Los resultados de la investigación publicada en la revista médica Harm Reduction Journal muestran que la adulteración de fentanilo ya no es un fenómeno confinado a la frontera norte de México, sino que ha llegado a los jóvenes que usan psicoestimulantes en festivales de música al aire libre en el centro del país.
Ciudad de México, 27 de diciembre (SinEmbargo).– El consumo del fentanilo, la droga sintética que es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y que ha causado miles de muertes en Estados Unidos, ya no sólo es una amenaza en la frontera norte del país, también ha llegado a la región centro de México, según reveló un estudio publicado en la revista médica Harm Reduction Journal.
La investigación denominada “Primer estudio de control de drogas en un festival electrónico y detección de fentanilo en la región central de México”, que se publicó el pasado 6 de diciembre en la revista, fue realizada por los investigadores Silvia L. Cruz, Miguel Bencomo-Cruz, María E. Medina-Mora, Fabiola Vázquez-Quiroz y Clara Fleiz-Bautista.
El estudio se realizó en 2021 en un festival de música electrónica al aire libre cercano a la Ciudad de México –del cual no se especifica el nombre– por un equipo de científicos que analizó 51 muestras de drogas de 40 consumidores, quienes se ofrecieron voluntariamente a la prueba, gratuita y anónima.
Las 40 personas participantes en el estudio tenían entre 22 y 48 años, de las cuales el 92.5 por ciento eran hombres y la mayoría (82.5 por ciento) eran solteros.
A través del Programa de Análisis de Sustancias del Colectivo ReverdeSer, realizaron las pruebas con los asistentes que proporcionaron 51 muestras de drogas, siguiendo protocolos éticos y de bioseguridad.
Entre los resultados encontrados fue que las sustancias preferidas entre los asistentes eran psicoestimulantes (MDMA y otras drogas similares a las anfetaminas) y alucinógenos. Los principales adulterantes fueron la metilen-dioxi-etil-anfetamina, la metilen-dioxi-propil-anfetamina, la hidroxianfetamina y el inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, venlafaxina, mientras que el fentanilo estaba presente en 2 de cada 4 muestras de cocaína y en 14 de las 22 muestras confirmadas de MDMA.
“Los resultados muestran que la adulteración de fentanilo ya no es un fenómeno confinado a la frontera norte de México entre personas vulnerables que se inyectan heroína o metanfetamina, sino que ha llegado a los jóvenes que usan psicoestimulantes”, se lee en el artículo.
Silvia Cruz, una de las autoras de la investigación, dijo en una entrevista con el diario El País, que los usuarios a los que les salió la prueba de fentanilo positiva se sorprendieron porque algunos no conocían la droga.
La adulteración de otras drogas con fentanilo ya era habitual en Estados Unidos y la frontera, según el estudio, pero ahora se pudo confirmar que en el centro de México también es común, sobre todo en los festivales de música, donde el perfil de los consumidores de fentanilo fueron usuarios “experimentales”, esporádicos, quienes toman drogas de manera recreativa en ocasiones puntuales.
¿CÓMO CONSIGUIERON LAS DROGAS?
De acuerdo con la investigación, los consumidores del festival obtuvieron sus sustancias a través de traficantes (73.5 por ciento), amigos (14 por ciento) o como regalo (10 por ciento).
La mayoría los adquirió en la Ciudad de México (70 por ciento) o ciudades vecinas, entre ellas el Estado de México (8.2 por ciento), Morelos (6.1 por ciento), Querétaro (6 por ciento) y Aguascalientes (2 por ciento). Las sustancias se consumieron en cristales (39.2 por ciento), polvos (29.4 por ciento), secantes (15.7 por ciento), pastillas (11.8 por ciento), una gomita (2 por ciento) y una cápsula (2 por ciento).
Los precios variaban entre aproximadamente de 5 y 80 dólares, correspondiendo el costo más alto a la MDMA o cocaína mezcladas con fentanilo.
HISTORIAL DEL CONSUMO DE DROGAS EN LOS PARTICIPANTES
La mayoría de los participantes en el estudio tenían antecedentes de consumo de sustancias y más del 80 por ciento eran consumidores frecuentes de cannabis, mientras que más del 60 por ciento había consumido MDMA y LSD.
En el mes anterior al festival, agrega la investigación, más de dos tercios consumieron cannabis, aproximadamente un tercio consumió cocaína y LSD, y el 45 por ciento consumió MDMA. Las sustancias utilizadas con menor frecuencia incluyeron la metanfetamina y el 2-CB. Sólo el 4 por ciento o menos consumió ketamina u hongos en el mes anterior.
En cuanto al uso de sustancias sujetas a control, más de la mitad de los encuestados (56.6 por ciento) dijo que era ocasional (1 a 2 veces en los últimos 3 meses), el 39.1 por ciento dijo que era frecuente (1 a 3 veces por mes en los últimos 3 meses), y el 4.3 por ciento lo utilizó con mucha frecuencia (también conocido como semanal: de 1 a 4 veces por semana en los últimos 3 meses).
La mayoría de los participantes asociaron los EMOF con el uso de MDMA y alucinógenos. Casi un tercio (36.4 por ciento) dijo que había proporcionado la mitad de su dosis para su control porque ya había utilizado la otra mitad. Ante la posibilidad de que su sustancia resulte diferente a lo que esperaban, el 21.9 por ciento dijo que la consumiría independientemente de los resultados.
“La experiencia adversa del consumo de estas drogas entre los participantes fue la ansiedad (hasta en el 70 por ciento de los encuestados), seguida de "nerviosismo" (posiblemente otra forma de llamar ansiedad), insomnio, sudoración, angustia y paranoia. Se produjo taquicardia y pérdida de apetito en aproximadamente la mitad de los participantes, lo que es consistente con el uso de sustancias psicoestimulantes”, detalla el estudio.
Un resultado importante de esta investigación es que cinco participantes (12.5 por ciento) tuvieron sobredosis.
LOS FESTIVALES DE MÚSICA AL AIRE LIBRE SIN VIGILANCIA
La investigación muestra una estrategia para monitorear nuevos mercados de drogas en diferentes contextos callejeros, como festivales y lugares de reunión donde las personas pueden estar expuestas a sustancias adulteradas.
También alerta que en el caso de los festivales de música electrónica al aire libre (EMOF, por sus siglas en inglés) congregan a jóvenes vulnerables a conductas de riesgo, incluido el consumo de drogas.
Los servicios de control de drogas (DCS) están presentes en festivales de Canadá, España, Países Bajos, Portugal, Austria, Suiza, Reino Unido, Australia y Colombia, pero en México son escasos.
Estos servicios reducen los daños causados por el uso de drogas al brindar información sobre los riesgos asociados con el uso de dosis "típicas" de drogas conocidas y alertar sobre la presencia de adulterantes.
A pesar de sus limitaciones, el estudio proporcionó una muestra del tipo de sustancias disponibles en un festival mexicano de moda.
“Este hallazgo es una alerta temprana para monitorear su posible extensión a otros grupos poblacionales y regiones fuera de la frontera norte de México. Deberían existir sistemas de alerta temprana en los festivales para alertar sobre la presencia de fentanilo u otras combinaciones peligrosas, como ocurre en otros países. Las sobredosis de fentanilo ponen en peligro la vida y la toxicidad de la serotonina es una emergencia médica que requiere tratamiento especializado en el lugar”, concluye el estudio.