Apenas unos años después de la Conquista y con la llegada de las misiones franciscanas con Fray Pedro de Gante, México celebró, entre villancicos y el levantamiento de una cruz gigante, la primera Navidad en la historia del país, según lo cuentan testigos de primera mano.
Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo).– La Navidad en México se suele celebrar todos los años en una mezcla de la tradición católica y sobre todo con añadidos muy locales: una cena familiar que se suele aderezar con platillos típicos de las distintas regiones del país, un festejo a medias entre la costumbre religiosa y la secular. Pero, ¿cuándo ocurrió el primer festejo navideño? Hace casi 500 años, de una forma muy diferente a la actualidad, en la época posterior a la Conquista y en los que una nueva Nación nacía bajo el yugo español y una evangelización que, precisamente, impulsó estos nuevos "festejos" de la mano de la fusión con algunos elementos locales ya presentes.
Todo ocurrió en 1528, apenas siete años después de la Conquista. Y cinco años después de un suceso clave para México, entonces por llamarse la Nueva España: la llegada de Fray Pedro de Gante, y sus franciscanos, que impulsaron el proceso de evangelización durante las décadas posteriores.
¿Cómo lo sabemos? Por un registro de primera mano, precisamente, de Fray Pedro de Gante. Muchos años después, en una carta dirigida al rey español de entonces, Felipe II, el misionero narra aquel momento en que nació en el nuevo continente una tradición que perduraría, con los cambios de cada época, en el país que resultaría de todos aquellos años: México.
La carta que narra la primera navidad en México
"[…] y como yo vi esto y que todos sus cantares eran dedicados a sus dioses, compuse metros muy solemnes sobre la Ley de Dios y de la fe, y cómo Dios se hizo hombre por salvar al linaje humano, y cómo nació de la Virgen María, quedando ella pura y sin mácula", le escribe de Gante a Felipe II, sobre los sacrificios mexicas y las tradiciones de aquellos años. La carta está fechada en 1558, casi 30 años después de aquella primera Navidad mexicana.
"[…] y esto dos meses poco más o menos antes de la Natividad de Cristo", describe el franciscano, con respecto a las celebraciones de los locales, "y luego, cuando se acercaba la Pascua, hice llamar a todos los convidados de toda la tierra, de veinte leguas alrededor de México para que viniesen a la fiesta de la Natividad de Cristo nuestro Redemptor, y ansí (sic) vinieron tantos que no cabían en el patio, que es de gran cantidad, y cada provincia tenía hecha su tienda adonde se recogían los principales, y unos venían de siete y ocho leguas, en hamacas enfermos, y otros de seis y diez por agua, los cuales oían cantar la mesma (sic) noche de la Natividad los ángeles", cuenta de aquel primer festejo decembrino ya con la tradición católica.
Fray Pedro cuenta al rey que los indios "vinieron a los principios por bien, y algunas veces por mal, a la obediencia de la Santa Iglesia y de V. M. [vuestra majestad] Dende (sic) entonces se continuaban las iglesias y patios de gente, que no cabían, a honra de nuestro Salvador Jesucristo lo que antes se hacía a honra de los demonios", argumenta. "Considere V. M. qué trabajos se pasarían hasta venir a estos términos; y ansí (sic) estando ellos aquella noche de Navidad en el patio de nuestro Padre", narra el franciscano.
Luego, la carta narra cómo se alzó aquel diciembre de 1528 "una cruz de doscientos pies en alto, la cual está hoy en día en el mismo patio", incluso décadas después. Fray Pedro argumenta que se sentía en la obligación de enseñar estas celebraciones a los "infieles" para "salvarlos".
La celebración del Panquetzaliztli
El Panquetzaliztli era la fiesta del nacimiento del dios patrono solar del pueblo mexica, Huitzilopochtli, festejos que se desarrollaban durante el solsticio de invierno, que al mismo tiempo coincidía con la celebración cristiana del nacimiento de Jesucristo.
Sergio Sánchez Vásquez, profesor investigador del Área Académica de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), explica que durante los festejos a la deidad, los grandes señores, los guerreros y los pochtecas (comerciantes mesoamericanos) debían aportar cautivos, quienes escenificaban la lucha de Huitzilopochtli contra los 400 huitznáhua y la Coyolxauhqui.
Agregó que tras la batalla simulada se procedía a realizar los sacrificios de los guerreros en la cima de la pirámide dedicada al dios patrono de Tenochtitlan en el Templo Mayor, donde les abrían el pecho para extirpar el corazón y ofrendar al Sol. Otro de los rituales que se llevaban a cabo consistía en escoger a un Painal (el presuroso o el que anda deprisa), quien representaba al Dios durante su juventud. Su objetivo era recorrer casi en su totalidad la Cuenca de México, para llevar consigo la buenaventura y las bondades de la deidad a todos los pueblos.
Por su parte, el investigador Gabriel Kenrick Kruell explica que "la mayoría de los estudiosos de la cultura mexica están de acuerdo en identificar a Huitzilopochtli con el sol e interpretan la fiesta de Panquetzaliztli como representación del nacimiento del astro".
"La fiesta de Panquetzaliztli, cercana al solsticio de invierno, celebraba no sólo el nacimiento de Huitzilopochtli-Sol ascendente sino también el destino al nadir del Tezcatlipoca-Sol descendente: las fuerzas de la obscuridad eran vencidas en el momento de su auge negativo en el sur", añade el experto.
Pero, como en general el proceso del nacimiento de México, muchas tradiciones se fundieron en una mezcolanza difícil de discernir con el paso de los siglos. Lo único cierto es que en el país aquellas navidades instauradas en el Siglo XVI continúan fuertes, tal y como soñó Pedro de Gante y sus misioneros, aunque con las evidentes mezclas y adendas que el tiempo, la religión y las propias costumbres de los mexicanos le fueron añadiendo, quitando y olvidando.