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Óscar de la Borbolla

31/05/2021 - 12:04 am

Nostalgia metafísica

Siendo tanto lo perdido me asalta la duda de si habré elegido bien. Si aquello con lo que he llenado mi vida fue —como creí en su momento— lo mejor.

¿En qué otra vida mía podía estar alguno de mis yos pensando y escribiendo acerca de esta hipotética nostalgia que no siento pero sí comprendo?  Pintura de Carmen Gayón. Foto: Óscar de la Borbolla.

Al pasear la mirada por el gran espectáculo del mundo solo unas cuantas cosas escapan al barrido indiferente de mi vista, unas cuantas cosas brillan como si tuviesen luz propia. Miro y mientras mi atención rescata algún objeto, sucumbe el universo, pues el universo es siempre ese inmenso resto en el que no reparamos. Y, obviamente, siendo tanto lo perdido me asalta la duda de si habré elegido bien. Si aquello con lo que he llenado mi vida fue —como creí en su momento— lo mejor.

Esta duda pone en vilo mi existencia y la de cualquiera, pues todos hemos caminado por un sendero que a cada instante se bifurcaba como un delta y, en cada paso, elegimos A o B o C y renunciamos así a los demás destinos.

Entiendo que muchas veces no nos quedaba más remedio o, por lo menos, así lo creímos, y dimos el paso a regañadientes adentrándonos por la única ruta que parecía practicable; pero entiendo también que en las constantes elecciones cotidianas fuimos definidos por nuestro instinto, ese criterio selectivo que guía la mirada hacia una cosa y no hacia otra: ese instinto que ahora me ha puesto a escribir esta idea con estas palabras, en vez de desarrollar otra idea o, de plano, invertir esta mañana en ir a pescar o tirarme en un paracaídas.

¿Habré elegido bien mi oficio, a mis amigos, a mi pareja?, ¿serán los mejores los libros que leo, los pasatiempos que tengo? En apariencia, sí, pues me siento bien: estoy contento; pero tal vez me sentiría igual de contento o más si todo hubiese sido de distinta manera haciéndome una vida que ahora ni sospechar puedo.

Porque pude (todos pudimos) ser otros y somos estrictamente este: el que tiene e hizo... lo que cada cual tenga y haya hecho, y no se trata de estar o no satisfecho o insatisfecho, sino de la pérdida irreparable de muchos universos que, sin saberlo en su momento, sacrificamos por este, por este que somos, que hemos llegado a ser.

¿En qué otra vida mía podía estar alguno de mis yos pensando y escribiendo acerca de esta hipotética nostalgia que no siento pero sí comprendo? Repaso mis opciones y me contemplo de mil formas distintas, me veo protagonizando muchas vidas y, al cabo de una hora sumergido en el éxtasis, comprendo que en cualquiera tendría la misma duda, pues aunque me hubiese vuelto marinero, agricultor o vendedor de autos, estaría ahora añorando tierra firme, soñando con la urbe o anhelando no tratar con la gente.

Tal vez solo en esta vida precisa que he elegido escribiría una reflexión acerca de la nostalgia metafísica; pero en todas, estoy seguro, sentiría lo que aquí siento. Qué costo tan alto de posibilidades he pagado por un texto: este.

Twitter: @oscardelaborbol

Óscar de la Borbolla
Escritor y filósofo, es originario de la Ciudad de México, aunque, como dijo el poeta Fargue: ha soñado tanto, ha soñado tanto que ya no es de aquí. Entre sus libros destacan: Las vocales malditas, Filosofía para inconformes, La libertad de ser distinto, El futuro no será de nadie, La rebeldía de pensar, Instrucciones para destruir la realidad, La vida de un muerto, Asalto al infierno, Nada es para tanto y Todo está permitido. Ha sido profesor de Ontología en la FES Acatlán por décadas y, eventualmente, se le puede ver en programas culturales de televisión en los que arma divertidas polémicas. Su frase emblemática es: "Los locos no somos lo morboso, solo somos lo no ortodoxo... Los locos somos otro cosmos."

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