A pesar de que el Presidente Vladímir Putin reconoció que los sospechosos eran "islamistas radicales", vinculó a Ucrania por el ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall.
MOSCÚ (AP) — Las autoridades rusas insistieron el martes en que Ucrania y Occidente tuvieron un rol en el reciente ataque contra una sala de conciertos, a pesar de que Kiev ha negado con vehemencia estar involucrado y una filial del grupo extremista Estado Islámico se atribuyó el atentado.
Sin presentar evidencia alguna, Alexander Bortnikov, director del Servicio Federal de Seguridad (conocido como FSB), hizo eco de aseveraciones del Presidente Vladímir Putin, quien vinculó el ataque con Ucrania aunque reconoció que los sospechosos arrestados eran “islamistas radicales”.
Una filial del Estado Islámico se atribuyó el hecho, y la inteligencia estadounidense dijo tener información que confirma que el grupo fue el responsable. El Presidente francés Emmanuel Macron señaló que Francia también tiene información que apunta a que “una entidad del EI” fue la responsable del atentado.
Pero a pesar de todo ello, Putin insistió en que Ucrania estuvo involucrada, algo que el Presidente ucraniano Volodímir Zelenski rechazó, acusando al líder ruso de tratar de incitar el fervor patriótico cuando fuerzas rusas batallan en Ucrania.
Bortnikov alegó que las agencias de espionaje occidentales también pudieron estar involucradas en el ataque más mortífero en suelo ruso en dos décadas, aun cuando admitió haber recibido una advertencia estadounidense sobre el atentado.
“Creemos que islamistas radicales prepararon la acción, mientras que los servicios especiales occidentales asistieron y los servicios especiales ucranianos tuvieron una participación directa en ello”, afirmó Bortnikov sin dar detalles.
Repitió la aseveración de Putin de que cuatro hombres armados trataban de huir a Ucrania cuando fueron arrestados, pintándolo como muestra del involucramiento de Kiev.
Esa aseveración, sin embargo, se vio levemente socavada por el autoritario Presidente bielorruso Alexander Lukashenko, quien el martes dijo que los sospechosos se dirigían a Ucrania por temor a los estrictos controles en la frontera con Bielorrusia.
Rusia sigue conmocionada por el ataque del viernes, cuando pistoleros mataron a 139 personas en la sala de conciertos Crocus City Hall a las afueras de la capital, Moscú. Funcionarios de salud dijeron que unas 90 personas siguen hospitalizadas y que 22 de ellos, incluyendo dos niños, están en condición grave.
Cuatro hombres acusados de perpetrar el ataque comparecieron ante un tribunal de Moscú el domingo por cargos de terrorismo. Presentaban signos de haber sido severamente golpeados y uno de ellos apenas parecía consciente durante la vista.
Los sospechosos son ciudadanos de Tayikistán, según las autoridades, y fueron identificados por los investigadores como Dalerdzhon Mirzoyev, de 32 años; Saidakrami Rachabalizoda, de 30; Shamsidin Fariduni, de 25; y Mukhammadsobir Faizov, de 19 años. Están acusados de cometer un acto terrorista con resultado de muerte. Este delito acarrea una sentencia máxima de cadena perpetua.
Un alto cargo de seguridad de Turquía confirmó el martes que dos de los atacantes pasaron un “breve periodo de tiempo” en el país antes de viajar juntos a Rusia el 2 de marzo.
Uno de los acusados, Fariduni, entró en Turquía el 20 de febrero, se registró en un hotel en el distrito de Fatih de Estambul al día siguiente y abandonó el establecimiento el día 27, de acuerdo con el funcionario. El otro, Rachabalizoda, se registró en un hotel en el mismo distrito entre el 5 y el 21 de enero.
Las autoridades turcas creen que los dos sospechosos “se radicalizaron en Rusia” porque no estuvieron en Turquía mucho tiempo, agregó. No tenían órdenes de detención pendientes, por lo que pudieron viajar libremente entre Rusia y Turquía, apuntó el funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a realizar declaraciones públicas.
El Estado Islámico, que perdió gran parte de su territorio tras la acción militar rusa en Siria, ha atacado a Rusia desde hace tiempo. En octubre de 2015, una bomba colocada por el grupo extremista derribó a un avión ruso sobre el desierto de Sinaí, matando a las 224 personas a bordo, la mayoría rusos que regresaban de pasar vacaciones en Egipto.
El grupo, que opera principalmente en Siria e Irak pero también en Afganistán y África, también se ha atribuido varios atentados en el Cáucaso ruso y otras regiones en años pasados. Ha reclutado combatientes de Rusia y otras partes de lo que era antes la Unión Soviética.
El lunes, Putin advirtió que podría haber más ataques, alegando un posible involucramiento de Occidente. No mencionó la advertencia que Estados Unidos le pasó discretamente a Rusia dos semanas antes del ataque.
Tres días antes del ataque, Putin denunció el mensaje del 7 de marzo propagado por la embajada estadounidense en Moscú, el 7 de marzo, en que advertía a sus ciudadanos evitar multitudes, incluyendo salas de concierto. Putin en ese entonces lo calificó de un intento de sembrar pánico y “chantajear” al Kremlin antes de las elecciones presidenciales.
Bortnikov dijo que Rusia estaba agradecida por la advertencia, pero la calificó de demasiado vaga.
“La información sobre preparativos para ataques terroristas contra grandes concentraciones de personas fue de una naturaleza general”, aseveró. “Por supuesto que reaccionamos en base a esa información y tomamos las medidas necesarias para evitar ese tipo de incidentes”.
Añadió que el FSB actuó con base en la pista, actuando contra una serie de sospechosos que no identificó y que eventualmente se demostró que no estaban involucrados.
“Estamos agradecidos, por supuesto, pero preferiríamos haber recibido datos específicos”, dijo Bortnikov.