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Guadalupe Correa-Cabrera

24/01/2022 - 12:02 am

La Contrarreforma Energética y el Parlamento Abierto

«El tema es muy complejo y existen grandes grupos de poder económico y político a quienes conviene presentar su propia interpretación de las cosas, con el objeto de defender sus intereses en un sector que es clave, incluso a nivel geopolítico».

«Llama mucho la atención el esfuerzo tan impresionante por parte de la industria eléctrica privada transnacional, a través de los grandes medios de comunicación o la prensa internacional, para comunicar sus puntos y criticar al máximo la propuesta de reforma del Ejecutivo mexicano». Foto: Cortesía Cámara de Diputados

Este año se disputa la “madre de todas las batallas” para el actual Gobierno de México. Esta es definitivamente, y sin lugar a dudas, la principal lucha que se llevará a cabo durante la administración de Andrés Manuel López Obrador. En el mes de abril de este año se prevé se definirá el futuro del sector eléctrico en México. Nuestros legisladores aprobarán o no la propuesta de reforma al sector eléctrico (o contrarreforma energética) que envió el Ejecutivo al Congreso de la Unión—quizás con algunas modificaciones.

Es muy importante que como ciudadanos comprendamos muy bien de qué se trata esta gran batalla, pues de la decisión que tomen los legisladores mexicanos que nos representan, depende el futuro de nuestra nación en materia de generación y distribución de electricidad. En el contexto más general de las cosas, y tomando en consideración la situación internacional en los mercados de energía, este resultado es crucial para el futuro de México y nuestras familias.

El tema es muy complejo y existen grandes grupos de poder económico y político a quienes conviene presentar su propia interpretación de las cosas, con el objeto de defender sus intereses en un sector que es clave, incluso a nivel geopolítico. En épocas de infodemia y grandes intereses económicos transnacionales que dominan los espacios públicos y los medios de comunicación, nos conviene mantenernos informados pues lo que está en juego es demasiado.

Está en juego nuestra soberanía y recursos naturales clave en un momento en que las luchas por la hegemonía mundial se concentran en la generación de distintas fuentes de energía, entre ellas de la electricidad. También vivimos en una era de privatización y dominio de oligopolios transnacionales, en la cual se suscitan enormes fluctuaciones en los precios de la electricidad. Bajo este contexto, están en juego también nuestros ingresos básicos y la supervivencia de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.

En un esquema de cambio climático—de índole supuestamente antropogénica—grandes grupos económicos se beneficiarán de una reconversión de la matriz energética a nivel global hacia la generación de energías renovables—o la consolidación de lo que algunos denominan “nuevos acuerdos verdes”. Bajo estos marcos de referencia, se otorgarán enormes subsidios que serán accesibles sólo para los elegidos—las grandes empresas que dominan los mercados globales de energía.

Así, desde el mundo desarrollado se plantea una profunda transformación del sector energético a nivel global, que reproduciría y profundizaría la dependencia del mundo en desarrollo hacia las nuevas tecnologías “verdes” generadas por los países ricos. En otras palabras, hablamos de una dependencia hacia los grandes conglomerados energéticos, que ahora incursionan en el sector de las renovables con miras a dominar todos los procesos de generación de energía (incluyendo las industrias del gas y el petróleo), concentrando los mercados en sus manos y ejerciendo poder oligopólico a nivel global.

Después de la rápida aprobación de una reforma energética en el 2013 que nada benefició a México ni a los mexicanos, pero sí a las empresas transnacionales, se hace visible el atraco y se exhiben las prácticas corruptas que permitieron avanzar en esa dirección. En este contexto de gran daño al erario y saqueo de recursos naturales estratégicos de México, el actual Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, envía al Congreso de la Unión una propuesta de reforma al sector eléctrico con la misión expresa de rescatar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a la nación en general. El Presidente de México propone “reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución para regresar al Estado, a través de la CFE, el control del Sistema Eléctrico Nacional.”

En específico plantea: “i) reintegrar y fortalecer a la CFE; ii) devolver a CFE la operación y control del Sistema Eléctrico Nacional; iii) recuperar la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional; y iv) garantizar 46 por ciento de la generación para el sector privado”. Al exponer sus motivos, el Ejecutivo argumenta que “México está perdiendo con la reforma del 2013” pues esta se “diseñó para injertar al sector privado bajo delirios políticos y prejuicios de mercado, sin ningún criterio técnico”.

Y así los resultados negativos hoy son claros. Entonces la reforma al sector eléctrico propone: “Terminar con contratos deshonestos e ilegales; revertir la fragmentación injustificada de la CFE; despachar la energía de CFE, relegada con argucias legales; terminar con el caos en el Sistema Eléctrico Nacional, y liderar la transición energética de México a través de la CFE” [Nota: Información contenida en la presentación de la Coordinación de Comunicación Corporativa de la CFE].

En distintos foros, el Gobierno mexicano se ha abocado a la tarea de plantear y explicar, con todo cuidado, las “falacias y realidades” del estado actual del sector eléctrico en México y su propuesta de reforma. Asimismo, y con el objeto de fortalecer el análisis de la iniciativa de reforma, la Junta de Coordinación de la Cámara de Diputados (Jucopo) acordó el año pasado la realización de foros de Parlamento Abierto (en apoyo y en contra de la propuesta de reforma) del 17 de enero al 15 de febrero. Dichos foros se desarrollan en 3 modalidades: I) Diálogos de la Jucopo; II) Mesas en Comisiones, y III) Debates en el Canal del Congreso.

En la sesión inaugural del 17 de enero se invitó a gobernadores y a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. En el Parlamento Abierto también participan “administradores, directores, representantes y ejecutivos de alta dirección de empresas relacionadas con el sector energético y la industria eléctrica, así como organizaciones académicas, entidades públicas y expertos en la materia” [Cámara de Diputados, LXV Legislatura]. Entre los temas que se discuten destacan: 1) El Sistema Eléctrico Creado por la Reforma de 2013; 2) El Papel del Estado; 3) Objetivos Planteados y Resultados de la Reforma de 2013; 4) Constitucionalidad y Legalidad de la Iniciativa de la Reforma Eléctrica de 2021; y 5) Medio Ambiente y Transición Eléctrica.

Así, los foros de Parlamento Abierto constituyen un espacio fenomenal de información y debate, a través de los cuales grupos a favor y contra la reforma discuten los temas más importantes al respecto, así como los pros y los contras de la propuesta en un espacio de apertura y de gran utilidad para la sociedad civil mexicana y todos los interesados en el sector el eléctrico, tanto dentro del país, como en el extranjero. Este es parte de un ejercicio que se promueve actualmente entre la población y los interesados, que incluye también la organización de asambleas informativas distritales y municipales.

Experimentamos actualmente en México un ejercicio informativo de primer nivel y de debate sin precedentes. Aprovechemos esta oportunidad para instruirnos y sintonicemos el Canal del Congreso, pues en una democracia representativa es nuestra responsabilidad dar seguimiento a este tipo de procesos clave.

Llama mucho la atención el esfuerzo tan impresionante por parte de la industria eléctrica privada transnacional, a través de los grandes medios de comunicación o la prensa internacional, para comunicar sus puntos y criticar al máximo la propuesta de reforma del Ejecutivo mexicano. Revistas como The Economist (la cual representa intereses privados muy poderosos y bien identificados) y empresas consultoras mexicanas representando intereses de los grandes corporativos de energía (muchos de ellos enfocados en el sector de las renovables) se encuentran destinando recursos muy importantes a reventar, a nivel discursivo, los intentos de reforma en nuestro país—argumentando problemas técnicos, ineficiencias en materia de producción, daño ambiental potencial y salida masiva de inversión extranjera.

Los mejores ejemplos de dichos argumentos se encuentran en los últimos números de la revista The Economist, en los reportes sobre el tema del centro de pensamiento y análisis México Evalúa, en los del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) y en un reporte especial sobre la propuesta de reforma al sector eléctrico en México elaborado por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable del Departamento de Energía estadounidense. Las críticas más férreas a la reforma propuesta por el Ejecutivo mexicano parece que se encuentran relacionadas a poderosos grupos de interés que se habían beneficiado (y que continuarían beneficiándose aún más en el futuro) con la reforma del 2013. Valdría la pena hacer ese análisis a mayor profundidad.

Llama la atención, del mismo modo, los comunicados oficiales, los mensajes diplomáticos y el lenguaje utilizado en las comunicaciones pertinentes después de la última visita a México de la Secretaria de Energía estadounidense, Jennifer Granholm. La funcionaria externa su preocupación por algunos aspectos de la reforma, principalmente por el “potencial impacto negativo de las reformas energéticas propuestas sobre las inversiones privadas estadounidenses en México”. Vale la pena revisar dichas comunicaciones y analizar su contenido y el tono de las mismas. Estados Unidos “valora enormemente su relación con México y ve una tremenda promesa para que las energías renovables fomenten la competitividad en Norteamérica” [Se recomienda revisar el siguiente hilo: https://twitter.com/SecGranholm/status/1484660152431099907?s=20].

Recordemos el hábil trabajo que siempre realiza el cuerpo diplomático estadounidense y el intento por consolidar en ese país una especie de “Nuevo Acuerdo Verde” (o Green New Deal) en la figura de lo que han intentado (aun sin éxito) aprobar como el denominado marco del Build Back Better. Recordemos también que ese país no tiene amigos, sino intereses. La reforma al sector eléctrico en México parece no adaptarse a los planes para “Reconstruir Mejor” a Estados Unidos en la era del desarrollo masivo del sector de las energías renovables.

El día martes 25 de enero tendré la oportunidad de participar en uno de los foros de Parlamento Abierto. Será parte del Tema 2: “El Papel del Estado en la Construcción del Sistema Eléctrico Nacional” y es el Foro 6 en el formato de Mesa en Comisiones. Ahí hablaremos sobre “El Estado como Garante de la Soberanía y del Sistema Eléctrico Nacional” y mostraré los intereses de distintos actores que se oponen a la reforma—vinculándolos (con base en evidencia) con distintos grupos de interés políticos y económicos nacionales y extranjeros. La sesión se transmitirá en el Canal del Congreso. Los esperamos.

En preparación para participar en el Parlamento Abierto he tenido la oportunidad de leer una gran cantidad de documentos y hablar con múltiples expertos del sector de la electricidad. He analizado a profundidad la propuesta del Gobierno de México y sus argumentos en casi todas las áreas. Debo confesar que las razones que expone el Gobierno mexicano me convencen ampliamente. Se encuentran muy bien expuestas y los números y proyecciones que presentan dan la razón a la propuesta de contrarreforma enviada por el Ejecutivo al Congreso de la Unión. También he leído los contraargumentos y francamente no me convencen; no apoyan ni a las familias mexicanas, ni al interés nacional, y sorprendentemente, tampoco parecen contribuir a la protección del medio ambiente (aunque afirmen lo contrario).

Me siento plenamente identificada con un comentario que leí el día de ayer en la red social Twitter: “He leído mucho sobre la [propuesta de reforma al sector eléctrico], llegando a la conclusión de que solamente las personas que han creído en [la infodemia] o los que perderán muchos privilegios están en contra de la misma” [Jesús Abraham G. H. – @Olegaroy]. Así de sencilla, la frase me pareció genial. Este martes 25 explicaré mejor cómo no apoyar la reforma significa vulnerar la soberanía de México y develaré, al mismo tiempo, algunas de las redes de intereses detrás del cabildeo o el lobby contra la propuesta de contrarreforma energética. Es posible que sea de su interés.

Guadalupe Correa-Cabrera
Guadalupe Correa-Cabrera. Profesora-investigadora de Política y Gobierno, especialista en temas de seguridad, estudios fronterizos y relaciones México-Estados Unidos. Autora de Los Zetas Inc.

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