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Alejandro De la Garza

10/07/2021 - 12:04 am

Con los ojos rete colorados

Como es sabido, la resolución fue forzada por la inacción de los legisladores en el Congreso y su reticencia a legislar sobre el tema desde 2015, cuando la Corte resolvió un histórico amparo y se pronunció por primera vez a favor de la inconstitucionalidad de la prohibición del consumo lúdico o recreativo del cannabis y el THC (tetrahidro-cannabidiol) la sustancia psicoactiva de la planta, diferente del CBD (cannabidiol), cuyo uso con fines médicos se aprobó desde 2017.

Tianguis para la venta de mariguana.
"El alacrán paso por ese tianguis el 20 de abril, durante el Festival conmemorativo del Día del Cannabis, y ahí apreció no sólo la venta de cigarros de mariguana (ocho pesos) y de bolsitas de plástico con los supuestos 28 gramos reglamentarios (90 pesos), sino también los caramelos y brownies, las paletas, chocolates y demás productos cannábicos de viaje garantizado". Foto: Daniel Augusto, Cuartoscuro

Con los ojos rete colorados y la bosa reseca —como dice la copla—, el sino del escorpión celebra gustoso la resolución de la Suprema Corte de Justicia del pasado 28 de junio, donde se declara inconstitucional la prohibición, contenida en varios artículos de la Ley de Salud, del uso recreativo de la mariguana, porque dicha restricción “afecta el libre desarrollo de la personalidad de los individuos”, según expertos, legisladores, jueces y usuarios.

Como es sabido, la resolución fue forzada por la inacción de los legisladores en el Congreso y su reticencia a legislar sobre el tema desde 2015, cuando la Corte resolvió un histórico amparo y se pronunció por primera vez a favor de la inconstitucionalidad de la prohibición del consumo lúdico o recreativo del cannabis y el THC (tetrahidro-cannabidiol) la sustancia psicoactiva de la planta, diferente del CBD (cannabidiol), cuyo uso con fines médicos se aprobó desde 2017. La medida representa una victoria momentánea en la lucha por eliminar del derecho mexicano el delito de posesión simple de mariguana y erradicar así el abuso policiaco y la criminalización de los usuarios.

La declaración da un respiro (para un jalón a la chora) en el camino de continuar impulsando la regulación del consumo, pero de ninguna manera representa una política pública ni regula en definitiva el uso lúdico del cannabis, pues más bien remite esas responsabilidades al Congreso, a la Secretaría de Salud y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), encargada de trazar los lineamientos para el uso recreativo, la siembra, cultivo y posesión de la planta.

El largo proceso burocrático no llegará pronto y ni siquiera parece probable desarrollarlo durante el medio sexenio restante; pero en tanto, los consumidores de mariguana recreativa en México seguirán haciéndolo con o sin permisos, con o sin amparos y más allá de la Corte. Baste recordar la huida del Senador Ricardo Monreal de su oficina en el Senado ante la humareda y el “hornazo” emergente por la ventana (¡cof, cof!), ubicada justo arriba del “fumatón”, ese surrealista tianguis de consumo abierto de mariguana instalado desde febrero de 2020 y hasta hace unos días frente a las oficinas de la Cámara alta en la avenida Reforma.

El alacrán paso por ese tianguis el 20 de abril, durante el Festival conmemorativo del Día del Cannabis, y ahí apreció no sólo la venta de cigarros de mariguana (ocho pesos) y de bolsitas de plástico con los supuestos 28 gramos reglamentarios (90 pesos), sino también los caramelos y brownies, las paletas, chocolates y demás productos cannábicos de viaje garantizado. “Estos te ponen bien pacheco”, le garantizó un dealer al escorpión, al ritmo de la música y en medio de la envolvente nube cannábica flotando sobre el Parque Luis Pasteur, en plena esquina de Reforma e Insurgentes, donde también fueron sembradas y crecieron enormes plantas. (“Cae la noche sobre Reforma. En los bajos del Senado, los muchachos fuman mariguana”, pensó el escorpión trastocando el “Himno entre ruinas”, de Octavio Paz).

La concentración en el Senado se inició por un llamado del Movimiento Cannábico Mexicano y en demanda de la pronta acción legislativa; no obstante, al correr de las semanas se fue integrando una banda creciente de todo tipo de personajes, artesanos, vendedores y consumidores de productos de cannabis y cáñamo hasta sumar medio centenar de puestos con playeras, gorras y bisutería. Ante ese corto verano de la anarquía, los senadores pidieron cordura y acciones del Gobierno citadino, cuya respuesta fue reducir el espacio del tianguis y el plantón. En ese estire y afloje se pasaron los últimos tres meses, hasta el 28 de junio, cuando buena parte del grupo se trasladó a las afueras de la Suprema Corte, donde al anochecer estalló el festejo al echarse abajo definitivamente la prohibición.

En síntesis, puntualiza el escorpión para los interesados, los usuarios autorizados por un permiso específico de la Cofepris podrán ahora sembrar hasta seis plantas en su domicilio, mientras la portación se limita a cinco gramos por persona para consumo individual. Sigue prohibido vender, suministrar, regalar, exportar, importar, enajenar y comerciar cannabis en México, donde la banda “mata la bacha y canta La Cucaracha”.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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