En el este videojuego cada decisión es muy importante, cada acción tendrá una consecuencia y nuestro nivel de reputación aumentará o disminuirá dependiendo de que hagamos.
Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).- En 2018 conocimos Kingdom Come: Deliverance, una nueva franquicia dentro del género RPG que traía una experiencia nueva y una propuesta ambiciosa con todos los elementos del género pero llevados a un otro nivel, en esa ocasión, ambientado en el Imperio Romano. Ahora, 7 años después, la franquicia regresa con una segunda entrega de la mano de Warhorse Studios y a una nueva generación de consolas, con más poder, más contenido y horas y horas de contenido.
Esta segunda entrega toma lugar después de los acontecimientos de la primera, ambientada nuevamente en el antiguo Imperio Romano pero en el papel de Henry of Skalitz, un protagonista diferente, ya que, no es más que un personaje más dentro de este gran universo.
Parte de la magia de este título tiene que ver con tener tantos elementos para formar lo que es el juego dentro del género RPG, nos da la posibilidad de forjar nuestro propio camino con la base de este personaje.
Estilos de juego
Al comenzar el juego hay que elegir entre diferentes estilos que representan la manera en la que se desarrollará nuestro personaje dentro de esta aventura, podremos escoger entre:
- Ser un soldado, para quienes gustan de portar una buena armadura y ser algo irritables.
- Ser un consejero, éste se basa más en la diplomacia y en usar las palabras correctas.
- Ser un explorador, donde el sigilo será nuestra mejor herramienta, para evitar ser detectados y movernos en la sombras.
Podemos escoger nuestra forma de persuadir a los personajes con los que interactuemos, además de elegir entre diferentes formas de expresarnos, como la oratoria o el aspecto noble, donde tu apariencia será fundamental para dar una buena impresión, además de la caballerosidad, donde puedes ofrecerte como fuerza y tener habilidades para intentar convencer a otro personaje.
Cada decisión es fundamental
Cada decisión y diálogo que tomemos es fundamental y es parte de la magia de adentrarnos en ese mundo, cada acción tiene una consecuencia y nuestro nivel de reputación aumentará o disminuirá dependiendo de que hagamos.
A nivel de jugabilidad, simplemente hay demasiado elementos que forman parte de la experiencia, desde nuestro árbol de habilidades, las armas, las armaduras, los objetos que podemos conseguir y todo lo que implica el menú de nuestro inventario, no estamos frente a un juego más que nos pone en el papel de un personaje, es una experiencia que nos hace vivir en carne propia una simulación tan ambiciosa que la puedes amar u odiar.
Desde montar a caballo y recorrer el enorme mapa que tenemos a nuestra disposición, hasta entrar en combate, acompañado de una vista en primera persona para desenfundar una espada o disparar un ballesta, el juego nos pone en planos de acción y drama en todo momento, posiblemente sea una de esas experiencias en las que no hay palabras suficientes para describir lo que realmente representa estarla jugando.
La cantidad de misiones que tenemos, tanto principales como secundarias, son casi interminables y todas aportan algo a nuestro personaje y aventura. Posiblemente, la última gran experiencia que hemos vivido con esta sorpresa y magnitud nos haga retroceder hasta 2011 cuando The Elder Scrolls V: Skyrim llegó al mercado.
Uno de los mejores
A nivel gráfico, el juego es simplemente espectacular, los detalles de todo el ecosistema que nos rodea, los personajes, efectos visuales y demás, acompañado de la vista en primera persona nos hacen adentrarnos en la experiencia en cada hora que pasamos jugando.
El nivel de detalle que tiene el juego y lo bien que corre en las consolas de actual generación es parte de la experiencia que aprovecha por completo el potencial de las plataformas en las que lo jugamos.
Kingdom Come: Deliverance II es uno de los primeros contendientes a ser el mejor juego del año y apenas vamos en el segundo mes de 2025, no hay palabras suficientes para abordar todo lo que representa, pero sin duda, es una experiencia increíble.
