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Ricardo Ravelo

18/01/2024 - 12:03 am

Colima: El narco y Morena

Actualmente la guerra en Manzanillo continúa entre la Alcaldesa Griselda Martínez y la mandataria. Todo el encono es porque la Gobernadora quiere frenar la candidatura de Martha Zepeda del Toro, exsecretaria del Ayuntamiento de Manzanillo, pues busca imponer a su aliada Rosy Bayardo.

. Foto: Twitter @GriseldaMtzMtz

La Alcaldesa de Manzanillo, Colima, Griselda Martínez, enfrenta un ambiente hostil y no menos peligroso en la ciudad de Manzanillo. Víctima de dos atentados por parte de presuntos miembros del Cártel de Sinaloa, ahora enfrenta amenazas y presiones por parte de la Gobernadora de esa entidad, Indira Vizcaíno, pues la mandataria pretende imponer a una aliada suya en la Presidencia Municipal de Manzanillo –Rosy Bayardo– y busca frenar la candidatura de Martha Zepeda del Toro, ambas pertenecen a Morena. El tema va más allá de lo político: muy cerca de la candidata ligada a la Gobernadora operan personajes presuntamente relacionados al Cártel de Sinaloa que, a su vez, están relacionados con la campaña de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, pues la Gobernadora colimense se ha encargado de acercarlos a ese entorno.

En el estado de Colima impera una guerra interna en el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena): la Gobernadora del estado, Indira Vizcaíno Silva, ha generado una división en su mismo partido debido a sus ambiciones personales, lo que la ha llevado a ligarse, presuntamente, con personajes de la delincuencia organizada, según denuncias que conoce muy bien la Secretaría de Marina, Defensa Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia.

Actualmente la guerra está centrada en la Alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez y la aspirante a la Alcaldía de ese municipio, Martha Zepeda del Toro, exsecretaria del Ayuntamiento, pues la Gobernadora pretende imponer en la Presidencia Municipal a Rosy Bayardo, quien en 2021 perdió la contienda electoral frente a Martínez pese a que tuvo financiamiento de grupos empresariales presuntamente ligados al Cártel de Sinaloa.

Esta larga historia de conflictos comenzó en 2018, cuando Griselda Martínez ganó por primera vez la Alcaldía de Manzanillo, cuya terminal portuaria está capturada por el crimen organizado. Es uno de los puertos preferidos de los cárteles para introducir drogas, contrabando y precursores químicos.

En los primeros meses de su gestión se dio a la tarea de frenar al crimen organizado. Empezó por depurar a los cuerpos policiacos, pues había dos grupos: uno servía a los intereses del Cártel de Sinaloa y otro al de Jalisco Nueva Generación (CJNG), dos organizaciones criminales que están enfrentados por el control del estado y cuentan con aliados incuso en el Gobierno del estado.

También se ocupó de revisar las finanzas del municipio. En las pesquisas descubrió un desvío de unos tres millones de pesos, realizado por su antecesor, Virgilio Mendoza Amezcua, presuntamente ligado al crimen organizado; informes de la Secretaría de Marina que son del conocimiento de la Alcaldesa de Manzanillo indican que el exalcalde es compadre de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, jefe del Cártel de Jalisco Nueva Generación y fuerte aspirante al Senado de la República. Respecto a los depósitos, los informes del municipio de Manzanillo indican que se realizaban a tarjetas de American Express y luego los fondos terminaban en cuentas de Banorte.

En el año de 2019, la Alcaldesa Griselda Martínez presentó la denuncia correspondiente ante la Fiscalía del estado, pero se topó con que el órgano de fiscalización frenó la indagatoria. Hasta ahora el caso sigue impune. Una mujer que influyó mucho en tapar este caso fue Gabriela Benavides Cobos, exsenadora y comadre de Virgilio Mendoza, quien a pesar de que ya fue dos veces alcalde de Manzanillo ahora busca ser senador de la República por Morena y el Partido Verde.

Con el paso de los meses, la Alcaldesa Griselda Martínez empezó a enfrentar amenazas de muerte. Las sacudidas a los cuerpos policiacos y el combate a la corrupción incomodó a los mafiosos de Colima y a miembros de la Cuarta Transformación ligados a esos intereses. Por ello, la Secretaría de Marina, que conocía el fondo de las cosas, dispuso de un cuerpo de escoltas para su servicio y de un vehículo blindado.

Pese a la seguridad que disponía, en julio 2019, poco antes de cumplir un año como Presidenta Municipal, fue atacada a balazos por un comando armado que se movía a bordo de motocicletas.  La camioneta en la que viajaba recibió 36 disparos de armas de alto poder. El objetivo era masacrarla, pero salió ilesa.

—¿Qué grupo criminal la atacó?— se le pregunta a la Alcaldesa de Manzanillo.

—Al principio de la indagatoria se pensaba que los atacantes eran piezas del Cártel de Jalisco Nueva Generación; después se supo con certeza que los sicarios pertenecían al grupo criminal de Sinaloa.

Griselda Martínez no entendía por qué el Cártel de Sinaloa la quería asesinar. Creo que fue un encargo o una petición. Estaba más que claro que era por un tema político.

Tras el atentado, la Alcaldesa de Manzanillo no regresó a su casa. Temía que la acribillaran. Fue trasladada a las instalaciones de la Secretaría de Marina, donde se resguardó. Ahí vivió un año bajo la custodia de quince elementos de seguridad, efectivos de la Guardia Nacional y personal de protección a funcionarios públicos.

Sin embargo, un brote de COVID-19, que provocó una oleada de contagios, hizo que la Alcaldesa abandonara las instalaciones de la Marina y se fuera a vivir al Palacio Municipal. Ahí habilitó un espacio para vivir. Dormía en un sofá ubicado en la sala de juntas. Su esposo iba a verla cada semana para recoger su ropa y el domingo le regresaba su indumentaria lista. Pero ocurrió otra circunstancia desfavorable: un sismo causó daños en el edificio y tuvo que abandonar el espacio. Optó por irse a otro edificio, La Puerta Violeta, construido para albergar a mujeres que sufren violencia. Ahí vive acuartelada y apoyada por el mismo equipo de seguridad.

La muerte siguió persiguiendo a Griselda Martínez. En junio de 2022 volvió a sufrir un segundo atentado. Un grupo de sicarios rociaron de balas varios vehículos en los que entonces se transportaba. Nuevamente salió ilesa. Sobre este ataque armado no se integró ninguna carpeta de investigación por parte de la Fiscalía estatal. El caso sigue impune a pesar de que se detuvo a una persona que pertenece al Cártel de Sinaloa, dice.

El suplicio continuó en la vida personal y política de Griselda Martínez. Un día el tesorero del municipio le dijo que las cuentas del Ayuntamiento y de  toda su familia estaban bloqueadas por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), entonces a cargo de Santiago Nieto. El caso era extraño, pues sus hijos, que tienen su propio trabajo, no podían disponer de sus respectivas quincenas.

Lo primero que hizo para saber lo que pasaba fue hablar con Alfonso Ramírez Cuéllar y le pidió que hablara con Santiago Nieto para conocer las razones del bloqueo de sus cuentas. Se entrevistó con el entonces titular de la UIF, quien le dijo: «No hay problema, te desbloqueo las cuentas el lunes».

—¿Y las de mis hijos?— le inquirió. Y le añadió al funcionario: ¿Cómo me voy amparar ante acciones de ustedes? Nieto le respondió que a través del correo electrónico de la UIF solicitara derecho de audiencia y le ofreció que se destrabaría el tema. Era el mes de junio y la audiencia se la dieron para diciembre.

En una segunda entrevista con Santiago Nieto, la Alcaldesa Griselda Martínez le preguntó por qué habían bloqueado las cuentas. El entonces funcionario federal le dijo que recibió un expediente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el que se documentaba que la Alcaldesa y su familia estaban lavando dinero para el Cártel de Jalisco. Y, según le dijo Nieto, esa habría sido la causa del ataque armado que perpetró el Cártel de Sinaloa.

Al día siguiente sostuvo una entrevista con Alfonso Durazo, entonces Secretario de Seguridad Pública Ciudadana. Le contó todo. Luego fue a ver al general Audomaro Martínez Zapata, titular del CNI. El militar le pidió encarecidamente a Griselda Martínez que no le dijera nada del caso al Presidente. Ese día la conferencia mañanera se llevó a cabo en Manzanillo. El general Martínez Zapata le dijo: «Ya me dijeron que usted se negó a colaborar con el CNI». Y es que Griselda estaba enojada por lo que le estaba sucediendo, a grado tal que expresó en alguna ocasión: Lo que me están haciendo son chingaderas.

—¿Usted no le dijo nada al Presidente Andrés Manuel López Obrador?

—No.

En la conferencia mañanera la Alcaldesa de sentó a un lado del Presidente y cerca estaba Santiago Nieto.

El tema del bloqueo de cuentas continuó por largos meses y causó mucho daño en el seno familiar de la Alcaldesa de Manzanillo. Resulta que una de sus hijas había solicitado una beca en Conacyt  para continuar sus estudios. Le pidieron que abriera una cuenta bancaria y cuando fue al banco le negaron el servicio. Sin haber tenido nunca una cuenta bancaria, la hija de la Alcaldesa ya estaba bloqueada en el sistema financiero. Para entonces, al frente de la UIF ya despachaba Pablo Gómez, quien tuvo que ir a Bancomer a pedir que desbloquearan la cuenta de la hija de la Alcaldesa. Pero el bloqueo tardó tanto tiempo que perdió la beca.

El tema de las cuentas llegó hasta la oficina del entonces Subsecretario de Seguridad, Ricardo García Berdeja. Dice la Alcaldesa que cuando iba caminando en el interior del edificio una persona le habló por la espalda: “No voltee, siga caminando, presidenta, le voy a decir quien hizo el expediente del CNI».

Según la Alcaldesa, el autor del expediente fabricado había participado en el caso Ayotzinapa, fue uno de los creadores de la llamada “Verdad Histórica. “Yo tenía temor –dice Griselda Martínez–, en realidad no sabía dónde estaba parada. Poco después, el general Audomaro Martínez Zapata le dijo que el expediente ya había desaparecido.

—¿Qué opina usted de esta fabricación?— se le pregunta.

—Lo grave es que haya gente incrustada en el Gobierno de López Obrador que quiere afectar a quienes apoyamos al Presidente.

En realidad, el expediente fue fabricado en el CNI para frenar su reelección a la Alcaldía de Manzanillo.

Y de ese golpe bajo, así como de los atentados, responsabiliza a la actual Gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno  Silva, amiga del exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, de Enrique Alfaro, Gobernador de Jalisco, y del grupo apodado “Los Chuchos”, miembros del PRD.

No obstante sus negros antecedentes, el Presidente López Obrador nombró a Vizcaíno Silva súper delegada en Colima y desde esa plataforma saltó a la gubernatura del estado.

Actualmente la guerra en Manzanillo continúa entre la Alcaldesa Griselda Martínez y la mandataria. Todo el encono es porque la Gobernadora quiere frenar la candidatura de Martha Zepeda del Toro, exsecretaria del Ayuntamiento de Manzanillo, pues busca imponer a su aliada Rosy Bayardo.

Este viejo pleito político se agudizó aún más cuando Griselda Martínez buscó la reelección en la Presidencia Municipal. Cuenta que en la campaña “no traíamos dinero”, pero sí una buena imagen por el trabajo que había hecho en el primer periodo.

Un día la Gobernadora Vizcaíno Silva y el padre de ésta le llamaron por teléfono. La invitaron a comer a la casa de un empresario de nombre Rubén Álamo, quien de acuerdo con la Alcaldesa e informes de la Marina es uno de los presuntos lavadores de dinero del Cártel de Sinaloa. El personaje se dedica a la construcción.

La casa a donde la invitaron era muy lujosa. Tiene albercas, cámaras de seguridad. En la reunión, Rubén Álamo le dijo: «Mi gallina para la elección de Manzanillo es Rosy Bayardo. El PRI y el PAN le están metiendo mucho dinero y sin dinero vas a perder. ¿Cuánto dinero ocupas? Ellos están metiéndole 35 millones. ¿Cuánto ocupas tú?».

Dice Griselda Martínez que la mesa donde estaban sentados Álamo, la Gobernadora, su padre y ella estaba llena de vinos, champaña y langostas.

—¿Qué le respondió usted?

—No le recibí el dinero. Le dije que no necesitaba, que yo ganaría la elección por mis resultados. Me levanté y me fui.

Y así fue: la elección la ganó Griselda Martínez con una ventaja abrumadora; a Rosy Bayardo la hicieron Diputada federal y luego solicitó licencia porque la Gobernadora la llamó al Gabinete estatal: primero la nombró Secretaría de Economía, luego la colocó en el DIF.

El conflicto entre Griselda Martínez y la Gobernadora de Colima continúa, pues la mandataria está empeñada en frenar la candidatura de la maestra Martha Zepeda del Toro, pues otra vez quiere imponer a Rosy Bayardo con el presunto apoyo del Cártel de Sinaloa.

Para frenarla, Zepeda del Toro fue acusada de falsificación de documentos y está bajo investigación de la Fiscalía del estado. “Es claro el uso de las instituciones de manera facciosa”, dice la Alcaldesa Griselda Martínez, quien añade que “el Fiscal es una joya. Se llama Bryant Alejandro Ramírez. Según el CNI y la Marina está ligado al Cártel de Jalisco”. De igual forma, el exfiscal Marcos Santana tiene negros antecedentes: ahora se dedica a litigar en favor de miembros de ese grupo criminal y es una pieza cercana a la Gobernadora.

Pero hay algo todavía más preocupante, dice.

—¿Qué?

—Que la Gobernadora ahora le esté acercando a Claudia Sheinbaum a personajes ligados al Cártel de Sinaloa. Mucha de la gente que le mencioné han aparecido en eventos de campaña de la candidata.

—¿Esto lo sabe el Presidente Andrés Manuel López Obrador?

—Lo sabe Alfonso Durazo, lo sabe el general Luis Rodríguez Bucio, Subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Yo se lo dije a la candidata a través de un mensaje de WhatssApp, pero no recibí respuesta.

En el mes de agosto de 2023, Griselda Martínez dice que le concedió una entrevista sobre su caso –los atentados que sufrió y el complicado ambiente político que enfrenta en Colima– al periodista Álvaro Delgado . Tras denunciar que sus atacantes eran miembros del cártel de Sinaloa, le fue retirada la seguridad por parte de elementos de la Marina. Ahora la apoyan efectivos de la Guardia Nacional y el general Luis Rodríguez Bucio. No obstante la gravedad de su caso, pues peligra su vida, la Secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez “no me ha recibido”.

—¿Y el Presidente ya la recibió?

—No.

La mañana del jueves 18, Griselda Martínez fue citada con urgencia en la sede nacional de Morena, en la Ciudad de México. Ahí, frente a Adán Augusto López, el dirigente nacional, Mario Delgado, le dijo que  quedaba fuera de la contienda por la Senaduría y también del partido. “Estas expulsada”, le dijo encolerizado.

La razón –según Griselda Martínez– fue la publicación de la entrevista en el portal Sin Embargo MX y las declaraciones que hizo, lo cual afectaba la campaña de la candidata Claudia Sheinbaum. “Eres una adversaria política”, le recriminó Delgado.

La Alcaldesa de Manzanillo le expuso al dirigente nacional de Morena que reconsiderada su decisión; que ella había intentado en varias ocasiones hacerles llegar la información respecto de la presencia de personajes ligados al Cártel de Sinaloa en la campaña presidencial pero nunca le hicieron caso, es más, ni la recibieron.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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