Óscar de la Borbolla
17/02/2025 - 12:03 am
¿Qué define nuestra identidad?
"Ser seres sociales no significa tan solo que tendamos a crear lazos comunitarios, que tengamos facilidad para relacionarnos con los demás, sino que, literalmente, lo que somos es lo que hace de nosotros el contexto social y, por supuesto, también el histórico que nos tocaron en suerte".
Existe una incógnita acerca de lo que determina nuestra identidad: el debate se centra por un lado en sostener que lo que somos se debe a nuestra herencia genética, mientras que la postura opuesta sostiene que lo decisivo son las condiciones sociales donde nos tocó nacer y crecer. Y existe también una posición intermedia en la que se reconoce que ambos factores resultan importantes.
Hoy quisiera entrar en este debate trayendo a cuento el caso de los llamados "niños ferales", individuos que por circunstancias terribles fueron aislados de la vida social y a quienes, pasados los años, se les encontró vivos pero en un estado que prácticamente podría denominarse salvaje. Casos espeluznantes, sin duda y que, sin embargo, arrojan una luz decisiva para entender qué tanto de lo que somos lo tenemos de manera innata o si, por el contrario somos el resultado de la estimulación que brinda el contacto con la sociedad. Con las fórmulas "circunstancias terribles" y "casos espeluznantes" delato y oculto simultáneamente los detalles siniestros que rodearon a estos niños y paso al asunto que en sentido estricto me interesa abordar aquí.
El caso más conocido de niños ferales es el de Genie, una niña de 13 años, que fue encontrada en Los Ángeles, California, en los años 70s, y a quien de múltiples formas y con especialistas de muchos campos se intentó reintegrar a una vida normal. Lo que se sabe es que, aunque llegó a aprender un vocabulario mayor a mil palabras, jamás pudo construir frases que tuvieran sentido, o sea, que la adquisición de la sintaxis y de la gramática le resultó imposible; también se sabe que inicialmente sin ninguna inhibición satisfacía sus impulsos eróticos y que con el tiempo terminó por comprender la línea que divide lo público de lo privado o, si se prefiere, de lo íntimo. Otro aspecto es que no aprendió a sonreír, lo que no es un asunto menor, pues reír y sonreír requieren de varias decenas de músculos sincronizados.
Los niños ferales han sido muy importantes científicamente hablando pues permitieron entender que el cerebro no conserva la misma plasticidad y que mucho de lo que somos capaces de adquirir debe brindársenos en etapas tempranas, pues de lo contrario, las redes neuronales armadas en circuito, las llamadas sinapsis, ya no resultan posibles a destiempo. Y también son importantes porque muestran que las circunstancias si no lo son todo, sí juegan el papel definitivo en lo que terminamos siendo.
Cuándo, dónde, en qué contexto cultural y económico, en qué clima afectivo, con qué tipo de educación, en fin, el complejo plexo de circunstancias que rodean nuestra vida inicialmente nos convierten en lo que somos. Ser seres sociales no significa tan solo que tendamos a crear lazos comunitarios, que tengamos facilidad para relacionarnos con los demás, sino que, literalmente, lo que somos es lo que hace de nosotros el contexto social y, por supuesto, también el histórico que nos tocaron en suerte; con todo, hay un espacio para la libertad, pues como bien decía Jean Paul Sartre: "un ser humano es lo que hace con lo que hicieron de él".
X @oscardelaborbol
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