Author image

María Rivera

05/12/2024 - 12:01 am

Cultura II

"La Secretaría de Cultura, tendría que escuchar a quienes hacen la cultura en este país, y a quienes trabajan en el sector, de una buena vez".

México no destina mucho presupuesto a la cultura
"El dinero para la cultura cada vez es menos, en los estados, en el área federal, ya no digamos en el sector privado, tradicionalmente ajeno a las manifestaciones culturales". Foto: Cuartoscuro.

Déjeme le cuento, querido lector. Hace unos días estuve en un festival literario. De esos que ya no parecen existir, por lo menos en el país de la cuarta transformación. Un festival donde el gobierno decide invertir en cultura, en el que los autores son remunerados (¡y a tiempo!). En dicha reunión tuve la oportunidad de platicar con autores extranjeros que se mostraban muy asombrados del aparato cultural mexicano y su generosidad. Sí, ese aparato cultural único en el mundo que los dos últimos gobiernos han menospreciado cuando no atacado. Es un patrimonio de todos, excepcional. Pero es un patrimonio que puede morir de inanición y falta de ideas.

Yo sigo sin tener claro cuál es el proyecto cultural del gobierno de la presidenta Sheinbaum. No está claro qué pretende hacer. El gobierno pasado, muy pobre en ideas, solo lanzó su programa de cultura comunitaria, muy limitado y demagógico, como si el resto del país no existiera.

¿Seguirá el gobierno de Sheinbaum esa misma línea? ¿no tienen nuevas ideas, no hay un plan para fortalecerlo? ¿sabrán que la comunidad artística y cultural existe? Sí, parece broma, pero casi hay que preguntarlo. A veces me pregunto si realmente existen como tal, porque es evidente que los nuevos funcionarios parecen desconocer esas comunidades, descalificadas con prejuicios o franca ignorancia. Resentimientos que animan políticas culturales, ánimos revanchistas, justicieros se escuchan en quienes tienen que atender las necesidades artísticas y culturales ¿saldremos de ese discurso maniqueo que se asentó entre nosotros? Sería una pena que continuara, querido lector, pero albergo pocas esperanzas al respecto.

Obviamente, sin presupuesto para atender algo más allá de las necesidades básicas, es imposible plantearse un proyecto cultural sexenal. Si solo se va a sobrevivir, como el sexenio pasado, pues es comprensible que no exista ningún proyecto. O sea, significaría dejar que el barco se vaya hundiendo poco a poco, navegue a la deriva. Lo cual sería trágico, porque no sabemos cuánto más vaya a sobrevivir. Aún es pronto para saberlo, si somos justos, pero no se ve en el horizonte nada parecido a una política o proyecto cultural nacional. Tampoco se ve nada esperanzador para los artistas y trabajadores de la cultura, que han visto perdidas todas sus oportunidades laborales. Por la sencilla razón de que no hay trabajo, querido lector, porque la economía cultural está completamente deprimida. Pregúntele a los artistas, que han sobrevivido de milagro estos años. Sobre todo, aquellos que no han sido beneficiados con los apoyos gubernamentales que permanecen sin aumento alguno, y que son la mayoría.

El dinero para la cultura cada vez es menos, en los estados, en el área federal, ya no digamos en el sector privado, tradicionalmente ajeno a las manifestaciones culturales.

Es incomprensible que la izquierda haya causado este desastre en el área cultural, realmente. Un castigo del todo inmerecido para quienes se ocupan de la riqueza cultural que les encanta presumir a los políticos.

Y es que hay que recordar todo lo que se creó en las últimas décadas. El gran impulso que se le dio a la cultura con la creación de programas del FONCA, que terminó anexado a la Secretaría de Cultura, sujeto a la disponibilidad presupuestal, convertido en una dirección. Es cierto que no lo desaparecieron, pero le quitaron su autonomía y no aumentaron el presupuesto para ampliar la base de creadores con acceso a los estímulos, que es lo que se tendría que haber hecho.

Y si nos ponemos estrictos, tampoco se les ocurrió convertir al Sistema Nacional de Creadores de Arte en un sistema parecido al Sistema Nacional de Investigadores. Una injusticia añeja que los gobiernos de izquierda ni siquiera notaron: investigadores y académicos con plazas y salarios reciben, además, estímulos del Estado continuos, mientras los creadores y artistas, generalmente sin trabajos fijos y sin seguridad social, tienen que competir cada cuatro años por una beca y sobrevivir apenas sin trabajos.

Ese es el caso de muchísimos creadores ya mayores de setenta años que no consiguen trabajo, ni un estímulo, habiendo aportado al país durante toda su vida. Un estado vergonzoso para los creadores mayores, sometidos a la indignidad y la desesperación. No, a la Secretaría de Cultura, no se le ocurrió ampliar considerablemente los lugares en el sistema de Creadores Eméritos, que era ya desde antes, un espacio de caprichos y privilegios de los amigos de los funcionarios. En suma: decidieron dejar los programas tal cual, demostrando así el nulo interés en el sector artístico. Eso sí, usando los estímulos para hacer propaganda y desvirtuándolos al cambiar subrepticiamente la manera de elegir a los jurados.

No sé si en los altos ámbitos del poder cultural siquiera tengan idea o noción de la enorme deuda que tiene el Estado con una comunidad que solía caminar a su lado, y que desde hace seis años fue más maltratada que con los gobiernos “neoliberales”.  No me extrañaría que consideraran a los creadores como “fifís” o como “huevones, mantenidos”, como los considera tradicionalmente la derecha.

Sea como sea, la Secretaría de Cultura, tendría que escuchar a quienes hacen la cultura en este país, y a quienes trabajan en el sector, de una buena vez. Sería imperdonable que transcurriera un sexenio más y el gobierno continuara cometiendo las mismas injusticias, sobre todo cuando este gobierno podría corregirlas, de fondo. Tienen todo para hacerlo, pero tendrían que considerar digno al sector cultural como para invertir recursos, no quitárselos. Ojalá, a diferencia del sexenio pasado, escuchen.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

Opinión en video