Los Juegos tienen lugar del 23 de julio al 8 de agosto, en mitad de un estado de emergencia en la capital anfitriona que sufre una nueva ola de contagios y en los últimos días sumó casi 2 mil casos diarios de contagios, una cifra que no se alcanzaba desde enero y que enciende las alertas.
Tokio, 23 jul (EFE).-La tenista japonesa Naomi Osaka fue la encargada de encender el pebetero olímpico en el Estadio Olímpico de Tokio en la ceremonia de inauguración de los Juegos de la capital japonesa que tuvo lugar este viernes.
Osaka subió la escalinata que se abrió ante ella en la estructura que alzaba el pebetero, de forma esférica y diseñado por Oki Sato, que se inspiró en el sol para darle forma.
La estructura esférica se abrió para emular la forma de una flor y fue entonces cuando la deportista pasó la llama de la antorcha que portaba para dar por concluida una ceremonia de cuatro horas.
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Naomi Osaka sube las escaleras y enciende el pebetero en #Tokyo2020 pic.twitter.com/nsFJVDwtQ6
— MARCA Claro (@MarcaClaro) July 23, 2021
El pebetero, extrañamente fuera de lugar, colocado en una estructura en el terreno de juego del estadio, fue situado en las instalaciones tras su construcción, pues su artífice, el arquitecto Kengo Kuma, no lo incluyó en su diseño original.
La tenista recibió la llama de un grupo de seis estudiantes procedentes de las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima, las más castigadas por el desastre natural y nuclear de marzo de 2011 y cuya reconstrucción era originalmente el tema central de los Juegos.
A ellos se unieron en los metros finales del recorrido dentro del estadio la atleta paralímpica Wakako Tsuchida, el doctor Hiroki Ohashi y la enfermera Junko Kitagawa, enfermera, en un homenaje al personal sanitario que desde hace casi dos años se encuentra en primera línea de atención de la pandemia de covid-19.
También participaron las leyendas vivas del béisbol Shigeo Nagashima (85 años) y Sadaharu Oh (81), que recorrieron no sin esfuerzo su tramo, acompañados por Hideki Matsui.
Ellos recibieron la llama del campeón de judo Tadahiro Nomura y la luchadora Saori Yoshida, ganadora de tres oros olímpicos (Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012), que desde la llegada de la llama en marzo de 2020 han promocionado el relevo.
Estas personalidades se suman a los 10.515 relevistas que durante 121 días recorrieron las 47 prefecturas del archipiélago, en gran parte de los casos fuera de la vía pública por la pandemia.
EL DEPORTE SUPERA A LA PANDEMIA
Thomas Bach, presidente del COI, rindió homenaje en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Tokio a los deportistas que han superado «la incertidumbre» de la pandemia y han cumplido su meta de llegar a los Juegos de Tokio.
«Hoy es un momento de esperanza. Sí, es muy diferente de lo que todos habíamos imaginado. Pero valoremos este momento porque por fin estamos todos juntos», dijo en su discurso ante los equipos participantes en los Juegos.
«Este es el poder unificador del deporte. Este es el mensaje de solidaridad, el mensaje de paz y el mensaje de resiliencia. Esto nos da a todos la esperanza de seguir caminando juntos», añadió.
Para Japón, país al que agradeció sin descanso su compromiso con los Juegos, «ha sido un viaje difícil, con retos sin precedentes en el camino».
«Primero la reconstrucción tras el Gran Terremoto del Este de Japón y luego la pandemia de coronavirus. Por eso nuestra gratitud y admiración por ustedes es aún mayor», incidió.
A los deportistas les reconoció que tuvieron que enfrentarse «a grandes retos en el viaje olímpico».
En tanto, Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador de los Juegos de Tokio, expresó durante la ceremonia inaugural su deseo de que «el paisaje» que deje estos Juegos sea «el de la diversidad y un futuro en armonía».
«Nos anima mucho el esfuerzo de los deportistas por ir avanzando a pesar de las dificultades. Estoy muy orgullosa de ustedes como atleta», indicó la exciclista y expatinadora, medallista olímpica.
«Ahora es el momento de mostrar la fuerza de los atletas y del deporte y su carrera será un tesoro para el futuro», añadió.
Hashimoto agradeció el trabajo de todos los que han hecho posibles los Juegos.
«Hace 10 años sufrimos el terremoto en el norte de Japón pero mucha gente nos echó una mano entonces y lo agradezco mucho. Hoy podemos mostrar que la reconstrucción está en camino», indicó.
TOKIO PRESENTA SU ANTIGÜA ESENCIA
Los Juegos Olímpicos de Tokio comenzaron la ceremonia de apertura este viernes al ritmo de la tradición más nipona, con la madera y la historia de su capital como protagonistas bajo las luces blancas y rojas de su bandera.
Tokio, la ciudad anfitriona del evento internacional, conocida antiguamente como Edo desde el año 1603 a 1868, presentó una de las características que florecieron durante este período, el uso de la madera y el trabajo carpintero, símbolos tradicionales del cuidadoso trabajo y la arquitectura nipona.
Los bailarines, vestidos con «haori» o chaquetas de kimono, como solían vestir los trabajadores de la época, se lanzaron sobre andamios de mandera, golpeando como carpinteros este elemento, imprescindible en la cultura japonesa.
Al ritmo de una canción popular, homenaje a la Asociación de Bomberos de Edo, esenciales antes y ahora en el país para salvaguar del fuego estas estructuras, el elenco de actores se desplegó en el centro del Estadio Olímpico.
Liderados por una poderosa Miki Maya, conocida actriz del teatro femenino Takarazuka, portaron hasta el centro los anillos Olímpicos, hechos de una madera muy especial y de cuatro metros de diámetro.
En los Juegos de 1964, los primeras Olimpiadas de Japón, atletas de las distintas naciones participantes portaron semillas de árboles que fueron plantados en el país y hoy, cincuenta años más tarde, la madera de sus árboles, regresa al Estadio Nacional en forma de anillos.
El Estadio Nacional, diseñado por Kengo Kuma, también revela la importancia y tradición de la madera en el país, pues su estructura está revestida con la madera de las 47 prefecturas de Japón.
El estadio olímpico, con capacidad para unos 68 mil espectadores, acogió a unos 11 mil 500 atletas llegados de más de 200 países y 33 deportes, así como a menos de un millar de mandatarios extranjeros y autoridades, donde tan solo 150 serán representantes locales.
Los Juegos más caros de la historia (15 mil 400 millones de dólares) cuentan con el mayor despliegue de seguridad en Japón, 8 mil 500 efectivos de las Fuerzas de Autodefensas desplegadas y 60 mil policías patrullando las calles y las 42 sedes deportivas.
Los Juegos tienen lugar del 23 de julio al 8 de agosto, en mitad de un estado de emergencia en la capital anfitriona que sufre una nueva ola de contagios y en los últimos días sumó casi 2 mil casos diarios de contagios, una cifra que no alcanzaba desde enero y que preocupa a las autoridades.
OPOSICIÓN DENTRO Y FUERA DE TOKIO
«Cancelen las Olimpiadas», gritaban subidos en tarimas o furgonetas y rodeados de policías impasibles.
El acceso al ayuntamiento, vallado, impedía ver la llegada de la antorcha, un símbolo que ha recorrido el archipiélago durante cuatro meses casi a escondidas.
Otro símbolo, el de los anillos olímpicos, también está tachado en las pancartas de los manifestantes, que afirman convencidos «no miraremos al cielo», en lo que se refiere a ver el inminente paso del escuadrón aéreo.
«Ya estábamos en contra del evento cuando se anunció en 2013, pero ahora con la pandemia se confirmaron nuestras denuncias», afirma una joven tokiota de 24 años que prefiere mantenerse en el anonimato por posibles represalias policiales.
Además de la mascarilla, viste casco protector y unas gafas de sol opacas porque no quiere que su rostro pueda ser rastreado por la policía nipona.
Pertenece a la Federación Japonesa de Asociaciones Estudiantiles, una organización de izquierdas fundada en 1948.
«Con el coronavirus han salido a la luz problemas de Japón como la pobreza, el estancamiento económico o la situación de las mujeres. Las grandes empresas solo buscan el beneficio, este evento es un ejemplo», afirma la estudiante.
Poco antes de la apertura planean marchar por las calles y se apostarán al frente del Estadio Olímpico para «tratar de burlar a la policía» y mostrar su oposición.
Para este día han llegado jóvenes de todo el país: Kioto, Okinawa y Hiroshima, entre otras ciudades.
Como Soma, de 24 años, que la semana pasada participó en las manifestaciones en contra de la llegada del presidente del Comité Internacional, Thomas Bach, a Hiroshima.
«No lo queríamos en Hiroshima. ¿Por qué tiene que usar el símbolo de paz de nuestra ciudad para las Olimpiadas en este momento?», comenta el joven, que llegó ayer a la capital para marchar junto a otros cientos hacia el Estadio Nacional, donde se celebra la inauguración.