Un informe de la Unesco muestra que 584 millones de niñas y niños del mundo carecen de competencias básicas de lectura, la cifra creció en el último año por la pandemia.
París, 26 mar (EFE).- La Unesco alertó este viernes de que otros 100 millones de niños quedarán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura debido al impacto del cierre de escuelas por la COVID-19, según un estudio que destaca que los niños sin estas nociones pasaron en 2020 de 483 millones a 584.
Este nuevo informe muestra que el número de niños que carecen de competencias básicas de lectura se encontraba en una curva descendente antes de la pandemia, y se esperaba que pasara de 483 millones a 460 millones en 2020.
Sin embargo, debido a la epidemia, esa cifra se disparó hasta los 584 millones en 2020, "aumentando en más de un 20 por ciento y anulando los avances logrados en las dos últimas décadas gracias a los esfuerzos educativos", advirtió la Unesco en un comunicado.
Por ello, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura reunirá el próximo 29 de marzo a los ministros de Educación de todo el mundo para abordar las principales preocupaciones del sector: la reapertura de las escuelas, la mitigación del abandono escolar y la transformación digital.
Los datos de la Unesco apuntan que las pérdidas de aprendizaje serán mayores en las regiones de América Latina, el Caribe, Asia central y meridional.
"Las escuelas están totalmente abiertas en apenas la mitad de los países del mundo (107), principalmente en África, Asia y Europa, y atienden a 400 millones de alumnos de preescolar a secundaria", destacó el organismo en su nota.
En paralelo, permanecen completamente cerradas las escuelas de 30 países, lo que afecta a unos 165 millones de alumnos, mientras que en 70 países están parcialmente abiertas o continúan con asistencia presencial reducida.
En total, se ven así afectados por los cierres unos dos tercios de la población estudiantil mundial, casi mil millones de alumnos.
La Unesco lamentó que en este contexto el 65 por ciento de los países de bajos ingresos redujeron la financiación de la educación en 2020, una cifra que en el caso de los países con altos ingresos fue del 35 por ciento.