En el lugar de la fuga de gasolina y explosión del ducto de Tlahuelilpan, al que se le denominó como la «zona cero», solamente existen algunas pequeñas capillas o cruces enclavadas sobre la tierra en memoria de los fallecidos, entre ellos varios menores de edad, que perdieron la vida ese día o posteriores por quemaduras graves.
Por Edna Alcántara y Wu Hao
HIDALGO, México, 4 ene (Xinhua).– El creciente robo de combustible a través de tomas clandestinas en ductos ubicados en el estado mexicano de Hidalgo (centro) amenaza con agravar las actividades agroindustriales, ya que cada vez más gente del campo abandona el cultivo de tierras y opta por la extracción ilegal de hidrocarburos.
La empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), responsable de las refinerías y ductos del país, detectó de enero a septiembre de 2022 un aumento del tres por ciento en el número de tomas clandestinas en ductos para el robo de combustible, con respecto a 2021.
Según su reporte más reciente, de enero a octubre del año pasado se encontraron 11 mil 320 puntos para el robo de combustibles en México, de los cuales cuatro mil 037 se detectaron en Hidalgo.
Tras la tragedia en 2019 por la explosión del ducto en el municipio de Tlahuelilpan, en el suroeste de Hidalgo, el Gobierno de México implementó programas sociales en el estado y en otros municipios con mayor incidencia de «huachicol» (extracción y venta ilegal de hidrocarburos), en un intento por acabar con años de exclusión social.
El agricultor mexicano Jesús «N», de 72 años, esperaba concluir en 2022 la siembra de alfalfa en unas siete mil hectáreas de tierra que hasta hace unos meses permanecieron aseguradas casi cuatro años tras la explosión de una toma clandestina en Tlahuelilpan.
La explosión, ocurrida el 18 de enero de 2019, dejó 137 personas muertas, muchas de las cuales se encontraban en el lugar recolectando gasolina.
El agricultor dijo en entrevista a Xinhua que recuerda bien el día de la explosión, que tuvo lugar en una toma clandestina a la altura del kilómetro 226 del ducto Tuxpan-Tula, zona en que por su cercanía a la refinería Miguel Hidalgo se encuentran ductos subterráneos de Pemex que conectan directamente con la refinería de Salamanca, estado de Guanajuato (centro), y también se dirigen hacia la Ciudad de México.
Si bien ese día Jesús se encontraba a varios kilómetros del trágico accidente, pudo ver a lo lejos el fuego y humo que subía y se expandía a grandes alturas, mientras se volvía ensordecedor el sonido continuo de las sirenas de bomberos y ambulancias que no pararon hasta el día siguiente de la explosión.
Desde entonces, Jesús vive con «indignación», porque «la gente no se pone a pensar en cuántas vidas se perdieron en ese entonces» a causa de la explosión por el robo de combustible, por el contrario, asegura, sigue siendo una práctica creciente en la región.
El campesino, quien tuvo que migrar a Hidalgo hace casi una década para buscar de manera «honesta» trabajo y mejores oportunidades de vida, dice estar consciente de los riesgos del «huachicoleo», pues además de que incitan un aumento de la delincuencia, convierten al estado y sus alrededores en «una bomba de tiempo», ante el aumento de explosiones en los cientos de tomas clandestinas.
«El peligro sigue latente pues como le estoy mencionando, por donde pasan los ductos es donde se abren. No han dejado de abrir aunque estén los cuidadores (policías), pero eso de nada sirve», aseveró el agricultor, que al día gana unos 200 pesos.
La explosión más reciente ocurrió la noche del pasado 21 de diciembre de 2022 durante la reparación de una toma clandestina en la comunidad hidalguense de San Juan Tizahuapan, municipio de Epazoyucan, donde hubo un muerto y las autoridades locales tuvieron que evacuar a los pobladores para prevenir una tragedia mayor.
El agricultor consideró que hace falta una «mejor preparación» académica para las nuevas generaciones pero sobre todo, dijo, falta recuperar a la niñez y juventud y «las personas deben entender que se debe inculcar valores».
«Los jóvenes ya no quieren trabajar, se dedican a obtener dinero fácil, a lo que es la droga, el ‘huachilocleo’ y otras cosas», lamentó el trabajador agrícola, quien además expresó su preocupación ya que asegura que la extracción de combustible ha contaminado pozos para riego, a lo cual se suman las graves sequías de los últimos años.
La extracción ilegal de hidrocarburo en Hidalgo continúa, aseguró en una entrevista a Xinhua la periodista Joselyn Sánchez Vargas, una de las primeras en reportar en vivo a través de redes sociales la explosión de Tlahuelilpan de 2019.
Sánchez Vargas, quien colabora con el periódico La Jornada en el estado de Hidalgo, explicó que la extracción ilegal de hidrocarburos en la entidad ha aumentado en los últimos 15 años.
Al principio, dijo, eran «ordeñas» a camiones que salían de la refinería, pero después comenzaron las perforaciones y saqueos a los ductos de Pemex de manera «muy moderada o muy discreta» y lo hacían pequeños grupos delincuenciales foráneos «con apoyo de personas o extrabajadores» de la petrolera con el fin de evitar escurrimientos o fugas.
Conforme pasaron los años, según la comunicóloga, el negocio ilícito «comenzó a proliferar» sin ayuda de expertos y entonces empezó la expansión con menos presupuesto, «lo que generó varias fugas».
De acuerdo con sus investigaciones sobre el origen de esta práctica ilegal, los habitantes de la zona, con niveles básicos de preparación académica, comenzaron a ver que podían ganar más y tener mejor vida si se dedicaban al «huachicol» en vez de dedicarse al campo o salir de su localidad para migrar a Estados Unidos.
«Muchos empezaron a tener una casa, un carro y eso invita a otras personas a querer dedicarse no solamente a la extracción, sino también al ‘halconeo’ (la vigilancia de ductos o aviso de llegada de policías), entonces con eso empieza haber una cadena de trabajo que hace se extienda, y se legitime en las comunidades», indicó al asegurar que muchos adolescentes se han sumado a esas redes criminales.
Las actividades económicas de Hidalgo son principalmente la agricultura y silvicultura, y actualmente sus sectores estratégicos son agroindustrial, metal mecánico, turismo, productos para la construcción, energías renovables, textil y confección, logística, servicios profesionales, investigación e innovación, y tecnologías de la información.
En el rubro de la infraestructura productiva, el estado cuenta con 13 parques industriales o tecnológicos, operando actualmente, y dos en desarrollo; 864.7 kilómetros de vías férreas; un aeropuerto internacional y dos aeródromos.
En las refinerías y en la Comisión Federal de Electricidad brindan empleo y pagan bien, pero «son empresas fuertes que no contratan a la mayoría de las personas locales por falta de preparación y la mayoría son empleos para foráneos», ahondó la periodista.
El Gobierno de México lanzó en 2019 un plan nacional contra el robo de hidrocarburos de los ductos de Pemex en el país, el cual incluye la vigilancia de las áreas estratégicas de la petrolera y localización de tomas clandestinas con el despliegue de elementos de la Guardia Nacional y soldados.