El petróleo reinará el planeta durante esta década, prevén la mayoría de los analistas. Y es probable que el consumo masivo de hidrocarburos se extienda aún más allá. Es mala noticia para el medio ambiente y buena noticia para quien posea crudo y/o tenga fierros para refinarlo, como México.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).– Si bien la transición energética ha sido implementada por la mayoría de los países para frenar el cambio climático, al reemplazar los combustibles fósiles por fuentes renovables –como la energía solar y la eólica–, la demanda mundial de petróleo no se ha frenado y, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la OPEP, aumentará este año a récords mayores de lo previsto, alcanzando su punto máximo en 2030.
Este concepto del «tope del petróleo», que consiste en la capacidad de extracción máxima antes de que la producción disminuya de forma irreversible, ha dominado el debate de organismos internacionales durante décadas como parte de la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables. Pero, ¿qué hay detrás de estas cifras sobre la demanda de crudo y qué impide su descenso?
Los expertos en temas de energía consideran que uno de los obstáculos para esta transición es el transporte, el mayor consumidor de petróleo, pues representa alrededor del 60 por ciento de los 100 millones de barriles que se consumen a nivel mundial cada día.
«Recordemos que una parte fuerte de los hidrocarburos lo consume el transporte a través de la gasolina, por eso entre más autos eléctricos haya, menor será esta dependencia», explicó César Rivera, investigador en transición energética y medio ambiente del CIEP.
A esto se suma la poca demanda de los autos eléctricos, que si bien están teniendo un impacto en países de Europa, a nivel mundial sólo el 18 por ciento de todos los carros nuevos vendidos en 2023 fueron de este tipo. En México sumaron un total de 14 mil 45 unidades vendidas el año pasado y la participación de mercado del segmento de coches electrificados (híbridos y eléctricos) fue de 5.4 por ciento, de acuerdo con el «Registro Administrativo de la Industria Automotriz de Vehículos Ligeros», publicado por el Inegi.
De acuerdo con el reporte de junio de la AIE, el consumo mundial de crudo y combustibles líquidos aumentará 1.1 millones de barriles de petróleo diarios (bpd) a 103 millones de bpd este año. El pronóstico es mayor a su previsión anterior, la cual era de 102.8 millones de barriles diarios.
En el caso de Estados Unidos, la agencia espera que la producción de petróleo aumente unos 310 mil barriles por día, a 13.24 millones de bpd este año, es decir, unos 40 mil barriles diarios más que su previsión de mayo.
Este crecimiento de la demanda de petróleo, según la AIE, estará dominado por las economías asiáticas, especialmente India y China, a medida que continúe el giro de la demanda de petróleo hacia los mercados emergentes.
En otro reporte sobre el mismo escenario, la agencia que asesora a los gobiernos en política energética destacó que en las políticas actuales de los países se vislumbran picos en la demanda de petróleo, gas natural y carbón en esta década, la primera vez que esto ocurre.
«Mientras que el uso del carbón entrará en un pronunciado declive después de 2030, la demanda del gas y el petróleo se mantendrá cerca de su nivel máximo durante las próximas dos décadas», se lee en su informe anual «Perspectivas de la Energía en el Mundo».
La AIE alertó en su reporte que, tal y como están las cosas, la demanda de combustibles fósiles seguirá siendo demasiado alta para mantener el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1.5 grados centígrados.
“Esto no sólo puede empeorar el impacto climático tras un año de calor récord, sino también socavar la seguridad del sistema energético, que se construyó para un mundo más frío y con menos fenómenos meteorológicos extremos”, advirtió la agencia.
Pese a estos datos, Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, consideró que “la transición a las energías limpias se está produciendo en todo el mundo y es imparable. No es una cuestión de ‘si’, sino de ‘cuándo’, y cuanto antes mejor para todos”.
Lo mismo opinó Arturo Carranza, director de proyectos de energía de AKZA Consultores. «Hay una presión muy grande de organismos internacionales con respecto a que las empresas petroleras avancen de manera más en la reducción de su huella de carbono porque sus metas no son suficientes para evitar que la temperatura del planeta esté por debajo de 1.5 centígrados, que es el umbral para darle viabilidad a la vida humana».
Las revisiones al alza de la demanda de petróleo, debido a la ralentización del consumo, han provocado reacciones positivas para los mercados del crudo, según un análisis financiero de UBS.
La AIE espera ahora una producción mundial de petróleo de unos 102.6 millones de bpd. Este ajuste se debe a que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Aliados (OPEP+), entre los que se encuentra México, anunció planes para aumentar el bombeo a partir del cuarto trimestre de este año.
De acuerdo con datos de la OPEP+, la demanda mundial alcanzó un récord de más de 100 millones de barriles diarios en 2023, un 2.6 por ciento más que en 2022.
LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO
El llamado «oro negro» ha incrementado su precio en los últimos años y actualmente se comercializa aproximadamente en 80 dólares por barril, aún lejos de los 100 dólares de su época de auge. El crudo Brent es el punto de referencia utilizado para el mercado mundial del petróleo ligero (Europa, África y Oriente Medio), mientras que el crudo de Texas WTI es la referencia para el mercado de petróleo ligero de los Estados Unidos.
De acuerdo con expertos en temas energéticos, el petróleo Brent tiene un contenido de azufre del 0.40 por ciento y es menos “dulce” en comparación con el crudo WTI, que tiene un nivel de azufre más bajo del 0.24 por ciento. Esto hace que sea ligeramente mejor en términos de facilidad de refinación.
México, al ser un país productor de crudo, ha sacado ventaja de este contexto mundial en sus exportaciones para vender a un precio competitivo. El año pasado, la Mezcla Mexicana de Exportación se ubicó en 70.98 dólares por barril, un 28 por ciento más en comparación con 2019, cuando fue de 55.53 dólares por barril. En mayo de este año el precio promedio del barril fue de 74.32 dólares.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el petróleo crudo se clasifica dependiendo de los grados API (American Petroleum Institute), considerando valores menores a 30 como pesados y por arriba de este número como ligeros. En México se divide en tres tipos conforme a su densidad: Olmeca, Istmo y Maya.
El Olmeca es considerado crudo «Extra Ligero» y debido a sus características lo hace un buen productor de lubricantes y petroquímicos; el Istmo es un crudo «Ligero» utilizado en la realización de gasolina y destilados intermedios, mientras que el Maya, al ser un crudo «Pesado», es la principal fuente de energía para uso doméstico.
El último tipo de crudo constituye casi la mitad del total de la producción en México y el Puerto de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, es el mayor comercializador de crudo Maya.
Los especialistas en temas energéticos dividen sus opiniones respecto a la política energética que ha implementado el Gobierno federal en este sexenio, la cual se ha encaminado a la autosuficiencia de combustibles.
«La política energética actual tenía como objetivo importar menos combustibles y por eso fue la construcción de la refinería Dos Bocas. Digamos que se cumplió esa meta, pero se dejó de avanzar en los compromisos internacionales de reducir las emisiones», consideró César Rivera, investigador del CIEP.
Para Arturo Carranza, experto en temas de energía, la política energética de México «debe transitar hacia una transición energética y depender cada vez menos de los combustibles fósiles».