Álvaro Delgado Gómez
20/08/2024 - 12:05 am
Los esbirros de Carlos Salinas
«Carlos Salinas, quien reside en Madrid con Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón como vecinos de país, hace política a través de los magnates que financian a MCCI y otros que no tienen relación directa con el juguete de González Guajardo».
El 8 de noviembre de 2020, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no cumplía dos años, revelé la lista de los multimillonarios que financian a Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el grupo de presión creado por el magnate Claudio X. González Guajardo, cuyos rasgos compartidos son haber sido favorecidos por Carlos Salinas de Gortari y ser enemigos de la Cuarta Transformación que ahora lidera Claudia Sheinbaum.
Al día siguiente de publicado mi reportaje, que detallaba también que González Guajardo construyó la coalición del PRIAN con asesoría de Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín —los tres también salinistas—, López Obrador expresó en su conferencia de prensa que él no sabía la identidad de los mecenas de MCCI:
“Cada vez que salía lo de Claudio X González decía yo que su organización era Mexicanos a favor de la corrupción… y hay quienes dudaban, pero ayer leí un reportaje de Álvaro Delgado sobre el financiamiento de este grupo que ha utilizado la bandera de la transparencia y el combate a la corrupción, y resulta que quienes patrocinan este grupo se han caracterizado por la corrupción y por sacar provecho al amparo del poder público”.
La lista de mecenas de MCCI que publiqué con base en información verificada estaba encabezada, como lo sigue estando, por integrantes y expresidentes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), organismo que agrupa a los más ricos de México, y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), empezando por Claudio X. González Laporte, padre del fundador de MCCI y asesor personal de Salinas de Gortari; el discreto pero muy influyente Valentín Diez Morodo; Germán Larrea Mota Velasco, presidente del Grupo México, y Antonio del Valle Ruiz, expresidente de los banqueros del país, todos de sello salinista.
En aquella ocasión, en el ya lejano 2020, López Obrador prometió investigar si el financiamiento de los oligarcas a MCCI era legal:
“Los que están financiando son empresarios muy poderosos, ojalá y aclaren si es cierto que están dando dinero y cómo es que se deduce de impuestos. Hay que revisar si es legal, porque no ingresan ese dinero al presupuesto público, si no tienen autorización para entregarlo a esta asociación y debe haber otras (organizaciones). Entonces vamos a hacer la revisión y aquí vamos a aclarar lo que están aportando”, anunció.
Pero el gobierno de López Obrador nunca investigó nada, pese a que cuenta con todos los recursos legales, humanos y tecnológicos para identificar si, efectivamente, hay un desvío de recursos fiscales al grupo de presión de González Guajardo, quien ha sido el jefe de la oposición con el financiamiento que también recibe del gobierno de Estados Unidos.
El miércoles 14, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Pablo Gómez, difundió la lista de los mecenas de MCCI, casi la misma que di a conocer en 2020, aunque con cifras actualizadas. Prometió también que se investigará si hay actos indebidos o ilegales del organismo que ahora preside María Amparo Casar Pérez. Pero si no se hizo nada en cuatro años, menos en el mes que le queda al gobierno actual.
¿Por qué ocupo este espacio para recordar un trabajo propio de investigación periodística de hace cuatro años? Por tres razones. La primera porque existe un silencio mediático casi total sobre MCCI, que no es una asociación civil de periodistas y por tanto no hace periodismo, sino un grupo de presión al servicio de quienes lo financian: La oligarquía fortalecida por Salinas de Gortari.
En segundo lugar, porque en la disputa por el poder y el rumbo de la nación, es indispensable identificar desde el periodismo a quienes impulsan cada uno de los proyectos y los intereses que defienden, con nombres, apellidos, el financiamiento de sus acciones y sus ámbitos de poder en el poder público y en el poder fáctico.
Y en tercer lugar, porque además de identificar a los grupos de poder en México que participan en la disputa entre mexicanos, por la vía legal o de la presión como lo hace MCCI, el Consejo Mexicano de Negocios y el Consejo Coordinador Empresarial, hay también un protagonista extranjero cuyo injerencismo es inaceptable: El gobierno de Estados Unidos.
Después de la paliza que la oposición de derecha recibió en la elección del 2 de junio, se han vuelto a reagrupar personajes y organismos nacionales —y de Estados Unidos— para presionar al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para que manipule al capricho de ellos la Constitución en la asignación de los 200 diputados federales plurinominales.
El objetivo obvio de este amasijo de intereses es que Morena y sus aliados no obtengan la mayoría calificada en las cámaras del Congreso para modificar la Constitución por sí solos y no hacer la reforma al Poder Judicial de la Federación, al que consideran su patrimonio para frenar, como lo han hecho en energía y electoral, todo cambio de fondo.
Aun si la oposición financiada por los oligarcas de México y del gobierno de Estados Unidos fracasan en su ofensiva para que se viole la Constitución en la distribución de plurinominales y tampoco logran frenar la reforma al Poder Judicial, se debe tener claro que se seguirán articulando en otras iniciativas contra Sheinbaum, a quien desde ahora ya están retando.
Sí: López Obrador se va, pero el pleito de los oligarcas con la Cuarta Transformación será permanente. La razón es sencilla: Son los esbirros de Carlos Salinas los que están movilizados contra Sheinbaum y el proyecto que fue avalado por una gran mayoría.
El núcleo salinista sigue estando políticamente muy activo, incluyendo al presidente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, cuya retórica falsamente antineoliberal puede confundir, y dispone de multimillonarios recursos y con el poder mediático en prensa, radio, televisión, medios digitales y asociaciones civiles.
Carlos Salinas, quien reside en Madrid con Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón como vecinos de país, hace política a través de los magnates que financian a MCCI y otros que no tienen relación directa con el juguete de González Guajardo, como Ricardo Salinas Pliego, a su vez al frente de un entramado de intereses facciosos también salinistas.
En esta disputa por el rumbo de México, y ya con López Obrador en el retiro, los salinistas se seguirán endureciendo. Es la mafia del poder económico, político y mediático que está soliviantando a los trabajadores del Poder Judicial Federal que, por gusto o por ignorancia, defienden los privilegios de sus jefes. Esto apenas empieza…
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