El CATO Institute señala que “el fentanilo es traficado principalmente por ciudadanos estadounidenses” y para ello citan datos de la Comisión de Sentencias de EU sobre todas las condenas federales, que incluyen información demográfica sobre las personas condenadas por el trasiego de esta sustancia. Las cifras muestran la ciudadanía de los traficantes entre 2018 a 2021. En cada uno de estos años, los estadounidenses son los que tienen la mayor cantidad de condenas con el 86.3 por ciento en comparación con sólo el 8.9 por ciento de los inmigrantes sin documentos.
Ciudad de México, 21 de marzo (SinEmbargo).– El contrabando de fentanilo hacia Estados Unidos es financiado en última instancia por los consumidores estadounidenses: casi el 99 por ciento. En 2021, 86.3 por ciento de los traficantes de drogas de fentanilo condenados fueron estadounidenses. Y más del 90 por ciento de las incautaciones de fentanilo ocurren en los cruces legales, no en las rutas de migración indocumentada, por lo que los ciudadanos estadounidenses que están sujetos a menos escrutinio.
Los datos no son de México o de su Presidente, Andrés Manuel López Obrador, quienes han insistido, dada la presión que ejercen congresistas de aquél país, que esa droga de diseño es básicamente un problema de Estados Unidos. La fuente es el CATO Institute, un grupo de ideas con sede en Washington no afiliado a partidos políticos y sin ánimo de lucro.
“La ubicación del contrabando tiene sentido porque el tráfico de drogas duras por los puertos legales de entrada tiene 97 por ciento menos de probabilidad de ser detenido que cuando personas sin documentos la cruzan. Solo 0.02 por ciento de las personas arrestadas por la Patrulla Fronteriza por cruzar ilegalmente poseía fentanilo”, dijo el instituto en un amplio informe.
El CATO Institute cita una encuesta de NPR-Ipsos, según la cual 39 por ciento de los estadounidenses y el 60 por ciento de los republicanos creen que “la mayor parte del fentanilo que ingresa a los EU es introducido de contrabando por migrantes no autorizados que cruzan la frontera ilegalmente”. No obstante, señala que, en realidad, el fentanilo es pasado de contrabando abrumadoramente por ciudadanos estadounidenses, casi en su totalidad para satisfacer a los propios consumidores estadounidenses.
El reporte señala que el Gobierno de EU exacerbó el problema al prohibir la mayor parte del tráfico transfronterizo legal entre 2020 y 2021, lo cual aceleró el ingresó ilegal del fentanilo, una droga más fácil de ocultar por sus características. Indicó, en ese sentido, que durante las restricciones de viaje, las incautaciones de fentanilo en los puertos se cuadruplicaron del año fiscal 2019 al 2021. Es decir, dice el instituto, el fentanilo pasó de representar un tercio de las incautaciones combinadas de heroína y fentanilo a más del 90 por ciento.
Ese mismo incremento en los decomisos de este opioide, de acuerdo con los mismos datos, se vio reflejado en las muertes por sobredosis producidas por esta sustancia: entre 2019 y 2021 casi se duplicaron después de que el Gobierno prohibiera la mayoría de los viajes transfronterizos y el asilo a los migrantes sin documentos que lo solicitaron.
“Es escandaloso que decenas de miles de personas mueran innecesariamente cada año a causa del fentanilo. Pero prohibir el asilo y limitar los viajes fracasó. Reducir las muertes requiere averiguar la causa, y no lanzarse a culpar a un grupo que no es responsable. En lugar de atacar a los inmigrantes, los legisladores deberían centrarse en soluciones efectivas que ayuden a las personas en riesgo de sufrir una sobredosis de fentanilo”, señala el CATO Institute.
De hecho, el reporte señala que los pagos de los consumidores estadounidenses por opioides ilícitos son los que financian el contrabando de fentanilo. “Los consumidores pagan a los comerciantes minoristas que pagan a su vez a los mayoristas, y luego el efectivo se transfiere de vuelta en efectivo a granel a México”, dice. Estos fondos luego se utilizan para pagar a los contrabandistas para que traigan drogas nuevamente a los Estados Unidos.
La evidencia, dice el CATO institute, muestra que alrededor del 99 por ciento de los consumidores de EU de fentanilo —o productos que contienen fentanilo— son ciudadanos estadounidenses. De hecho, quienes no lo son parecen tener un 80 por ciento menos de probabilidades de ser consumidores de esta sustancia.
“El contrabando de fentanilo se lleva a cabo casi en su totalidad en nombre de consumidores ciudadanos estadounidenses. Por supuesto, los consumidores preferirían opioides mucho más seguros y legales que el fentanilo ilícito, pero lamentablemente el Gobierno los ha obligado a ingresar al mercado negro con pocas opciones seguras”, dice el reporte.
En ese sentido, se precisa que “el fentanilo es traficado principalmente por ciudadanos estadounidenses” y para ello citan datos de la Comisión de Sentencias de EU sobre todas las condenas federales, que incluyen información demográfica sobre las personas condenadas por el trasiego de esta sustancia. Las cifras muestran la ciudadanía de los traficantes entre 2018 a 2021. En cada uno de estos años, los estadounidenses son los que tienen la mayor cantidad de condenas con el 86.3 por ciento en comparación con sólo el 8.9 por ciento de los inmigrantes sin documentos.
El CATO Institute refiere además como Aaron Reichlin-Melnick, del Consejo Estadounidense de Inmigración, analizó todos los comunicados de prensa de Aduanas y Protección Fronteriza que mencionaban el fentanilo durante un período de 6 meses y encontró que solo el 3 por ciento involucraba a inmigrantes en situación irregular. “Esto significa que la propia agencia cree que los contrabandistas más importantes son ciudadanos estadounidenses”.
De hecho, el informe señala que el hecho de que los ciudadanos estadounidenses representen la mayoría de las condenas por tráfico de fentanilo no es sorprendente dada la ubicación de las incautaciones fronterizas de fentanilo. Más del 90 por ciento de estas ocurren en cruces fronterizos legales y puntos de control de vehículos interiores; el 91 por ciento de ciudadanos estadounidenses, mientras que solo el 4 por ciento son de inmigrantes «potencialmente deportables”.
“Dado que es más fácil para los ciudadanos estadounidenses cruzar legalmente que para los no ciudadanos, tiene sentido que los productores de fentanilo contraten a ciudadanos estadounidenses contrabandistas”, dice el reporte.
La DEA señala que las organizaciones criminales “explotan las principales rutas de carreteras para el transporte, y el método más común empleado consiste en el contrabando de drogas ilícitas a través de los puertos de entrada a los EU en vehículos de pasajeros con compartimentos ocultos o mezclados con mercancías legítimas en camiones con remolque”. Varias agencias le dijeron al Congreso en mayo de 2022 lo mismo: las drogas duras pasan por los puertos de entrada.
“Algunas personas postulan que se intercepta menos fentanilo entre los puertos de entrada porque es más difícil de detectar allí. De hecho es todo lo contrario: el fentanilo se pasa de contrabando a través de los puntos de cruce oficiales específicamente porque es más fácil ocultarlo en un viajero legal o en bienes legales que ocultar a una persona que cruza la frontera ilegalmente”, añade el informe del instituto.
En ese sentido, menciona cómo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estima que capturó el 2 por ciento de la cocaína en los puertos de entrada terrestres del suroeste en 2020 (la única droga que analizó), mientras que estimó que su tasa de efectividad de interdicción para los que cruzan ilegalmente fue de alrededor del 83 por ciento en 2021. “Esto significa que las drogas que llegan a un puerto de entrada tienen aproximadamente un 97 por ciento menos de probabilidades de ser interceptadas que una persona que llega entre los puertos de entrada, y este incentivo masivo para pasar de contrabando a través de los puertos se mantendría incluso si la Patrulla Fronteriza fuera mucho menos efectiva en detener a las personas que cruzan ilegalmente de lo que ahora se estima que es”.
En ese sentido, el CATO institute concluye que la vigilancia fronteriza no detendrá el contrabando de fentanilo y pone como ejemplo la experiencia con la marihuana, la cual pese a ser más voluminosa y fácil de detectar, se traficaba en gran medida entre los puertos de entrada. “A pesar de duplicar la Patrulla Fronteriza y construir una valla fronteriza en la década de 2000 en parte para combatir el comercio, lo único que realmente produjo el contrabando de marihuana fue que los estados de EU la legalizaron. Es absurdo creer que la interdicción será más efectiva contra una droga que es mucho más difícil de detectar”.
Recordó que la DEA declaró claramente en 2020 que el fentanilo “probablemente seguirá contribuyendo a un gran número de muertes por sobredosis de drogas en los Estados Unidos”, incluso con la prohibición del asilo y las restricciones de viaje. “Pero acabar con el asilo o prohibir los viajes ha sido más que inútil. Estas políticas son tanto directa como indirectamente contraproducentes: primero directamente al incentivar más el contrabando de fentanilo y luego indirectamente al distraer la atención de las verdaderas causas de la crisis”.
“La única respuesta adecuada a la epidemia de opiáceos es el tratamiento de la adicción. Pero para que esto sea posible, el Gobierno debe adoptar políticas que faciliten el tratamiento y reduzcan los daños de la adicción, sobre todo las muertes. Para desarrollar estas políticas, los formuladores de políticas deben ignorar los llamados a culpar a los extranjeros por nuestros problemas”, concluye el CATO Institute.