Andrés Manuel López Obrador, el primer Presidente emanado de la izquierda en la historia del país, inicia la recta final de su mandato con niveles de popularidad altos y un paquete de reformas que podría aprobarse en los próximos meses. Se trata, en palabras de analistas, de una gestión que será recordada por ser cercana a la gente, en especial de los más pobres.
Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo).– Este domingo comienza la cuenta regresiva de 100 días para el final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el primer Presidente de izquierda en la historia del país que llegó al poder luego de tres intentos y después de fundar Morena, su propio partido que en la última elección conquistó –con un número aplastante de votos– de nueva cuenta la Presidencia y la mayoría en el Congreso, lo que le permitirá consumar su ambicioso «Plan C».
El hijo de Manuela y Andrés Manuel, nacido hace 70 años en Tepetitlán, municipio de Macuspana, Tabasco, pondrá fin a su largo viaje en la política el 1 de octubre cuando entregue la banda presidencial a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, a quien considera una compañera de lucha desde que el era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
«Yo ya me retiro por completo, voy a atender a mi familia y ya les dije que no se hablará más de política”, reiteró el Presidente López Obrador el pasado 18 de junio sobre su pronto exilio en «La Chingada», un rancho que pertenece a su familia y que está ubicado en Palenque, Chiapas. “No voy a viajar en aviones comerciales, no quiero ir a una biblioteca y que me tomen una foto, no. Va a ser muy difícil que me deje tomar una foto hacia adelante”.
De acuerdo con expertos en política, AMLO, como mejor se le conoce entre sus simpatizantes y opositores, será recordado por ser un líder que transformó la manera de gobernar en México, estableciendo a contra corriente una política de austeridad y un modelo económico de carácter humanista que lo acercó a la gente, en especial a las clases más bajas del país, a quienes les prometió en campaña: «Por el bien de todos, primero los pobres».
«López Obrador es un Presidente popular, activo, que comunica permanentemente lo que hace con la gente», dijo en entrevista el economista y politólogo Mario Campa al destacar el éxito de las conferencias matutinas del mandatario federal.
«Las mañaneras», como se les llamó a las conferencias matutinas del Presidente, han sido una plataforma de comunicación para el tabasqueño desde el 3 de diciembre de 2018, cuando se realizó su primera conferencia de prensa desde Palacio Nacional. Desde entonces, la figura presidencial pasó de ser solemne y aislada a abrirse y llegar a los hogares de miles de mexicanos a través de su canal de YouTube y en medios de comunicación que retoman su discurso.
«Yo creo que Andrés Manuel tiene una profunda incidencia en la manera de hacer política e interactuar con el pueblo, las fuerzas políticas y con los medios de comunicación. No solo es una serie de reformas, sino el inicio real de un cambio de régimen en México», consideró Eduardo R. Huchim, exconsejero del entonces Instituto Electoral del Distrito Federal.
A partir del 1 de diciembre de 2018, cuando AMLO asumió la Presidencia, anunció un cambio de régimen que echaría abajo los privilegios de unos cuantos, la llamada Cuarta Transformación, un proyecto político que estaría a la altura de otros tres momentos clave en la historia de México: la guerra de Independencia (1810-1821), la Guerra de Reforma (1858-1861) y la Revolución (1910-1920).
Esta transformación de la vida pública del país, opinan analistas, ha sido posible gracias a la implementación de una serie de políticas, como el aumento al salario mínimo por encima de la inflación, la austeridad republicana en las dependencias de gobierno que acotó los privilegios de funcionarios y las pensiones para adultos mayores que después se convirtieron en un derecho constitucional, además de una serie de reformas enviadas al Congreso.
«Creo que López Obrador le dio una sacudida al sistema político mexicano, el cual tenía fases negativas, particularmente la corrupción que se exacerbó en el sexenio de Peña Nieto», detalló el también escritor y periodista Eduardo Huchim.
Otro de los rasgos que marcará el sexenio de López Obrador es que fue el primer Presidente de México en poner su gestión bajo escrutinio de los mexicanos a través de la Revocación de Mandato, un ejercicio de democracia participativa que fue cuestionado por la oposición, pero que finalmente se llevó a cabo el 10 de abril de 2022.
La jornada de consulta organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), donde la ciudadanía pudo decidir si Andrés Manuel seguía en la Presidencia, reafirmó la alta aprobación que mantiene en las encuestas de valoración: casi el 92 por ciento votó por su permanencia.
Sin embargo, la consulta no atrajo a tantos mexicanos como para que su resultado fuera vinculante: participó menos del 18 por ciento del electorado, muy lejos del 40 por ciento que se necesitaba. Un requisito que podría cambiar, pues se contempla que baje a 30 por ciento en una de las reformas del «Plan C».
EL PRESIDENTE CON LA MÁS ALTA APROBACIÓN
Para los especialistas, esta serie de reformas y políticas que el Presidente ha ejecutado en su sexenio le han valido altos niveles de aprobación y su popularidad descansa en tres pilares: el éxito de los programas sociales, la comunicación con la gente a través de las mañaneras y giras, y el fracaso de la oposición.
«Los porcentajes de aprobación que ha tenido nos habla de un Presidente popular y eso tiene grandes implicaciones, tanto para lograr apoyo en sus políticas, como a la hora del impacto electoral a favor del partido que representa», explicó el politólogo Mario Campa. «Sería de las aprobaciones más altas de la historia reciente de México».
De acuerdo con el ponderado de encuestas de Oraculus, la aprobación del Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido alta desde que inició su sexenio, con niveles que van desde 61 por ciento (el más bajo) y 81 por ciento (el más alto).
Este ponderado de Oraculus, que da seguimiento y agrega los resultados de las principales encuestas públicas de aprobación presidencial, arroja que en en diciembre de 2018, cuando López Obrador asumió el cargo, el 76 por ciento lo aprobaba y el 14 por ciento lo desaprobaba.
Para diciembre de 2019, el primer año de su gestión, tenía el 71 por ciento de aprobación y 25 por ciento de desaprobación. En el mismo mes de 2020, año de la pandemia, su aprobación se ubicó en 66 por ciento y en 27 por ciento la desaprobación.
Para la mitad de su sexenio, el Presidente recuperó unos puntos porcentuales en su aprobación, ubicándose en 69 por ciento, con un 26 por ciento de rechazo.
En diciembre de 2022 registró 65 por ciento de aprobación y 31 por ciento de desaprobación. Para 2023, el penúltimo año de su gestión, su popularidad subió a 68 por ciento y bajó a 29 por ciento su desaprobación.
En abril de este 2024, última medición que se tiene de las encuestadoras, su aprobación continúa alta y se espera que se mantenga en ese nivel: 66 por ciento de aprobación y 30 por ciento de desaprobación.
Al comparar la aprobación del tabasqueño con la de los últimos cuatro expresidentes mexicanos, se observa que López Obrador es el mandatario federal con los niveles de aprobación más altos en toda su gestión.
Según el ponderado de Oraculus, el primer año de gestión de Andrés Manuel su aprobación fue de 71 por ciento; con el priista Enrique Peña Nieto fue de 47 por ciento; con los panistas Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada fue de 65 y 58 por ciento, respectivamente, y con Ernesto Zedillo Ponce de León fue de 38 por ciento.
Como suele suceder con la popularidad de todos los presidentes, para los siguientes años la aprobación de casi todos se redujo. Al corte del mes de marzo del sexto año de cada gobernante, las mediciones quedaron de la siguiente manera: López Obrador (66 por ciento), Peña Nieto (23 por ciento), Calderón Hinojosa (61 por ciento), Fox Quesada (63 por ciento) y Zedillo (64 por ciento).
«Estos niveles de aprobación nos dicen qué tanto el Presiente actuó bien a lo largo de su sexenio», sopesó Campa.
En esto coincidió el exconsejero Huchim al acentuar que estos niveles de aprobación del Presidente se tradujeron en votos para su partido en la elección del pasado 2 de junio, en donde la candidata Claudia Sheinbaum Pardo obtuvo 35.9 millones de votos (59.75 por ciento), mientras que Morena, junto con sus aliados PT y Partido Verde, consiguieron las dos terceras partes en la Cámara de Diputados y se quedaron a unos escaños en el Senado.
«La mejor prueba de que el Gobierno de López Obrador ha sido exitoso es el contundente triunfo de la candidata de Morena, que promete continuar con este proyecto. Esta contundencia y esa alta valoración que tiene el Presidente en este momento me parece que son las mejores pruebas del éxito de este gobierno».
EL «PLAN C» A PUNTO DE CONCRETARSE
El triunfo electoral obtenido el pasado 2 de junio coadyuvará para que el Presidente López Obrador concrete el «Plan C», su último paquete de reformas que envió al Congreso el pasado 5 de febrero en un tercer intento de reformar la Constitución para desaparecer organismos autónomos y transformar al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Poder Judicial de la Federación (PJF).
El llamado «Plan C», que contiene una veintena de reformas que resultaron del rechazo de dos paquetes anteriores y que ha sido cuestionado por partidos de oposición y algunos analistas, podría aprobarse sin problemas en septiembre cuando inicie la LXVI Legislatura.
La reforma que más ha causado polémica es la del Poder Judicial, la cual plantea lo siguiente:
–Elección popular de ministros de la Suprema Corte, magistrados de Circuito, jueces de Distrito, magistrados electorales e integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial.
–Reducción del Pleno de la Suprema Corte, de 11 a 9 ministros, y desaparición de las salas.
–Sustitución del Consejo de la Judicatura Federal por un órgano de administración judicial y un Tribunal de Disciplina Judicial con independencia de la SCJN.
–Prohibición de otorgar suspensiones contra leyes con efectos generales.
–Plazos máximos de seis meses para resolver asuntos fiscales y de un año para asuntos penales.
–Renovación de todos los cargos de ministros, magistrados y jueces en la elección extraordinaria que se celebre en 2025.
«Una de las reformas que más ha tenido reacciones es la del Poder Judicial, porque cambiaría la forma de designar a los jueces, magistrados y ministros y someterlos al voto popular», detalló el exconsejero Huchim al subrayar que la oposición no debe temerle al voto popular. «Hay una concepción que yo no comparto y es la de suponer que el electorado mexicano es un menor de edad y que necesita tutela, el electorado mexicano no va a elegir a gente corrupta para la Suprema Corte».
La gran mayoría de analistas y parte de los políticos de oposición concuerdan en que el Poder Judicial necesita reformarse y por ello han conformado una ruta para la discusión en torno a la reforma.
La Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, que preside Juan Ramiro Robledo, tiene prevista la realización de ocho foros, tres de ellos en San Lázaro y cinco más en Jalisco, Chiapas, Coahuila, Puebla y Sinaloa.
Los foros comenzarán el miércoles 26 en la Cámara de Diputados y un día después se llevará a cabo el segundo en Jalisco con el tema «Organización del Poder Judicial y del Consejo de la Judicatura».
Se prevé que para el 31 de julio o agosto se realice el penúltimo foro en San Lázaro sobre el tema más polémico: la reducción y elección democrática de ministros de la Suprema Corte. El cierre de los foros será el 6 de agosto en Sinaloa.
Esta apertura al diálogo fue celebrada por el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), que el pasado 13 de junio anunció que se sumará a los diálogos y a la deliberación sobre la propuesta de reforma constitucional al Poder judicial que presentó el Presidente Andrés Manuel López Obrador y que forma parte medular del «Plan C».
“El pleno del Consejo de la Judicatura reconoce la apertura que ha manifestado la doctora Claudia Sheinbaum Pardo para que la propuesta de reforma se someta a un proceso amplio de discusión y difusión entre la sociedad mexicana y, especialmente, entre profesionistas y estudiosos del Derecho”, expresó el CJF en un comunicado publicado a través de su cuenta de X, antes Twitter.
El Consejo de la Judicatura Federal es presidido por Norma Lucía Piña, también Ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
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— CJF (@CJF_Mx) June 13, 2024
Los especialistas discrepan en el tiempo que debe durar la discusión de estos foros, unos coinciden con el partido Morena en que tres meses es suficiente para el debate, otros opinan que debe ampliarse.
«Yo creo que hay suficientes semanas como para tener una discusión seria e inteligente al respecto, yo creo que sí dan los tiempos, pero si hubiera consideraciones donde no hay consenso, la reforma se tendría que pasar a la siguiente Legislatura», estimó el politólogo Mario Campa.
Para la maestra Abril Jiménez Garrido, académica de la UNAM, debe extenderse el tiempo para analizar esta reforma.
«Se requiere un análisis amplio de esta reforma, con especialistas y ciudadanos, se deben de puntualizar todos los puntos y creo que lo más viable sería que se aprobará hasta que entre la siguiente administración presidencial».
El Presidente López Obrador ha expresado su deseo de que la reforma al Poder Judicial se apruebe antes del 1 de octubre, día en que le entregará la banda presidencial a la primera Presidenta de México.
“Hay mucho influyentísimo y mucha corrupción, por eso consideramos que si se eligen los jueces puede limpiarse el Poder Judicial”, aseguró el Presidente en su conferencia matutina del pasado 20 de junio en donde también envió un mensaje a la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). «Con todo respeto, quién les autorizó a ellos a meter su cuchara en asuntos nuestros, es como si yo doy una opinión sobre porque no informan la ampliación de los plazos para juzgar a García Luna después de que llevan tanto tiempo dando largas, no me corresponde meterme en eso”.
Además de concretar la aprobación del «Plan C», López Obrador carga con otros pendientes antes de terminar su sexenio, entre ellos reducir los índices de violencia y esclarecer la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
“Yo voy a presentar un informe, no uno, dos o tres antes de irme. Uno se los voy a entregar el día 3 de julio a los padres, a uno por uno de los padres, aquí (Palacio Nacional), porque no quiero entregar los documentos nada más a los representantes, porque esos están ya con una postura y quiero que se conozca todo, todo completo”, anunció el Presidente cuando solo le quedan 100 días para terminar su gobierno.
Los expertos en política consideran que, a diferencia de otros expresidentes, López Obrador no bajará su ritmo de trabajo en este último tramo de su gestión, ni cederá el protagonismo a la nueva Presidenta Claudia Sheinbaum, al contrario.
«Yo creo que van a ser 100 días muy activos, hay que recordar que López Obrador es un Presidente que ha estado cercano a la gente, que ha mostrado presencia territorial y para él es importante agradecer a la gente y dar el mensaje de que hay que apoyar a la siguiente Presidenta», prevé el politólogo Mario Campa.