México
Dos mujeres portando careta pasan frente al mural en la reja de un local del Centro Histórico en la Ciudad de México. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Las secuelas del encierro

A 3 años del confinamiento, persisten los problemas de salud mental y aprendizaje

18/03/2023 - 7:05 pm

De acuerdo con la Unicef, la interrupción de clases presenciales, los juegos con amigos y otras rutinas importantes para los niños acrecentaron comportamientos regresivos en diferentes habilidades que dominaban antes del encierro como ir al baño y dormir; mientras que en adolescentes, se llegó a presentar dificultad a la hora de controlar sentimientos de ira, tristeza y ansiedad.

Ciudad de México, 18 de marzo (SinEmbargo).- Fue el 27 de febrero del 2020 cuando se detectó el primer caso de Covid-19 en México. Casi un mes después, el 23 de marzo, la Secretaría de Salud puso en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia, en la que el confinamiento fue vital para controlar los contagios del SARS-CoV-2.

Con el encierro, las actividades de miles de mexicanos sufrieron grandes cambios, por ejemplo, niños, adolescentes y estudiantes de edad más avanzada tuvieron que empezar a tomar clases en línea; mientras que cientos de trabajadores mudaron sus oficinas a sus hogares y, por ende, plataformas como Zoom y Google Meet se convirtieron en aliadas para organizar juntas y, por supuesto, reuniones familiares y de amigos.

No obstante, estos cambios sólo beneficiaron a un sector limitado de la población, que contaba con instalación eléctrica, computadoras, dispositivos móviles y acceso a Internet para llevar a cabo sus actividades.

El 23 de marzo la Secretaría de Salud puso en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

A tres años de que se declarara el confinamiento total en México, las secuelas por la COVID-19 persisten y no sólo fisicamente, para quienes se contagiaron en alguna de las cinco olas.

En entrevista para SinEmbargo, Hector L. Frisbie, médico cirujano y especialista en salud pública, compartió que los efectos secundarios del coronavirus, que siguen afectado la vida de niños y adolescentes, son tanto cognitivos como afectivos, en donde se engloban trastornos de ansiedad y depresión.

A través de distintos artículos, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés) dio a conocer en diversas ocasiones que menores de nivel prescolar llegaron a presentar un retroceso temporal en términos de desarrollo derivado por la COVID-19.

De acuerdo con la Unicef, la interrupción de clases presenciales, los juegos con amigos y otras rutinas importantes para los niños acrecentaron comportamientos regresivos en diferentes habilidades que dominaban antes del encierro como ir al baño y dormir; mientras que en adolescentes, se llegó a presentar dificultad a la hora de controlar sentimientos de ira, tristeza y ansiedad.

En este sentido, el Dr. Frisbie apuntó que «el desarrollo tanto emocional, mental, cognitivo e incluso inmunológico, está en íntima relación a que las personas menores de edad, niñas y niños, se expongan a otras niñas y niños en ambientes en los cuales preponderantemente son menores los que interactúan y de esa manera ellos van adquiriendo herramientas sociales para convivir con otras personas que se adquieren desde la infancia y también esto sucede con las actividades que se realizan en la escuela».

«El tener las clases en casa era algo que deterioraba mucho la capacidad de interacción, de trabajar en grupo, como funciona la vida real y como funciona el mundo real, entonces eso afectó a los niños tanto emocionalmente como socialmente», añadió.

Después de poco más de dos años de clases en línea, se dio a conocer que la pandemia dejó una alta tasa de rezago educativo especialmente en preprimaria y primaria.

De acuerdo con un informe publicado, en julio del 2022, por el Banco Mundial, el rendimiento en lectura, escritura y matemáticas de los estudiantes de nivel primario podría caer a niveles similares a los de hace más de 10 años. Asimismo estimó que alrededor de 4 de cada 5 estudiantes de sexto grado no serían capaces de entender e interpretar adecuadamente un texto de longitud moderada.

Ante la contingencia sanitaria, los estudiantes de educación básica tuvieron que adaptarse a las clases en línea. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

No obstante, la pandemia no sólo afectó el desarrollo de los estudiantes sino también de aquellos que nacieron durante la crisis sanitaria.

El 20 de enero del 2022, la agencia de noticias Europa Press publicó una entrada en la que se apuntaba que distintos pediatras de las Islas Baleares habían detectado un retraso en la interacción, socialización y adquisición del lenguaje en los más pequeños a raíz del uso de la mascarilla y las restricciones derivadas de la pandemia.

«Los niños están empezando a hablar más tarde de lo habitual. Lo normal es que al año digan una palabra suelta, a los 18 meses junten dos palabras y a partir de los dos años empiecen a elaborar frases más cortas, pero ahora están empezando mucho más tarde», señaló Marianna Mambie, presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria de Baleares (Apapib), a Europa Press.

De acuerdo con la especialista, los problemas en el neurodesarrollo y el retraso en el habla se detectaron principalmente en menores de tres años que, precisamente, fueron quienes nacieron durante la emergencia sanitaria.

El uso de la mascarilla y las restricciones derivadas de la pandemia habrían provocado un retroceso en los menores. Foto: Alejandro Rodríguez, Cuartoscuro.

En este tenor el médico Hector L. Frisbie explicó que el cambio de conducta que llegan a presentar los menores como parte de una secuela de la COVID-19 suele ser muy notorio.

«Va a ser muy difícil que se dé en menores que hayan nacido uno o dos años antes de la pandemia. Es muy difícil saber si las herramientas que tienen incompletas o inmaduras están relacionadas con un trastorno previo, con un problema de dinámica familiar anterior o algo relacionado con el cambio que hubo en la dinámica de conducta y de acompañamiento durante la pandemia».

UN REPUNTE EN LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL

Por otra parte, durante la pandemia de la COVIS-19 también aumentaron los casos de personas con problemas de salud mental a nivel mundial, sobre todo en la población adolescente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hace un año que con el confinamiento se habría elevado un 25 por ciento la prevalencia de la ansiedad y depresión en todo el mundo, lo que llevó a varios países a incluir la atención a la salud mental y el apoyo psicosocial como plan de respuesta a la pandemia.

SinEmbargo se puso en contacto con el Dr. Nicolás Alejandro Hernández, Fundador y Director General del Instituto Internacional de Terapias Cognitivo – Comportamentales (INCOSAME), quien explicó que a este tipo de padecimientos, que llega a presentar una persona que resultó contagiada, se les conoce como COVID tardío.

«Hay varias investigaciones a partir de todo esto del COVID, en donde se empezó a ver que hay secuelas, se hicieron estudios neurológicos, cuestiones de imagen cerebral y todo, y se ha descubierto que sí hay secuelas hasta después de un año, año y medio posterior a una infección de COVID, esto debido a que el sistema nervioso detecta el virus y lo que provocó en su momento cuando la persona estuvo enferma son microinfartos».

Según el organismo, entre las principales causas del aumento de problemas de salud se encontraron el aislamiento social, la soledad, el miedo a contagiarse, sufrir y morir, o a que los seres queridos pudieran correr peligro, el dolor provocado por la pérdida de familiares y amigos, y las preocupaciones económicas.

«Los niños que llegaron a infectarse y a enfermarse de Covid también sufrieron otro tipo de secuelas como trastornos de sueño, ansiedad y miedos, porque obviamente ellos ya venían escuchando, durante mucho tiempo, que el Covid era muy malo y que se podían morir», declaró Frisbie.

«La cuestión de socialización sobre todo en los menores se vio afectada, hubo mucha ansiedad de los niños al regresar a escuelas porque pues no sabían la dinámica o durante mucho tiempo estuvieron acostumbrados a la dinámica de su casa y de repente cambió, eso presentó mucha ansiedad en los niños», coincidió el Dr. Hernández.

El 27 por ciento reportó haber experimentado ansiedad y 15 por ciento depresión. Foto: Cuartoscuro

La OMS realizó un sondeo a ocho mil 444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países y territorios de Latinoamérica y el Caribe sobre los sentimientos que enfrentaron durante la pandemia.

Los resultados dicho ejercicio arrojaron que el 27 por ciento reportó haber experimentado ansiedad y 15 por ciento depresión. Asimismo se dio a conocer que su percepción sobre el futuro se vio negativamente afectada, particularmente en el caso de las mujeres jóvenes.

En este tenor, el Dr. Nicolás Alejandro Hernández explicó a este medio que los adolescentes fueron quienes sufrieron más problemas de salud mental debido, en parte, a que se encuentran en un proceso de desarrollo en donde las hormonas y el sistema inmunológico se pueden llegar a ver afectados.

La OMS realizó un sondeo a ocho mil 444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países y territorios de Latinoamérica y el Caribe. Foto: Édgar Negrete, Cuartoscuro

Asimismo compartió que con el alza de casos, las terapias para personas que llegaron a padecer Covid tardío tuvieron que sufrir un agregado de rehabilitación neuropsicológica.

«Antes la psicoterapia eran los procesos emocionales, conductuales y de pensamiento, ahora lo que se tiene que agregar es una rehabilitación neuropsicológica. Si no lo haces, la psicoterapia va a avanzar de forma más lenta».

Además advirtió que los síntomas de una depresión común van avanzando de a poco, mientras que las secuelas neurológicas que deja a su paso la Covid-19 pueden ser detectadas en un lapso menor.

Finalmente el Dr. Frisbie recomendó a los padres que sospechan que sus hijos están padeciendo las secuelas cognitivas y emocionales, que dejó a su paso la pandemia, a buscar ayuda con «una persona profesional de la salud, de preferencia un paidopsiquiatra, es decir, un psiquiatra que se especializa en menores de edad. No vayan a ir a tratamientos improvisados con personas que no son profesionales, que vayan a una consulta con un profesional de la salud mental y de esta manera llegará el diagnostico en certeza».

Eréndira Quintero
La música es mi fuerte. Me la vivo en conciertos y festivales. Escribo sobre entretenimiento y me describo como una auténtica seriéfila. Soy fan del UCM y de las comedias románticas.
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