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Silvia Molina se reencuentra con su primera novela 4 décadas después: "me sorprendió"

25/06/2023 - 12:05 am

La escritora Silvia Molina habló con SinEmbargo con motivo de la reedición de su primera novela ahora en el Fondo de Cultura Económica, una obra fue galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia en 1977 y que cuenta su historia al lado del poeta José Carlos Becerra.

Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).– “Me sorprendió también mucho ver que mi escritura había cambiado mucho de esa primera novela, sentí que esta primera novela es muy espontánea, muy sencilla, muy directa, voy al grano, está muy trabajado el lenguaje, parece como que no hay mucha mano ahí, pero en realidad sí hay trabajo en la novela, incluso en la estructura de la novela”.

Así fue el reencuentro de la escritora mexicana Silvia Molina con La mañana debe seguir gris, su primera novela publicada, que a cuatro décadas de haber salido por primera vez de la imprenta es reeditada ahora por el Fondo de Cultura Económica (FCE). “Tuve que leer la novela otra vez para esta edición, porque se había estado reeditando la novela todo este tiempo, hasta en la pandemia, pero ya no la había vuelto a leer para nada”, compartió la autora en entrevista con SinEmbargo.

Esta obra fue galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia en 1977. Está situada en Londres, entre los últimos días de 1969 y 1970, y en la historia Molina cuenta a manera de un diario íntimo, la historia de amor que tuvo al lado del poeta José Carlos Becerra, fallecido en un accidente automovilístico ​​en de mayo de 1970.

La edición de La mañana debe seguir gris en el FCE.

“Me dio mucha nostalgia, tanto la vida en el país como mi vida íntima en ese país, mi relación con José Carlos Becerra, mi estancia con esta tía, tan difícil, pero tan generosa al mismo tiempo, y me sorprendió también mucho ver que mi escritura había cambiado mucho de esa primera novela”, comentó la autora.

Silvia Molina habló cómo el estilo de esta novela era más inocente en cuanto a la literatura: “yo simplemente quería contar una historia, y además una historia para mí, y una historia como me habría gustado vivir, porque el resultado de la novela no es exactamente mis vivencias sino es una novela en la que yo recreo el juego con lo que me hubiera gustado que pasara realmente, mi historia verdadera no fue así, pero yo tuve necesidad para la novela de cambiar muchas cosas, de traer personajes que no existían, para que hubiera un juego más amplio”.

En cuanto al reencuentro con sus personajes, expuso que los volvió a encontrar como ella los había dibujado. Su tía, precisó, es un personaje esencial en la novela y aunque “es como la mala de la película”es totalmente indispensable para el desarrollo de la novela. “Sin ella no hubiera tenido, la verdad, nada qué hacer, hubiera sido una historia como cualquier otra, pero eso le da a la novela la fuerza para hacer que la relación se vuelva difícil, complicada, más intensa, con más deseo de incrementar las relaciones amorosas, digamos”.

Eso sí, aclaró que en la vida real, su tía no era como la pinta en la historia. “A lo mejor exageré realmente un poco con ella, pero yo lo necesitaba. Era una persona muy generosa, porque no solamente me dio hospedaje, en Londres, sino que yo ya había vivido con ella en París antes, ella era diplomática y andaba de un lugar para otro, y estaba sola, necesitaba también una compañía, con quién platicar, con quién enojarse, lo que tú quieras, y yo, realmente aprendí a sobrellevar esa relación.

La escritora Silvia Molona. Foto: Cortesía.

—¿Que se siga leyendo y reeditando La mañana debe seguir gris lo atribuyes a la universalidad del tema, a la identificación que puedan tener jóvenes y no tan jóvenes, en cuestión a un tema como es una relación amorosa? —se le cuestionó.

—En parte sí lo atribuyo a eso, la verdad, porque es una cosa universal, pasa siempre, la gente se seguirá enamorando eternamente y sobre todo los jóvenes tendrán todos su primer amor, y eso hace que dé curiosidad ver cómo se desarrolla una historia similar, o parecida, o que tiene que ver, o con la que te puedes identificar, etcétera, y yo creo que también se lo atribuyo al lenguaje que tiene la novela, porque es una novela como contada con frescura, digamos, el personaje está contando sin ninguna pretensión de altos vuelos, ni mucho menos, está contando simplemente una cosa que en apariencia vivió, y sobre todo también le da mucha fuerza el final.

“El final de la novela era una cosa que a mí desde un principio cuando comencé a escribir me preocupaba mucho, porque yo sabía que de alguna manera algunos lectores sabían cuál era el final, el final trágico que tiene José Carlos Becerra, y entonces yo decía ‘es como cuando ya sabes en qué va a acabar algo’ y entonces se me ocurrió esta parte primera que forma parte de la estructura que parece muy sencilla pero tampoco lo es demasiado, poner este especie de diario en donde este personaje anunciara lo que iba a pasar en el libro, ahí está contada de alguna manera la escencia de esta historia, pero claro que el lector no sabe cómo pasa ni en qué circunstancias pasa, ni por dónde caminan los personajes, digamos, es algo que yo eche mano para hacer la historia anunciada de alguna manera, pero después desarrollada”, compartió.

–Hay cosas que ya han cambiado, la misma lectura que se le puede dar al personaje, José Carlos Becerra, no es la misma que se puede haber dado hace 40 años, que se puede dar ahora, te lo encuentras, lo ves….

—Él tiene muchísimos lectores, la verdad, muchísimos, afortunadamente, sigue siendo un poeta importantísimo del siglo XX y todos los jóvenes lectores y sobre todo también los poetas jóvenes, todos lo siguen, todos lo leen, pero aquí lo están viendo en la intimidad de alguna manera, lo están viendo como un ser humano que fue, con sus debilidades y con sus defectos defectos, de alguna manera, como todos los personajes que aparecen en la novela.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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