El hospital señaló que la vacuna contra la COVID-19 es una de las varias inmunizaciones exigidas por la mayoría de los programas de trasplantes de Estados Unidos, incluyendo una vacuna contra la gripe y las vacunas contra la hepatitis B.
Por Philip Marcelo y Rodrique Ngowi
Mendon, Massachusetts, Estados Unidos, 27 de enero (AP) — Un hospital de Boston se defendió luego de que la familia de un hombre afirmó que le negaron un corazón nuevo por rehusarse a vacunarse contra la COVID-19, señalando que la mayoría de los programas de trasplantes del país establecen requisitos similares para mejorar las posibilidades de supervivencia de los pacientes.
La familia de D.J. Ferguson señaló en una petición de financiamiento colectivo esta semana que los directivos del Brigham and Women’s Hospital le dijeron al hombre de 31 años de edad, padre de dos hijos, que no era elegible para el procedimiento debido a que no está vacunado contra la COVID.
“Estamos contra la pared ahora mismo. Es un momento sumamente delicado”, señaló la familia en su petición, que ha recaudado decenas de miles de dólares. “No es una cuestión política. ¡La gente necesita tener una opción!".
La madre del hombre, Tracey Ferguson, insiste en que su hijo no se opone a la vacuna, señalando que ha recibido otras inyecciones en el pasado. Pero afirmó el miércoles que ha sido diagnosticado con fibrilación auricular —un ritmo cardíaco irregular y a menudo rápido— y que le preocupan los efectos secundarios de la vacuna contra la COVID-19.
“D.J. es un paciente informado”, dijo Tracey Ferguson en una breve entrevista en su casa ubicada en Mendon, a unos 48 kilómetros (30 millas) al suroeste de Boston. “Quiere que los doctores le aseguren que su condición no será peor o letal con esta vacuna contra la COVID-19”.
El hospital rechazó comentar sobre el caso de D.J. Ferguson, argumentando las leyes de privacidad del paciente. Pero señaló una respuesta que publicó en su sitio web en la que decía que la vacuna contra la COVID-19 es una de las varias inmunizaciones exigidas por la mayoría de los programas de trasplantes de Estados Unidos, incluyendo una vacuna contra la gripe y las vacunas contra la hepatitis B.
El hospital dijo que las investigaciones han demostrado que los receptores de trasplantes corren un mayor riesgo de morir de COVID-19 que otros pacientes, y que sus políticas están en consonancia con las recomendaciones de la Sociedad Estadounidense de Trasplantes y otras organizaciones sanitarias.
Los pacientes también deben cumplir otros criterios de salud y estilo de vida para recibir órganos donados, y se desconoce si D.J. Ferguson los cumplía o los habría cumplido. Hay escasez de órganos de donantes, por lo que los centros de trasplantes sólo colocan en la lista de espera a los pacientes que consideran que tienen más probabilidades de sobrevivir con un nuevo órgano.
Hospitales de otros estados han enfrentado a críticas similares por negar trasplantes a pacientes que no estaban vacunados contra la COVID-19.
En Colorado el año pasado, una mujer que padecía una enfermedad renal en fase avanzada dijo que el hospital le negó el trasplante porque no estaba vacunada. Leilani Lutali, una cristiana, dijo que se oponía a la inmunización por el papel que desempeñan las líneas celulares fetales en el desarrollo de algunas vacunas.