Ahora sí, querido lector. Estamos entrando a una guerra de declaraciones con Donald Trump y su futuro gobierno. La presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado estos días aplomo e inteligencia al responder a las amenazas trumpistas.

A diferencia del gobierno anterior, el gobierno de México no se ha dejado amedrentar y ha respondido con energía. Lo aplaudo. López Obrador no reaccionó de esta manera el sexenio pasado… Hay ya una diferencia muy evidente entre ambos gobiernos y también, hay que decirlo, las amenazas son muy diferentes a las vertidas por el mismo Trump en su primera presidencia.

Ahora estamos entrando a un escenario mucho más duro, con un Trump radicalizado. La política migratoria, la política de seguridad y la política comercial con Estados Unidos estarán en crisis y serán una prueba enorme para la presidenta quien tiene frente a sí múltiples retos. Estoy segura que sabrá enfrentarlo, apoyada por el gabinete y por todos los mexicanos. Porque es obvio que los retos que se nos presentarán como nación, implicarán una política de unidad y de respaldo al gobierno mexicano.

El drama, qué digo, la tragedia en que se puede convertir el tema migratorio, ya de por sí terrible, requerirá de inteligencia y generosidad de parte del gobierno mexicano, lejos de plegarse a los deseos trumpistas como hizo López Obrador el sexenio pasado.

Estamos frente a un escenario inédito, al menos desde que ese país nos invadió hace más de un siglo, por tanto, es imposible saber si realmente Trump cumplirá con sus amenazas, o si solo está blofeando.

El problema, querido lector, es que no es solo un loco que llegó a la presidencia de ese país, sino el apoyo que obtuvo en las elecciones. Un caso parecido al de México, donde Morena y su ideario político arrasó. Trump y los republicanos también ganaron ampliamente y el futuro presidente tiene todos los incentivos para cumplir con sus ofertas de campaña, y realizar políticas muy lesivas contra los migrantes y los mexicanos.

Será en un par de meses que sabremos si llevará a cabo deportaciones masivas  y también si realizará algunas de sus amenazas de violentar nuestra soberanía territorial, si cumplirá con la imposición de aranceles a los productos mexicanos.

Como sea, la presidenta Sheinbaum hace muy bien en tomárselo completamente en serio y contraatacar. Habrá quien piense que son solo amenazas para negociar y que Trump sencillamente no las cumplirá. Yo creo, sin embargo, que Trump no solo las cumplirá, sino que está obligada a ello si quiere conservar el empuje con el que llegará a la presidencia.

En muy poco tiempo, pues, sabremos qué ocurrirá con ese horror renovado que llegará al poder con más bríos que nunca y sin mucho que perder: no hay ya para él una posible reelección.

Ese es el panorama más que inquietante que le espera a México. Esperemos que todas las fuerzas políticas, incluida la oposición, se comporten a la altura de los tiempos por venir, que la mezquindad no reine y que no utilicen la crisis para hacer una política sucia (y hasta vende patrias).

Porque cualquier irrupción en territorio nacional por parte del gobierno trumpista para combatir al narcotráfico es un riesgo enorme para todos, más allá de la filias y fobias políticas. Convertir al narcotráfico en terrorismo, es un riesgo para la nación, inconmensurable. Cualquiera que crea que esa es una buena idea, está equivocado. Esperemos que quienes creen que apoyar a Trump para golpear al actual gobierno, es buena idea se den cuenta a tiempo que ese no puede ser un camino legítimo de ninguna oposición.

Por supuesto, querido lector, el apoyo que habrá que darle al gobierno en esos días por venir, no implica, para nada, dejar de lado la crítica, muy merecida, a lo que ocurre internamente.

La desaparición de los órganos autónomos, la aplicación de la reforma judicial, todo lo que a su vez está sucediendo en el país y que ciertamente le está cambiando el rostro o desfigurándolo, aún no lo sabemos, es digno de toda nuestra atención.

¡Qué tiempo, querido lector! Las cosas que a su vez están ocurriendo en el mundo que, sin duda alguna, está cambiando de forma vertiginosa ¿no le parece?