50 (o dos ballenas se encuentran en la playa), ya disponible en salas de cine, competirá el próximo octubre en las ternas de Mejores Efectos Visuales, Efectos Especiales, Guión Original y Mejor Ópera Prima en los premios Ariel. La cinta, que abre la conversación sobre temas de salud mental, fue escrita y dirigida por Jorge Cuchí.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).– Con cuatro nominaciones a los Ariel, los premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), la película 50 (o dos ballenas se encuentran en la playa), del director Jorge Cuchí, llega a las salas de cine.
El filme, protagonizado por José Antonio Toledano (Félix) y Karla Coronado (Elisa), que cuenta la historia de dos adolescentes de 17 años que se conocen mientras se enfrascan el reto viral el “juego de la ballena azul” –con el objetivo de llegar hasta el desafío final: el suicidio–, llega a cines con nominaciones a Mejores Efectos Visuales, Efectos Especiales, Guión Original y Mejor Ópera Prima.
«Estamos muy contentos en primer lugar por la nominación a Mejor Ópera Prima porque te dice que valió la pena incursionar en esto y no la regaste. La verdad es que estoy muy contento en ese sentido, me siento como un honrado, se siente como una bienvenida a una industria que siempre me atrajo», comentó Jorge Cuchí en entrevista con SinEmbargo.
El director ha dedicado 25 años de su carrera a la publicidad y tiene más de mil comerciales producidos para cine y televisión, pero siempre tuvo una inquietud por el cine por la que ahora debutó con esta cinta que se desprende de un guión que él mismo escribió inspirado al escuchar en las noticias sobre un reto viral que supuestamente llevaba a adolescentes del mundo hasta la muerte.
«Me encanta la nominación a Mejor Guión porque te reconocen que hiciste bien tu historia, que sí pudiste escribir una historia más allá, que sí pudiste llenar dos horas de la historia y la verdad es que yo estoy muy orgulloso, honrado y estamos muy contentos todos».
El juego es simple: son 50 retos, uno diferente cada día. El administrador es quien decide cuáles serán. Si cumples con cada uno, en el final deberás suicidarte, y si no lo haces, tu familia pagará las consecuencias. En esto consiste el reto de la Ballena Azul, un polémico juego salido de Internet que hizo que Cuchí investigara aún más.
Pero en 50 (o dos ballenas se encuentran en la playa) la atención está sobre todo en Félix y Elisa, dos adolescentes atormentados por su propias vidas que se cruzan a cumplir uno de los retos: el de conocer a «otra ballena azul». Es ahí cuando se dan cuenta que tienen más en común que sólo el juego.
«El reto que detonó en mí esta historia fue el de tener una cita con otra ballena azul, cuando veo este reto me pregunto y se origina una hipótesis de que si el reto es real, y si el administrador el que está soltando este reto, es una gran oportunidad para un administrador de conocer un jugador haciéndose pasar por un jugador, y a partir de ahí empiezo a armar esta historia de dos jugadores que se conocen y conectan».
La oportunidad de tener a dos personajes contando esta historia dio al director la posibilidad de trazar dos perfiles completamente diferentes e indagar en las razones de porqué las personas decidirían meterse dentro del juego, ¿qué es eso que los lleva a querer quitarse la vida?
«No sabes qué lo motiva, por qué se quieren quitar la vida, sólo conoces su decisión, y para mí ese personaje simboliza o retrata a todos los demás cuyas causas y motivaciones no conocemos, incluye todas las otras causas. Yo no le puedo echar la culpa a nadie, a lo mejor es química cerebral, a lo mejor es una persona que simplemente nació melancólica», se cuestiona.
«La película nunca se detiene, es una película bastante ágil, pero sí se permite hablar de incomunicación, de relación con padres, de relación con autoridades familiares. Es una historia al final y una historia de amor que va a creciendo conforme se van acercando al final que puede ser trágico o no, que es el reto 50 y que implica suicidarse», agrega.
ATENCIÓN ESPECIAL A LA JUVENTUD
El director es claro cuando afirma que las personas deciden cometer un suicido «no es porque quieran terminar con sus vidas, es porque quieren terminar con su tristeza», y el reto entonces sólo se convierte en un pretexto para llevarlo a cabo. Ahí Felix y Elisa, rodeados de un ambiente familiar ausente, no dudan en una decisión que habrán tomado incluso antes de jugar.
«Elisa creo que es un personaje que desde el guión te da todas estas herramientas: todas sus heridas, todos sus dolores, todas sus carencias para construirlo, pero en lo que yo me quise enfocar es el miedo terrible que tiene Elisa a la soledad porque creo que eso es el motor principal de todo lo que hace, creo que ha tenido perdidas, una perdida bastante importante paternal, ha tenido bastantes heridas, tiene un perpetrador en casa. Si la analizamos suficiente no tiene muchos amigos, no tiene contacto con nadie más que con Felix, y creo que su motor principal para completar estros retos es dejar de sentir todo este dolor, pero la manera en que lo quiere hacer es estar acompañada, entonces para mí fue importante no perder eso de vista jamas», recalcó la actriz Karla Coronado.
Felix, por su parte, es un adolescente que parece tener apatía absoluta por lo todo lo que lo rodea. Él se convierte en un «salvador» para Elisa sin querer si quiera salvarse así mismo.
«Felix es super enigmático, sabes qué onda con su vida, sabes cuáles han sido sus dolencias, cuál es su pasado, más o menos te vas dando ahí ciertas ideas de, quizá, cómo fue la relación con sus padres en su infancia, qué los ha llevado a un momento así. Entonces justo, sin tratar de dar demasiadas explicaciones y de que también todo fuera una duda para el espectador, pues yo lo construí desde ese bagaje para encarnar al personaje», indica José Antonio Toledano.
El filme, ganador a Mejor Largometraje Mexicano en la pasada edición de Festival Internacional de Cine de Morelia, centra la atención en las acciones de sus protagonistas, y de telón, la vida que llevan con sus familias y escuelas.
La cámara de 50 (o dos ballenas se encuentran en la playa) nunca enfoca los rostros de adultos que ahí parecen, se escuchan sus voces pero terminan siendo una especie de entes que no terminan de verse por completo.
«Eso me da un resultado colateral, y eso lo vi mucho en festivales, sucede que los padres al ver padres sin rostros ellos lo ponen, es decir, sí se sienten reflejados porque no están viendo otra cara y entonces la única cara que le ponen es la suya. Entonces cuando ven que sí son así con sus hijos, que aunque todo parece que está bien y no se dan cuenta de nada, como que les abren los ojos y te lo dicen, ‘me abriste los ojos y me sentí hasta cierto punto sacudido'», explica Cuchí.