Alejandro Calvillo
11/01/2025 - 12:05 am
5 mujeres y un Bosque de Agua
"El Bosque de Agua no solo es vital para cuatro grandes acuíferos subterráneos que abastecen a más de una quinta parte de toda la población del país; este bosque es también fuente de tres de los ríos más importantes de México: el Lerma, el Pánuco y el Balsas".
La firma del acuerdo contra la tala ilegal en el Bosque de Agua no tiene precedente. A pesar de que este bosque nos da agua a más de 25 millones de personas en el centro del país y de que cada año se talan 240 hectáreas de su masa forestal —el equivalente a nueve campos de fútbol cada día—, se ha permitido su destrucción. Sin duda, la destrucción del Bosque de Agua es una forma de suicidio socioambiental, sustentado en la ignorancia de gran parte de la población, la corrupción, la impunidad y la falta de apoyo a las comunidades que lo han defendido durante generaciones, exponiéndose a todo.
Por el abandono en que se ha dejado al Bosque de Agua, solo atendido de forma esporádica a través de acciones desarticuladas y sin seguimiento, la firma de este acuerdo contra la tala ilegal por parte de las gobernadoras del Estado de México, Morelos, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la secretaria de Medio Ambiente y la procuradora federal de Protección al Ambiente, invitando como testigo a la maestra Lucero Rodríguez en representación de las comunidades de la región, es un acto histórico que debe ser el primer paso de una estrategia compleja para su protección y, por qué no, para aumentar su área de cobertura.
En la foto de las cinco mujeres que firmaron este acuerdo aparece, a la izquierda, la maestra Lucero Rodríguez, Tlahuica Piiekakioo, de la comunidad de San Juan Atzingo, una comunidad que históricamente ha defendido el Bosque de Agua y ha sufrido las consecuencias de hacerlo. San Juan Atzingo, ubicada en el municipio de Ocuilan, en el Estado de México, ha sido un símbolo en la defensa del bosque, tanto por su resistencia y elaboración de proyectos sustentables como, desgraciadamente, por las consecuencias que ha sufrido a manos de los criminales.
El asesinato, el 17 de marzo de 2007, de Aldo Zamora, miembro de esa comunidad, joven activo en la defensa del bosque, interesado en el estudio del desarrollo forestal sustentable y en el desarrollo de alternativas de sustento para su comunidad como el ecoturismo, ocurrió en represalia por su actividad contra la tala ilegal. Fue también en represalia contra su padre, Ildefonso Zamora, que, por su activismo contra la tala ilegal, fue encarcelado acusado de robo y liberado más tarde por la presión de organizaciones como Amnistía Internacional, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Greenpeace México, entre otras. Este caso es solo un ejemplo de las presiones, amenazas y ataques que han sufrido los defensores de este y otros bosques en la República Mexicana.
Es importante que las gobernadoras, la secretaria y la procuradora hayan invitado a la maestra Lucero Rodríguez, dado el peso que tiene la voz de las comunidades que históricamente han defendido el bosque y buscan alternativas sustentables para su desarrollo.
El Bosque de Agua no solo es vital para cuatro grandes acuíferos subterráneos que abastecen a más de una quinta parte de toda la población del país; este bosque es también fuente de tres de los ríos más importantes de México: el Lerma, el Pánuco y el Balsas.
De acuerdo con datos de PROFEPA, de los 34,430 litros de agua potable que la CDMX recibe cada segundo, el 73% proviene del Bosque de Agua. En promedio, cada metro cuadrado del Bosque de Agua recibe hasta 1,500 litros de agua anuales, de los cuales entre el 40% y el 50% pueden infiltrarse, recargando los mantos acuíferos de la región. Sin embargo, la lluvia que cae sobre la CDMX y Toluca —que es menos de la mitad por metro cuadrado de lo que recibe el Bosque de Agua—, el 90% se va al desagüe, mezclándose con aguas negras y grises, y parte se evapora en las grandes áreas de concreto.
Si hiciéramos un símil con nuestro cuerpo, el Bosque de Agua para las zonas metropolitanas de la CDMX, Toluca y Cuernavaca sería su corazón y sistema circulatorio, y este está en crisis. La tala ilegal es la principal causa, y a ella se han sumado los cambios de uso de suelo. A la tala ilegal se suma, de forma muy peligrosa, la llegada y expansión de las plantaciones de aguacates. Ya vimos lo que ha ocurrido en el estado de Michoacán con la destrucción de sus bosques por la siembra de aguacate destinado a la exportación. De hecho, en los Estados Unidos ya han aparecido campañas que llaman a los consumidores a no comprar aguacates provenientes de la deforestación en Michoacán, y los técnicos estadounidenses desplegados en nuestro país certifican el origen del cultivo de este fruto.
Existen otras amenazas, como los diversos proyectos residenciales que han visto el Bosque de Agua como una oferta para sectores de altos ingresos, la construcción de carreteras, trenes, la extracción de tierra de monte, etcétera. Muchas son las presiones sobre esta región, pero también muchas son las oportunidades para un desarrollo forestal sustentable, como lo han demostrado comunidades en varias regiones del país. Estas comunidades requieren apoyo, ya que protegen los bosques que brindan servicios ambientales fundamentales para la viabilidad de nuestras ciudades.
La PROFEPA ha impulsado este acuerdo sin precedentes, mostrando su decisión de enfrentar la tala ilegal al haber clausurado siete aserraderos y centros de almacenamiento de madera clandestinos en los tres estados, además de realizar diversos operativos de inspección y vigilancia en las zonas clave donde se realizan estas prácticas y establecer filtros de revisión. A las acciones de PROFEPA deben sumarse el establecimiento de puntos estratégicos de revisión en los caminos y carreteras por donde circula la madera; el desarrollo de mecanismos eficientes de rastreo de la madera desde su extracción hasta su destino final como producto —considerando que el 70% de la madera en el mercado nacional es de procedencia ilegal—; la captura y castigo de los capos de la tala ilegal; y el desarrollo de proyectos comunitarios para los jóvenes empleados en estas actividades. De manera especial, es fundamental el apoyo a los proyectos comunitarios que hacen y pueden hacer un uso sustentable del bosque.
No es casualidad que sean mujeres las que firmaron este acuerdo sin precedentes, para lo que esperamos sea un programa amplio, permanente y estratégico para la protección y, por qué no, la expansión del Bosque de Agua, retomando parte de sus dimensiones originales. Por el agua, las comunidades, la gran diversidad biológica que todavía guarda esta región, por la vida y la belleza que aún conserva el Bosque de Agua.
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