparición de personas y memoria en el contexto de la globalización y el neoliberalismo. Maestro y doctor en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Colaborador de medios italianos y mexicanos. Integra la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, proyecto para el fortalecimiento colectivo de las víctimas.

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