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Alejandro Calvillo

01/02/2025 - 12:05 am

Diabetes y muerte por refrescos

"El 30% de los casos nuevos de diabetes en México se debe al consumo de bebidas azucaradas".

Entre los 30 países más poblados del mundo, México registró el mayor número de nuevos casos de diabetes atribuibles a las bebidas azucaradas. En México, el 30% (1 de cada 3) de los casos nuevos de diabetes se debe al consumo de bebidas azucaradas.

Entre los países más poblados, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial y el primero en la región de Latinoamérica en cuanto a muertes por diabetes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas, de acuerdo con una investigación reciente publicada en la revista científica Nature Medicine.

En el año 2000, se estimaba que había en México 5 millones 300 mil personas con diabetes; en 2022, esta cifra aumentó a 14 millones 600 mil personas. En 22 años, se triplicaron los casos de diabetes. El aumento de casos tiene repercusiones en el aumento de muertes por esta enfermedad. En el 2000, murieron 46,616 personas por diabetes, para el año 2022, las muertes por diabetes ascendieron a 115,025, lo que representa casi el doble.

México presenta uno de los mayores consumos de bebidas azucaradas en el mundo, con un promedio anual de 163 litros por persona, cerca de medio litro al día, suficiente para aumentar el riesgo de sobrepeso, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Se estima, de manera conservadora, que un 15% de las muertes por diabetes y un poco más del 9% de las muertes por enfermedades cardiovasculares son causadas por el consumo de bebidas azucarada, lo que equivale a más de 46,000 muertes anuales debido a estas bebidas. 

El mayor impacto en diabetes y mortalidad por el consumo de bebidas azucaradas se da en la población más vulnerable, en las poblaciones rurales, en las poblaciones indígenas y en las áreas urbanas marginadas. Si bien el consumo promedio nivel nacional es de 165 litros por persona, en Yucatán alcanza 240 litros, según la propia embotelladora de Coca- Cola en esa región, Bepensa.  En Chiapas, el consumo supera los 800 litros por persona al año. Los directivos de Bepensa llegaron a declarar que los yucatecos son los mayores consumidores de Coca-Cola en el mundo, pero se quedan cortos frente a los chiapanecos, especialmente en las comunidades indígenas, superan este consumo con entre 2 y 3 litros diarios. Ahí, donde la diabetes era una enfermedad poco común, entre la población indígena, ahora es una epidemia, una tragedia.

Lo que representa una enorme ganancia para ciertas empresas, es una tragedia para millones de personas. Y es también un muy fuerte impacto a las finanzas públicas. Según declaraciones del director del IMSS, Zoe Robledo, la diabetes, además de generar una gran demanda de servicios, es el padecimiento más costoso, con un gasto de 50,619 millones de pesos solo en el 2022. Es importante considerar que el IMSS no llega a cubrir a la mitad de la población. El costo total para la nación por la diabetes es considerablemente mayor y ha venido colapsando el sistema de salud desde hace varios años, pues el Seguro Popular no cubría la diálisis. La diabetes consume los recursos públicos, el bolsillo de las familias y es el factor de salud con mayor impacto en el empobrecimiento.

Si tomamos en cuenta que 1 de cada 3 nuevos casos de diabetes se debe al consumo de bebidas azucaradas, podemos imaginarnos cuántas personas en el país tienen diabetes debido a este consumo: millones de personas afectadas por esta causa. Sin embargo, Coca-Cola y FEMSA, junto con las demás embotelladoras y refresqueras, se presentan como empresas socialmente responsables y tienen una fuerte influencia en el poder ejecutivo, legislativo y judicial.

Lo que estas empresas pagan en impuestos, reconociendo que generan daños (tanto las bebidas azucaradas como el tabaco, el alcohol y la comida chatarra), no es nada comparado con el daño que provocan. No es nada en relación al gasto público en salud, que proviene de nuestros impuestos para atender los efectos de estos productos. Tampoco es nada en comparación con el gasto de las familias que enfrentan sus daños. La mayor tragedia se da en las poblaciones más marginadas, donde han provocado altos niveles de adicción al tabaco, al alcohol, a las bebidas azucaradas y a la comida chatarra.

Hemos solicitado a COFEPRIS declarar a estas bebidas como productos de riesgo, entregando suficiente evidencia sobre su daño. No es suficiente que su consumo cause más de 40,000 muertes al año, que uno de cada tres casos nuevos de diabetes sea por su consumo; no es suficiente para que la autoridad actúe, aún no lo vemos. También presentamos una denuncia contra sus Caravanas Navideñas, una campaña publicitaria enfocada en la infancia, que viola la ley que prohíbe la publicidad a niños y niñas de productos con sellos. Ellos saben que en ese momento se siembra la adicción y la marca, y la autoridad no actúa.

De una vez por todas, debe regularse fuertemente la publicidad de estas bebidas. Deben prohibirse en las compras gubernamentales, deben pagar los daños que generan, y aumentar los impuestos para destinar los recursos a las comunidades más vulnerables. Dejemos de entregar la salud y los recursos públicos a estas empresas, que obtienen grandes ganancias y nos dejan severos daños.

Posdata: Al terminar esta colaboración, me comparten una nueva campaña de Coca-Cola promoviendo el consumo de sus productos mezclados con bebidas alcohólicas, en una promoción en la que “regalan” un vaso. Cuando lo único que importa a una corporación es la ganancia, y se le permite hacerlo, en muchos países están prohibidas las promociones con bebidas alcohólicas. Aquí, tenemos estas prácticas corporativas depredadoras. Mientras tanto, estas corporaciones se presentan, maquillándose, como socialmente responsables.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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