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Jaime García Chávez

27/01/2025 - 12:01 am

"Somos México": ¿cuál de todos?

Llama la atención que los primeros mencionados no inicien su nueva etapa presentando una autocrítica, por pálida que fuera, del papel que jugaron durante varios lustros en el PRD y el PAN, que condujeron al desastre actual de ambos partidos; esto, para que se generara un mínimo de confianza en el liderazgo de los convocantes.

El logo de la organización "Somos México", la cual busca en convertirse en un partido político.
"Soy partidario, y me disculpo por adelantado, de que lo que necesita este país es la construcción de un partido democrático y de izquierda, y no veo que el novísimo proyecto vaya en esa dirección". Foto: X @HectorG47926510

Lo que fue la llamada “Marea Rosa”, o una parte de ella, ahora intenta crear un nuevo partido político que, según los medios, se denominaría “Somos México”. Pretendería cimentarse en la denuncia del abuso del poder, comprometerse con la pluralidad, descartar la violencia de todo género y un patriotismo frente al nuevo Gobierno intervencionista de los Estados Unidos. En pocas palabras, acuerparse en torno a propuestas que declarativamente tienen que ver con la democracia y la exigencia de excluir el protagónico papel que hoy tiene en la vida nacional el crimen organizado. No hay quien no sustente esas divisas.

No es el único proyecto de su tipo que pretende crear un nuevo partido, ante el derrumbe del sistema que surgió luego de las reformas políticas de fines de la década de los setenta. En el Instituto Nacional Electoral hay varios expedientes abiertos con la pretensión de crear otros partidos, entre ellos los trumpistas, que hasta se dicen “republicanos” y pretenden aglutinar a una derecha fascista, de la que hay que estar puntualmente alertas; pero también los de raigambre religiosa que traen implícita la violación al Estado laico que dispone la Constitución General de la República.

Todo ello está todavía en la incertidumbre por las posibles reformas a las leyes electorales que intente la Presidenta Claudia Sheinbaum en materia de partidos y representación proporcional, de lo que hablaremos tan pronto se perfilen las iniciativas ante el Congreso.

Pero es importante que tengamos una opinión en torno a Somos México, partido en ciernes en el que destacan figuras de experredistas y expanistas, fuertemente comprometidos en su momento en el Pacto por México firmado con Peña Nieto. Se advierte que se trata de círculos que le apuestan demasiado a su presencia en medios, relaciones amistosas y muy enclavadas en la Ciudad de México. Hay otras personalidades que han estado al frente del INE. Los nombres han circulado a través de los medios y son harto conocidos.

Llama la atención que los primeros mencionados no inicien su nueva etapa presentando una autocrítica, por pálida que fuera, del papel que jugaron durante varios lustros en el PRD y el PAN, que condujeron al desastre actual de ambos partidos; esto, para que se generara un mínimo de confianza en el liderazgo de los convocantes. Y todo mundo se pregunta qué hay de Claudio X. González. ¿Está o no está?, con todo lo que eso significa.

Colocarse simplemente en una posición “anti”, no se ve como el camino para construir el partido o los partidos que el país requiere para superar la situación que tenemos con la herencia del lopezobradorismo, el Gobierno de Claudia Sheinbaum y la llegada al poder en los Estados Unidos de un hombre como Donald Trump, que se asume como un virtual planetarca.

Soy partidario, y me disculpo por adelantado, de que lo que necesita este país es la construcción de un partido democrático y de izquierda, y no veo que el novísimo proyecto vaya en esa dirección. Pareciera que lo que interesa es continuar apegándose estrictamente a una lucha de pugnas marcadas por el calendario electoral, pues soslaya una agenda mucho más vasta por la que hay que bregar en un tiempo futuro e inmediato y a contracorriente.

En esa lista estaría el preconizar la instauración de un régimen democrático para el país, que recupere la herencia liberal que se lanzó por la borda y se agenden los “grandes problemas nacionales”, por emplear la famosa frase de Molina Enriquez.

En este país hay pobres, obreros, indígenas excluidos, mujeres violentadas, personas desaparecidas por las que claman madres buscadoras, concentración exhorbitante de la riqueza en unos cuantos, todo eso y mucho más. Esos ámbitos sin la poderosa palanca de un partido de izquierda, es pasado por alto por la ausencia de una organización política que, a lo sumo, sólo pretende colocarse en el mercado político para la búsqueda de pleitos, prerrogativas y en vía exclusiva del camino electoral. Se percibe un mal olor por la ausencia de definiciones puntuales que hagan la diferencia y dejen atrás las franquicias electorales.

Hay que recordar que la creación de la organización partidaria es uno de los grandes problemas políticos para la transformación de la sociedad. No es una cuestión técnica, ni de afiliaciones masivas, y aunque esto parezca un lenguaje de antiguos tiempos, no por ello deja de estar vigente.

Si lo que se quiere es cambiar al régimen, habrá que definir y afinar instituciones, reglas claras para la lucha del poder, y declarar abiertamente el conjunto de valores que anunciaría un nuevo Estado frente al hegemónico y deformado que hoy tenemos; y no perder de vista, como han dicho los que se han ocupado de este tema, que en el Estado moderno, sostenido por una fuerte participación ciudadana, el núcleo central del régimen político está en los partidos.

Y si se trata de superar a un partido que se confunde y mezcla con el Gobierno y el uso corruptor de sus recursos para llegar a ser prácticamente partido único, o con pretensiones de serlo, como Morena, que quiere tener 10 millones de afiliados, entender que el camino es arduo para salir adelante.

Si bien es cierto que la próxima elección es importante, ahí no se agota, ni remotamente, lo que el país necesita para salir de la encrucijada en que nos encontramos.

Suerte, si de algo vale; pero la ruta es otra.

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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