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Álvaro Delgado Gómez

13/02/2024 - 12:05 am

Detrás de la foto Xóchitl-Calderón

«Ella detesta a Calderón, como éste aborrece a Vicente Fox y Carlos Salinas abomina a Ernesto Zedillo y algunos a Enrique Peña Nieto, pero todos se unifican cuando defienden los mismos intereses».

Desde que hace dos décadas el excanciller Jorge Castañeda Gutman convocó a liquidar a Andrés Manuel López Obrador “a la buena, a la mala y de todas las maneras posibles”, la derecha en México entró en un tobogán de envilecimiento, cuya consagración a la mentira la resumió recientemente el periodista Raymundo Riva Palacio en un apotegma infame: “La verdad ya no es relevante”.

Esta frase de Riva Palacio, quien trabaja para Televisa y El Financiero y antes para Carlos Salinas de Gortari en la agencia Notimex —confidente además del narcotraficante Genaro García Luna—, quedará como vergüenza para el periodismo que tiene como deber principal la búsqueda de la verdad, pero también es oprobioso para la política con dimensión ética.

Esta degradación de la derecha política, intelectual, académica y mediática ha sido motivada también por el publicista Carlos Alarzaki, quien acuñó, en febrero de 2022, una frase que es  tomada por esta coalición como mandamiento religioso: “Entre más mentiras des contra Morena, mejor te va”.

No es que Alazraki sea más innovador, sino que es más cínico, porque la derecha panista exhibió su carácter bajuno con la estrategia de miedo contra López Obrador en 2006, fundado en el adagio de Germán Martínez Cázares: “Es tan aceptable una campaña de miedo como una de alegría”.

En 2012, el PAN manipuló burdamente en un spot el discurso de López Obrador en Tlatelolco para hacerlo decir que estaba a favor de la vía armada, cuando en realidad dijo lo contrario, y el objetivo era otra vez el desprestigio.

Se trata de campañas de miedo que cuestan mucho dinero y que se financian con recursos públicos y/o privados de los grupos de interés de la derecha. En 2006, Felipe Calderón se lo dijo cínicamente a un grupo de empresarios.

“Napoleón decía que las guerras se ganan con tres cosas: dinero, dinero y dinero, así que, bueno, déjenlo como un mensaje subliminal”, les dijo a inversionista alemanes que, como otros, le dieron mucho dinero para iniciar la guerra que ha bañado de sangre al país.

De 2004 a 2024, de Castañeda a Riva Palacio, la derecha ya debería haber aprendido que las multimillonarias campañas de guerra sucia y de mentiras no funcionan. Gastan dinero y tiempo, mientras el apoyo popular a PRI, PAN y PRD se derrumba.

Pero no: En vez de ir a atender las demandas ciudadanas y generar un auténtico proyecto de nación, se aferran a un modelo que hará más hondo el hoyo donde yacen.

Ahora mismo está en marcha una vasta campaña propagandística para asociar al presidente López Obrador y a Morena con el narcotráfico, cuya dimensión es análoga a la que se instrumentó, hace dos décadas, contra él para hacerlo gemelo de Hugo Chávez, también con base en informes del gobierno de Estados Unidos, cuyo injerencismo es histórico.

Si ahora el gobierno de ese país y la DEA emplearon a periodistas de por lo menos cuatro medios —ProPublica, InSight Crime, Deutsche Welle y Reforma— para sembrar la insidia de que dinero sucio llegó a López Obrador, al inicio del siglo fueron personajes como Castañeda, quien se ufanó de haber sido el primero que pensó en ligarlo a Chávez, y el consultor Dick Morris.

Como ahora, a unos meses de la elección, Morris publicó, el 3 de abril de 2006, en The New York Times que López Obrador había recibido “grandes fondos del presidente Hugo Chávez”.

Igual que ahora también, Morris dijo que había informes del gobierno de Estados Unidos sobre el dinero de Venezuela a López Obrador:

“El mes pasado el representante Jin Kolbe (de Arizona), un republicano moderado, dijo a algunos legisladores mexicanos que tenía reportes de inteligencia detallando el apoyo de Hugo Chávez al Partido de la Revolución Democrática de AMLO. Chávez es un firme aliado de Fidel Castro, presidente de Cuba. López Obrador bien podría ser la pieza que faltaba en sus planes para poner de rodillas a Estados Unidos ante la emergente izquierda latinoamericana”.

¿Se presentaron las pruebas? Ninguna. Ni entonces ni ahora. El apotegma de Riva Palacio se impuso en 2004, como ahora en 2024: “La verdad ya no es relevante”.

Por eso las mentiras son cada vez más grotescas y obscenas,  sólo que ahora están dirigida a los millones de jóvenes que por vez primera vez votarán, los que nacieron después del 2000 y que no conocieron el régimen de partido único ni recuerdan los fraudes electorales de 2006 y 2012.

¿Tendrán éxito estas campañas de la derecha, impulsadas con millones de dólares en redes sociales? No. Sin gastar un solo centavo, la fotografía de Xóchitl Gálvez con Calderón es más devastadora para ella que cualquier campaña en su contra.

Escribo todo esto porque, en efecto, este fin de semana la candidata de la coalición de la derecha, visitó España —después de haber ido seis días a Estados Unidos—, donde se entrevistó con Calderón, quien se refugia en ese país a cuyos intereses oligárquicos sirvió en su gobierno.

Calderón difundió una reunión de Gálvez con una veintena de personas, antes inclusive que el equipo de ella. Y ambos se tomaron una fotografía que él difundió a través de sus redes sociales, pero la candidata presidencial no, porque sabe que ese personaje tizna y mancha.

Ella detesta a Calderón, como éste aborrece a Vicente Fox y Carlos Salinas abomina a Ernesto Zedillo y algunos a Enrique Peña Nieto, pero todos se unifican cuando defienden los mismos intereses, como cuando Calderón y ahora con Gálvez.

Aunque no aparezcan, detrás de la fotografía de Gálvez con Calderón están también Fox, Zedillo, Peña Nieto y de Salinas, tres de ellos habitantes de España, cada uno con sus propia reputación.

Concluyo: La verdad sí es relevante, sobe todo en el periodismo que se sustenta en hechos. Y los hechos demuestran que Calderón es al menos cómplice de un criminal que era su mano derecha: Genaro García Luna protegió a Joaquín “El Chapo” Guzmán y por eso está preso en Estados Unidos.

También es un hecho que Calderón negoció con todos los jefes del narcotráfico para bajar la violencia. A eso envió al general Mario Arturo Acosta Chaparro, con el respaldo del general secretario Guillermo Galván.

Y es un hecho que Gálvez tiene una hermana que está presa por secuestradora. La encarceló precisamente la Policía Federal de García Luna…

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.

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