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Ricardo Ravelo

28/12/2023 - 12:03 am

El comando de la muerte

Ahora este ejército de la muerte pertenece al temible Cártel del Noreste, quizá la organización criminal más beligerante después del Cártel de Jalisco. Con amplia impunidad siembra terror y ninguna autoridad ha podido –o no ha querido –enfrentarlos.

Casquillos de bala en el piso.
«Ahora este ejército de la muerte pertenece al temible Cártel del Noreste, quizá la organización criminal más beligerante después del Cártel de Jalisco. Con amplia impunidad siembra terror y ninguna autoridad ha podido –o no ha querido –enfrentarlos». Foto: Adolfo Vladimir, Cuartoscuro

En Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila opera, impune, un ejército –o comando de la muerte –que extorsiona, asesina, cobra piso y desaparece personas; está conformado por exmiembros de los desaparecidos Zetas, el brazo armado del Cártel del Golfo que vivió sus años de esplendor a finales del siglo pasado, tras su fundación. Ahora este ejército de la muerte pertenece al temible Cártel del Noreste, quizá la organización criminal más beligerante después del Cártel de Jalisco. Con amplia impunidad siembra terror y ninguna autoridad ha podido –o no ha querido –enfrentarlos.

Existe un Ejército de la muerte. Su nombre: La Tropa del Infierno, grupo que proviene de los desaparecidos Zetas –otrora brazo armado del Cártel del Golfo que fundó Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, asesinado, según la versión oficial, en Coahuila allá por el año 2012.

Remedo de Los Zetas originales, el territorio nacional se ha visto sacudido desde el 2014 por un nuevo grupo armado al servicio del narcotráfico: Se autodenominan “La Tropa del Infierno” y pertenecen al Cártel del Noreste, una escisión de Los Zetas que emergieron en el escenario criminal en el año 2014.

Aunque nada tienen  que ver con Los Zetas que sirvieron como brazo armado del Cártel del Golfo, “La Tropa del Infierno” opera con las mismas prácticas que los primeros: sus integrantes portan uniforme militar –aunque en sus mangas llevan el distintivo de CDN (Cártel del Noreste); utilizan armamento de alto poder propios de las Fuerzas Armadas y son tan sanguinarios como Los Zetas originales: matan, secuestran, cobran piso, extorsionan, trafican con drogas y se enfrentan a cualquier grupo armado, como lo hacían los hombres armados de extracción militar que reclutó Osiel Cárdenas, entonces jefe del Cártel del Golfo, en 1997.

De acuerdo con informes oficiales, se trata de un grupo paramilitar que ha sembrado violencia y muerte en Tamaulipas y Nuevo León. Su feudo es la ciudad de Nuevo Laredo, desde donde operan con diversas tipologías delictivas y cuentan con protección oficial en Tamaulipas.

En la defensa de su territorio, “La Tropa del Infierno” enfrenta una guerra a muerte con los cárteles de Sinaloa, Golfo, Jalisco Nueva Generación y Golfo. Con este último se han enfrentado en diversas ocasiones por el control de Tamaulipas, entidad que en la geografía del narcotráfico está considerada como “La Joya de la Corona” debido a su intenso tráfico comercial hacia Estados Unidos.

La historia 

Entre los años 1996 y 1997, el Cártel del Golfo fue descabezado de un plumazo: había sido capturado su jefe máximo –Juan García Ábrego, “La Muñeca” –quien tomó el control de ese cártel durante el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) con el apoyo de Juan N. Guerra, su tío, considerado “El padrino” de la mafia en Tamaulipas.

Su captura ocurrió en el estado de Nuevo León, su escondite; las autoridades mexicanas no dudaron en entregarlo a la DEA, cuyos agentes arribaron a la ciudad de Monterrey en un avión oficial, donde fue entregado para ser procesado en Estados Unidos por varios delitos relacionados con la delincuencia organizada. Actualmente purga tres cadenas perpetuas.

Tras este golpe, llegó el turno de Osiel Cárdenas Guillén, conocido desde entonces en el medio del hampa como “El Mata-amigos”. De ser un mecánico y distribuidor de drogas, se convirtió en “madrina” (soplón o informantes) de la entonces Policía Judicial Federal. Y tras una disputa de varios meses, que terminó con el asesinato de Salvador Gómez Herrera, “El Chava” Gómez, Cárdenas Guillén se entronizó como jefe máximo del Cártel del Golfo.

Fue entonces cuando Osiel comenzó a rodearse de militares para su servicio. Los primeros fueron Arturo Guzmán Decenas, “El Z-1” y Heriberto Lazcano Lazcano. El primero fue asesinado en 1999, mientras que el segundo, oriundo del estado de Hidalgo, fundó el grupo armado “Los Zetas”, entonces un escudo militar al servicio del Cártel del Golfo.

Todavía no ha quedado muy claro cómo fue posible que el narcotráfico cooptara a estos militares: más de treinta desertaron de las filas del Ejército para incorporarse al crimen organizado cuando la entonces Procuraduría General de la República (PGR) comenzó a militarizar sus tareas. Fue entonces cuando del Ejército surgieron los famosos GAFES (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) que pasaron a la PGR para combatir el tráfico de drogas, pero terminaron enganchados en el crimen.

Desde 1997 y hasta el 2007, Los Zetas se convirtieron en un grupo armado temible. Era el escudo protector del Cártel del Golfo y ningún cártel de las drogas podía competir con ellos porque se trataba de un verdadero ejército al servicio del narcotráfico. Cuando actuaban en defensa de Osiel Cárdenas causaban verdaderos baños de sangre.

Sin embargo, con el paso del tiempo Los Zetas vinieron a menos: la mayoría de sus integrantes fueron asesinados en diversos enfrentamientos con grupos rivales y otros más fueron encarcelados. Actualmente, de los Zetas originales ya no queda un solo elemento.

Tras la captura de Osiel Cárdenas, en el año 2003, y su posterior extradición a Estados Unidos, Los Zetas, al mando de Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, se independizaron del Cártel del Golfo. La ruptura fue producto de la alianza que selló el cártel que los vio nacer con el Cártel de Sinaloa, su más acérrimo rival.

Se cuenta que la decisión se separarse del Cártel del Golfo se tomó de manera democrática. “El Lazca” convocó a todos los grupos regionales de Los Zetas, conocidos como “Las estacas” –grupos conformados por varios miembros, un contador y un jefe de sicarios –y los concentró en un capo deportivo de Matamoros. Todos llegaron vestidos con ropa deportiva. Ahí sometió a votación la permanencia o salida del Cártel del Golfo. La votación fue en contra. De esa forma Los Zetas se independizaron y dejaron de ser el brazo armado del Cártel del Golfo para convertirse en un cártel.

Dos años más tarde, Los Zetas también se dividieron. Fue entonces cuando Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, y su hermano Omar –éste aficionado a las carreras de caballos y a la compra de ejemplares de alto registro –emergieron para convertirse en jefes máximos de un ala de Los Zetas.

En octubre de 2012, una de las alas más poderosas de Los Zetas sufrió un duro golpe cuando, en octubre de ese año, la Secretaría de Marina confirmó la muerte de Heriberto Lazcano, quien había caído abatido en Coahuila tras presenciar un partido de Béisbol.

Según la versión oficial, “El Lazca” se enfrentó a un grupo de marinos y ahí fue masacrado. Sin embargo, lo que ocurrió después fue peliculesco: un grupo armado, presuntamente elementos de Los Zetas, se robaron el cuerpo de la funeraria donde era velado. La Marina lo rescató posteriormente y empezaron a surgir las dudas respecto de la identidad del capo.

El Gobierno federal, entonces encabezado por Felipe Calderón, se comprometió a realizar las pruebas de ADN de Lazcano y de sus familiares para conformar su verdadera identidad. Sin embargo, los resultados nunca fueron dados a conocer. De esa forma, la muerte de “El Lazca” se convirtió en un misterio tan sospechoso como la presunta muerte de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, en 1997.

En Julio de 2013, la otra ala de Los Zetas, encabezada por Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, sufrió otro golpe cuando Treviño fue detenido, en julio de 2013, en Coahuila, por parte de elementos del Ejército Mexicano. Esta detención, Los Zetas se dividieron totalmente y el cártel devino en un grupo armado sin dirección y plagado de desorden.

Así fue como surgió un nuevo grupo criminal conocido como Cártel del Noreste, organización formada por exmiembros de Los Zetas que, a su vez, crearon el grupo armado “La Tropa del Infierno”.

La Tropa infernal 

La madrugada del miércoles 30 de diciembre de 2020, elementos del Ejército Mexicano abatieron a doce presuntos miembros del grupo armado “la Tropa del Infierno” cuando varios de sus sicarios abrieron fuego contra los militares, quienes de inmediato repelieron la agresión.

El Cártel del Noreste y su grupo armado  –La Tropa del Infierno” –están enfrentados en Tamaulipas con los cárteles de “Los Zetas Vieja Escuela”, el Cártel del Golfo, el de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa.

El líder de “La Tropa del Infierno”, de acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana, es conocido como “El Werko”. Con base en los informes oficiales se sabe que está casado con una sobrina de Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, actualmente en prisión.

El llamado brazo armado del Cártel del Noreste acaparó los reflectores de la prensa nacional e internacional en 2019. El 27 de agosto de ese año fue abatido “Juanito Pistolas”, un menor de 16 años que se había estrenado en el grupo armado dos años antes como sicario. El menor murió durante un enfrentamiento con elementos de la policía estatal de Tamaulipas. Según la versión oficial, el llamado “Niño Sicario” murió decapitado de tantos balazos que recibió en la cabeza.

La Tropa del Infierno se ha convertido en una verdadera pesadilla en Tamaulipas. Medios locales de esa entidad han reportado, por ejemplo, que integrantes del Cártel del Noreste acosan a empresarios de la localidad, sobre todo los del ramo de las gasolineras.

Los ataques de este grupo armado ha provocado terror en Tamaulipas, a grado tal que los dueños de estaciones de gasolina fueron obligados a no suministrar combustible a la policía estatal y al Ejército, pese a que el Gobierno de Tamaulipas ha suscrito convenios con los gasolineros para el abastecimiento de combustible.

La situación está tan crítica que, a finales de agosto del año pasado policías estatales y militares, auxiliados por un helicóptero, se vieron obligados a resguardar una pipa de combustible hasta las instalaciones del 16 Regimiento de Caballería Motorizada, en la ciudad de Nuevo Laredo, para recargar gasolina en sus unidades.

En esas instalaciones fueron reabastecidas las patrullas de la Policía Estatal para seguir patrullando las calles. Ante la negativa de los gasolineros, el Gobierno de Tamaulipas presentó una denuncia ante Petróleos Mexicanos por negarles el derecho a comprar combustible.

Entre los integrantes de “La Tropa del Infierno” y elementos del Ejército han ocurrido varios enfrentamientos. En el año 2019, por ejemplo, elementos del Grupo de Operaciones Especiales del Centro de Análisis, Información y Estudios de Tamaulipas abatieron a ocho presuntos sicarios del brazo armado del Cártel del Noreste.

De acuerdo con información de la prensa local, los muertos fueron cinco hombres y tres mujeres. Todos vestían uniformes apócrifos de la Marina Armada de México y del Ejército.

El enfrentamiento ocurrió porque los militares fueron atacados y repelieron la agresión. Persiguieron a los agresores hasta un domicilio particular en el cual se resguardaron.

El Cártel del Noreste, de acuerdo con informes oficiales, surgió en 2014. Fue fundado por Francisco “Kiko” Treviño, sobrino de Omar y Miguel Ángel Treviño Morales, quien fue detenido en 2016. Pero la dinastía de los Treviño continuó: su hijo, Juan Gerardo Treviño Chávez, “El Huevo”, quedó al frente del cártel. Este personaje es considerado por la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, como el último Zeta original que aún está libre.

Según el “modus operandis” de “La Tropa del Infierno”, el grupo armado se dedica al tráfico de drogas, pero en los últimos tres años han ampliado sus actividades delictivas: ahora operan las extorsiones, secuestro, cobro de piso y el lavado de dinero.

Y se mantienen impunes pese a la multiplicada presencia militar y de la Guardia Nacional en Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, sus principales bastiones.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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