Diez minutos le duró la alegría al Eibar, lo que tardó Dembélé en rematar cruzado una asistencia de Junior -esta vez disfrazado de Alba en su mejor partido como azulgrana- para hacer el 1-1. Y otra jugada del atacante galo poco después, a punto estuvo de acabar en un gol de rebote de Braithwaite tras un despeje de Dmitrovic.
Barcelona, 29 de diciembre (EFE).- El Barcelona despidió su annus horribilis ofreciendo su versión menos fiable para ceder otro empate en el Camp Nou (1-1), donde esta temporada ya ha perdido 9 puntos de 27 posibles en La Liga.
Esta vez, el equipo que sacó petróleo del mal momento del conjunto catalán fue el Eibar, que merced a una gran primera parte logró puntuar en el estadio azulgrana por primer vez en su historia.
Y eso que el partido pudo empezar franco para el Barça, porque el árbitro, después de consultar VAR, pitó un penalti de Bigas sobre Araujo a los 7 minutos. Pero, con el lesionado Messi en la grada, Braithwaite asumió la responsabilidad desde los once metros y tiró desviado a la derecha de Dmitrovic.
El propio Braithwaite pudo redimirse a los 25, cuando batió al meta del Eibar tras rematar de primeras una asistencia de Junior, sustituto del sancionado Jordi Alba en el lateral izquierdo. Pero de nuevo el VAR, el gran protagonista en el arranque del choque, irrumpía en el partido para anular el tanto por fuera de juego.
Entre una jugada y otra, el dominio correspondió al equipo guipuzcoano, que agobió a los locales con la presión alta, la movilidad del bullicioso Inui por la izquierda y las jugadas a balón parado.
Kike tuvo la primera para los de Mendilibar, pero remató muy forzado y desviado tras revolverse dentro del área. Los de Koeman achicaban agua por alto e intentaban hacerse con el control del juego, pero combinaban con lentitud entre líneas y no encontraban la lucidez suficiente para salir con el balón jugado.
Un centro envenenado de Dest y un falta lejana de Kadzior obligaron a Dmitrovic y Ter Stegen a aparecer antes de que Griezmann rematara desviado con la zurda, desde la frontal, poco antes de llegar al descanso.
El Eibar se marchó al intermedio con la sensación de que tenía el partido justo donde había soñado. Y Koeman quiso invertir la tendencia metiendo a Dembélé por Dest y colocando a Mingueza en el lateral derecho, al inicio de la segunda mitad. El técnico holandés finiquitaba así su propuesta de jugar con tres centrales y recuperaba la defensa de cuatro.
Dembélé le dio otro aire al Barcelona. La primera oportunidad de la segunda parte salió de sus botas y, con él, los locales abrieron más el campo y empezaron a encontrar espacios.
El extremo francés participó en las jugadas que acabaron con sendos remates desviados de Pjanic y Griezmann y malogró un claro uno contra uno ante Dmitrovic.
Pero en la jugada siguiente, Kike apretaba a Araujo en la presión y le robaba la cartera para batir a Ter Stegen poco antes de que el partido llegase a la hora.
Diez minutos le duró la alegría al Eibar, lo que tardó Dembélé en rematar cruzado una asistencia de Junior -esta vez disfrazado de Alba en su mejor partido como azulgrana- para hacer el 1-1. Y otra jugada del atacante galo poco después, a punto estuvo de acabar en un gol de rebote de Braithwaite tras un despeje de Dmitrovic.
Los locales dieron unos minutos de tregua, Mendilibar hizo varios cambios para refrescar su equipo y los vascos, que ya vivían muy lejos de Ter Stegen, al menos consiguieron aguantar el tipo hasta el final.
Aún así, Trincao a punto estuvo de dar la victoria al Barcelona en una gran jugada personal, pero cruzó demasiado su disparo en el tiempo añadido.
En esos último minutos, el Barcelona perdía además Coutinho por lesión, un contratiempo que hay que añadir al fallo del penalti y el gol anulado. Demasiadas cosas a gestionar para un equipo mentalmente inestable y de fútbol ciclotímico que parece haber renunciado a la liga a mitad de temporada.