Miguel Díaz-Canel llegó a la Ciudad de México acompañado, entre otros, por su Canciller Bruno Rodríguez y el Ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca. El líder cubano ya visitó a Andrés Manuel López Obrador en octubre de 2019, en la que fue su primera visita oficial desde que asumió la Presidencia de manos de Raúl Castro en abril de 2018.
Por María Verza
CIUDAD DE MÉXICO (AP).— El día de la Independencia de México estuvo dedicado a Cuba.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador pidió el jueves “respetuosamente" a Estados Unidos el fin del bloqueo a Cuba e instó a la comunidad cubano-estadounidense a que deje de lado los asuntos partidistas y busque la reconciliación.
La postura del mandatario mexicano no es nueva, pero sus palabras tienen especial simbolismo al ser pronunciadas durante el acto oficial del Día de la Independencia de México, un desfile militar donde tradicionalmente no son habituales los discursos pero que esta vez contó con las palabras no sólo de López Obrador sino de su invitado de honor, el líder cubano Miguel Díaz-Canel.
“Ojalá que el Presidente [Joe] Biden, quien posee suficiente sensibilidad política, actúe con esa grandeza y ponga fin para siempre a la política de agravios hacia Cuba”, dijo el Presidente mexicano. “También debe ayudar la comunidad cubano-estadounidense haciendo a un lado los intereses electorales o partidistas; hay que dejar atrás el resentimiento, entender las nuevas circunstancias y buscar la reconciliación”, agregó en un claro llamado al exilio cubano que no solía entrar en sus discursos.
Esas declaraciones tienen lugar durante el primer viaje al exterior del cubano después de las protestas contra el Gobierno que tuvieron lugar en julio y cuya represión suscitó duras críticas internacionales y cuando el país lleva año y medio sumido en una fuerte crisis debido a la paralización de su economía por la pandemia y al endurecimiento de las sanciones estadounidenses.
“Se ve mal que el Gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio Gobierno", agregó. “Si esta perversa estrategia lograse tener éxito... se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco”, dijo el mandatario mexicano.
Miles de cubanos se echaron a la calle a medios de julio para protestar por la escasez de bienes básicos y los cortes de energía, pero también criticaron la política del Gobierno y pidieron más libertades en la isla. Fueron las manifestaciones más grandes desde los años 90 y muchas entidades, tanto desde el seno de Naciones Unidas como de la Unión Europea o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, condenaron la represión con la que actuaron las autoridades para disolverlas, el uso excesivo de la fuerza y las detenciones que siguieron.
Poco después, el Gobierno de México envió a Cuba medicamentos, alimentos y también combustible en lo que supuso el mayor apoyo en ayuda humanitaria en décadas, sólo comparable al ofrecido en tiempos de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) cuando la isla vivía la crisis provocada por el derrumbamiento del bloque soviético.
A la vez, el Presidente López Obrador endureció su discurso con duras condenas al bloqueo, diciendo que la resistencia cubana debería ser considerada patrimonio de la humanidad y arremetiendo contra la Organización de los Estados Americanos (OEA), que expulsó a Cuba en 1962 y que, según el gobernante mexicano, debía ser reemplazada “por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie”. Gran parte de estos comentarios fueron repetidos el jueves.
Díaz-Canel agradeció todos estos gestos y tras recordar el pasado común de ambos países -aquí se conocieron Fidel Castro y el Che Guevara y se fraguó parte de la revolución cubana- elogió que el vínculo entre las dos naciones haya persistido pese a las diferencias políticas de algunos periodos.
“A lo largo de los años jamás se ha quebrado lo que la historia unió indisolublemente", afirmó. "Nuestros dos países han honrado sus políticas soberanas al margen de cercanías o distancias entre los gobiernos”.
Durante décadas, México fue muy cauteloso con la isla y defendió la no injerencia en asuntos internos de otros países para evitar así que pudieran criticar la política interior mexicana.
Con los gobiernos del PAN, de 2000 a 2012, siguió condenando el embargo, pero se alineó más con la necesidad de cambios políticos en la nación caribeña y la defensa de los derechos humanos, un enfoque que cambió de nuevo con la administración de López Obrador, y suscitó las críticas de muchos opositores.
“Mientras el Presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel habla en los festejos patrios de México, el Parlamento Europeo aprueba una condena a Cuba por la represión del gobierno a los ciudadanos cubanos”, escribía en Twitter el columnista Sergio Sarmiento.
Las voces más airadas llegaron sobre todo entre los opositores del PAN. “Es inaceptable el protagonismo en las fiestas del bicentenario de la consumación de la Independencia de un dictador que encierra a decenas de ciudadanos cubanos”, tuiteó el expresidente Felipe Calderón (2006-2012).
No obstante, desde principios de año, el Presidente mexicano ha participado en distintas celebraciones históricas junto a mandatarios de la región y esta misma semana indicó que había invitado a Biden a México el 27 de septiembre, cuando se celebrarán los 200 años de la consumación de la Independencia de España. El Presidente estadounidense no vendrá, pero sí está previsto que lo haga su Secretario de Estado, Antony Blinken.
El Pdte cubano Díaz Canet, encabeza un gobierno altamente represor, que ha asesinado opositores a la luz del día, y encarcelado injustamente a decenas más, periodistas y civiles, muchos incomunicados. Es inaceptable avalar eso, dándole trato privilegiado en nuestro Bicentenario.
— Felipe Calderón (@FelipeCalderon) September 14, 2021
Desde su llegada al poder, en diciembre de 2018, López Obrador ha intentado fortalecer un liderazgo entre los gobiernos latinoamericanos considerados de izquierda a la vez que mantiene su relación estratégica —y no exenta de tensiones— con Estados Unidos.
Pero para académicos como el historiador Rafael Elías Rojas, este papel de bisagra entre Norteamérica y América Latina, cuyo ejemplo más reciente podría ser el alojar el actual proceso de diálogo entre el Gobierno y oposición de Venezuela, todavía no se sabe en qué puede acabar, máxime cuando el discurso hacia Biden se ha vuelto más agresivo.
El nuevo respaldo de México a Cuba tuvo lugar en vísperas de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a celebrar el fin de semana con la participación de 17 jefes de Estado o Gobierno y un foro de integración donde no está Estados Unidos y que México intenta reforzar.
Por otra parte, Cuba confía en profundizar el diálogo político al más alto nivel y ampliar las relaciones económicas y comerciales así como la inversión y la cooperación.