La VI Brigada Nacional de Búsqueda ha iniciado sus labores de rastreo de víctimas en Morelos. A diferencia de otras ediciones, en esta ocasión se colocaron "buzones de paz", en los cuales se puede dar información que ayude en las labores de búsqueda. "Nosotros no buscamos culpables, buscamos desaparecidos" , es la consigna que repiten.
Jojutla, Morelos, 14 de octubre (SinEmbargo).- Margarita López González busca a su hijo José Ángel Sánchez López desde marzo de 2018. Ha recorrido miles de calles, centros penitenciarios y servicios forenses. Ha rasgado la tierra en campos y cerros. Se dice agotada, pero sentencia que no parará hasta encontrarlo "así rasguñe toda la tierra del país".
Sus palabras representan la determinación de cientos de personas que, como ella, participan en la VI Brigada Nacional de Búsqueda.
"Aunque estamos cansadas, no estamos derrotadas", añade la mujer quien es una de las 160 participantes de la brigada que, después de un año de estar suspendida por la pandemia, ha retomado sus actividades por dos semanas —del 9 al 24 de octubre— en 14 municipios del estado de Morelos: Jojutla, Huitzilac, Amacuzac, Yautepec, Cuautla, Mazatepec, Temixco, Totolapan, Puente de Ixtla, Tetecala, Xochitepec, Cuernavaca, Oaxtepec y Yecapixtla.
Los ejes para este ejercicio coordinado por la Red de Enlaces Nacionales (REN), una organización compuesta por más 160 colectivos ubicados en 26 estados, contemplan: la búsqueda en campo, la identificación forense, la búsqueda en vida, sensibilización con autoridades, así como las labores con la Iglesia.
En la búsqueda en campo, los colectivos acuden a diversos puntos, para rastrear y encontrar "corazones" o "tesoros", como les llaman a los restos humanos. En la búsqueda en vida, en tanto, visitan centros penitenciarios en donde se realizan actividades para mostrar fotografías y tratar de obtener información.
“Ojalá que estas brigadas sirvan para que la gente se acerque y podamos tener siquiera una esperanza para poder encontrarlos”, expresa María del Carmen Abarca Baena, quien busca a su esposo Saturno Giles Beltrán, desaparecido el 8 de marzo de 2014 en el estado de Guerrero.
Los colectivos piden a la ciudadanía morelense que, en caso de que posea alguna información que pueda ayudar a encontrar a sus "tesoros", se acerque a las actividades que se realizarán en escuelas, plazas públicas, hospitales, servicios médicos, servicios forenses e instituciones para compartirla.
Por ello, en esta ocasión se colocaron en las iglesias "buzones de paz", urnas en las cuales se puede aportar información, datos o cualquier elemento que aporte y ayude en la búsqueda de alguna persona desaparecida, así como mensajes de “solidaridad que alienten la incansable labor de búsqueda”.
"Nosotros no buscamos culpables, buscamos desaparecidos", es la consigna que repiten casi todos los participantes, lo que representa una muestra del mensaje colectivo que quieren enviar.
María del Carmen Abarca Baena detalla que la inactividad en la pandemia fue un periodo muy complicado para muchos colectivos y familiares de personas desaparecidas y por ese motivo para ellos es muy significativo que se hayan retomado estos ejercicios.
“Para nosotros volver a estas brigadas es muy importante porque sensibilizamos a mucha gente, a muchas familias que tienen personas desaparecidas, pero que no buscan”, narró.
LA SENSIBILIZACIÓN
El alarido de una madre a la que le secuestraron y desaparecieron a su hijo menor se escucha en una sala. Se hace presente frente a policías y autoridades municipales de Jojutla, Morelos: “¡Natán!”, grita Alicia Gallegos Manríquez en tres ocasiones. Es una reunión que realiza la Brigada bajo el eje de sensibilización.
El grito de la mujer de 64 años arranca un par de lágrimas al menos a dos policías que la escuchaban. Con el testimonio de “Lichita”, como le dicen de cariño las activistas, esperan haber tocado al menos "un par de corazones”.
La madre comparte, y repite en entrevista, el clamor que tiene desde la noche en que llevó el dinero a los perpetradores para que le devolvieran a Natan Jesús Armando Hernández Gallegos, secuestrado el 28 de febrero de 2018 en Poza Rica, Veracruz. Con ello tiene la esperanza de que alguien la escuché y le dé una respuesta o un indicio del paradero de su hijo que jamás fue liberado.
El objetivo del eje de sensibilización, explica Alicia, es tratar de hacer ver a las autoridades que la corrupción, la desaparición forzada y la colusión destruyen vidas, por ellos les pide que volteen su mirada hacia los desaparecidos.
“Queremos que se conmuevan y se aplique la ley cuando deben de aplicarla, como debe de ser, sin sobornos, sin corrupción”, señala.
La madre de Natan detalla que desde hace tres años y siete meses busca a su hijo, pero a pesar de que existe una mujer detenida no hay más información porque la imputada no ha querido hablar. Es por ese motivo que para Alicia sensibilizar cobra gran importancia.
Alicia también refiere que otra de las finalidades es concientizar a la ciudadanía del dolor que llevan a cuestas las familias que no encuentran a uno de sus seres queridos.
“La gente nos juzga y se siente bien feo, no queremos ser juzgados porque ya con nuestra pena y nuestro dolor es más que suficiente. Nos juzgan porque creen que todos —los secuestrados y desaparecidos— los secuestraron o 'levantaron' porque andaban en algo malo. ¡No, no, no!, no digo que sí hay personas, pero ¿quienes somos nosotros para decir quién vive o no?”, narra en entrevista.
Para los familiares de personas desaparecidas acudir a una Brigada Nacional constituye mucho más que sólo jornadas de búsqueda —en campo y en vida— y sensibilización a diversos sectores de la sociedad, ya que también es un espacio de apoyo mutuo, de fortaleza y de un entendimiento necesario para fortalecerse en el camino de la búsqueda de los desaparecidos.
“Yo sé que a Natan, al menos aquí, no lo voy a encontrar, pero venir acompañar a las compañeras de Morelos me ayuda. Si no encuentro al mío encuentro a los de ellos. Para mí es como si me llevara un pedacito del corazón de ellos. Yo quisiera tener una varita y quitarles a mis compañeras este dolor. Este es un dolor que mata”, platica Alicia.
Y añade: “Yo donde agarro fuerza y energía es viniendo a estas brigadas, a estas pláticas, con las compañeras, porque nosotros nos entendemos, lloramos, platicamos. Otra gente no nos entiende, ni nuestra propia familia (a veces). A mí de la noche a la mañana me mataron, me arrancaron el corazón y solamente aquí con mis compañeras es donde estamos bien y esa es mi vida ahora”.
Maricel Torres Melo, madre de Ivan Eduardo Castillo Torres, secuestrado y desaparecido el 25 de mayo de 2011 en Poza Rica , Veracruz, coincide con Alicia y sus compañeras:
“Para nosotros la brigada es fortalecimiento es vida, siento que el convivir, el buscar nos hace vivir nos hace seguir luchando, nos da fuerzas y esperanza para seguir adelante, hasta encontrarlos".
Margarita López González, madre de Jorge Ángel, comenta que además es un espacio que ayuda a las familias a aprender, llevar nuevas formas y conocimientos para sus propios colectivos.
Las buscadoras y buscadores están conscientes de que tal vez no hallen a sus seres en Morelos —dicen—, pero su objetivo es ayudar a sus compañeras. Las expectativas y esperanzas en la brigada en esta edición, como en todas, es poder encontrar y recuperar:
“Nosotros venimos a apoyar a las compañeras con la esperanza de encontrar personas para así poder devolverle a algún hogar la tranquilidad de que sepan dónde están sus hijos, sus hermanos, esposos, sus tesoros”, dice Margarita.
Alicia detalla que la importancia de encontrar y regresar a alguien a su casa es porque significa devolver un poco de paz, pues para quienes tienen a sus seres queridos desaparecidos, la búsqueda se vuelve el eje que mueve sus vidas y de ahí que, coincide, no pararán hasta encontrarles.
"Es algo que cómo duele, duele mucho. Aunque tenga más hijos, me falta uno y a ese uno lo quiero llevar a casa, como sea vivo o muerto. Primero me quería morir (tras el secuestro,) pero ahora quiero vivir para buscarlo y encontrarlo, y poderlo llevar a casa. Eso quiero ahora: vivir para encontrarlo."
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.