Ernesto Hernández Norzagaray
31/08/2019 - 12:05 am
La victoria de Monreal sobre Batres
Quizá, sólo por eso, resulta totalmente apolítico el berrinche de Martí Batres al que le ganaron las emociones y acusó descompuesto al grupo monrealista de “fraude electoral” e “imposición” y la amenaza de que va a explorar las posibles vías jurídicas para que este “fraude” no se consuma y se reedite la elección que no tiene futuro y si fuera el caso muy probablemente sería humillante su derrota.
Martí Batres le había agarrado cariño a la Mesa Directiva del Senado de la República, la veía como una extensión de su cuerpo y quería permanecer en ella otro año, no lo había hecho mal, pero, quizá, olvidó una regla no escrita de la política que reza: Siempre hay que tener la maleta lista para la mudanza y hacerlo con decoro y una sonrisa.
No vio seguramente por ningún lado razones para no ser reelecto, no sólo estaba en su ánimo permanecer, sino seguramente sentía que todas las coordenadas de Morena le favorecían y era un simple trámite para que la reelección se volviera una realidad.
Sin embargo, cómo alguna vez escuche a Porfirio Muñoz Ledo en una conferencia que dictó en el Congreso del Estado de Sinaloa, la política es azarosa, nunca duerme, siempre está generando sorpresas con el insumo de las ambiciones políticas.
No fue la excepción. En esta ambición que se suponía era un mero trámite legislativo alentado por los cercanos que le soplaban al oído “no hay problema”, no hay otro u otra que te haga competencia por el cargo. Al diablo la cuota de género.
Y Martí caminaba seguro por los pasillos del Senado saludando a propios y extraños de Morena, quizá, pensando en qué ese apretón de manos, la palmada en la espalda o el beso en la mejilla, eran suficiente para conseguir la mayoría de los votos de su bancada.
Pero, en la víspera de la votación de Morena, la sombra de Ricardo Monreal se hizo cada vez más visible cuando presentó la candidatura de la tabasqueña Mónica Fernández Balboa acudiendo a la cuota de género con lo que inmediatamente se ganó el voto de las mujeres y la simpatía de senadores de su partido y las otras fracciones parlamentarias.
Y vino la votación en la fracción morenista con los cinco senadores filo morenistas del PES, y se hizo la diferencia exactamente con cinco votos -aunque al parecer al menos uno de ellos votó por Bartres.
Eso descompuso al hasta entonces ecuánime Martí, a quien le resultó inaceptable su derrota. Despotrico contra Ricardo Monreal y los senadores que votaron a favor de Mónica Fernández, incluso al ver el desfiguró la mayoría de sus votantes se plegó a quién será la nueva presidenta de la Cámara de Senadores y no le aceptaron a Monreal la renuncia como coordinador de la fracción parlamentaria y le pidieron que siguiera en sus manos.
Martí, entonces, ante la imposibilidad de ganar la votación salió acusando a Monreal de haber hecho “fraude” y haber repartido “cañonazos”, en tamaño exponencial de los que repartía Álvaro Obregón, cuando lo único firme eran los votantes y con eso se fue con los miembros de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena para poner la queja de que habían votado los miembros del PES filomorenistas y aquellos solícitos en el marco de sus facultades resolvieron este jueves reponer el proceso.
Sin embargo, Ricardo Monreal viejo lobo de mar, ya tenía una carta firmada por 44 senadores morenistas avalando la candidatura de la senadora Mònica Fernández y eso significo una nueva derrota de Martí Batres, quien no pudo apagar con el gesto victorioso cuándo recibió el resolutivo de la Comisión partidaria y retiro su candidatura.
Todo estaba perdido.
Muy pronto tendrá que bajar con la derrota a cuestas de la Mesa Directiva y sumarse como raso a la bancada entre senadores recelosos por los improperios lanzados contra ellos al calor de la contienda y todavía más, cuando tuvo oportunidad de aligerar el ambiente con una disculpa pública, alegó insensatamente que era al revés porque él, y sólo él, era el ofendido.
Ricardo Monreal, aun con su diplomacia, debió estar feliz por su triunfo doble al ser refrendado como coordinador por sus correligionarios y haber impulsado con éxito a quien será la nueva presidenta senatorial.
Pero, además, alcanzó otra victoria quizá más valiosa en el mediano plazo al consolidar su liderazgo en el Senado en la víspera del Congreso Nacional que se realizará entre octubre y noviembre de este año.
Monreal llegará con esa aura al Congreso de Morena y su grupo político buscará hacerse sentir en perspectiva de la dirección nacional y estatales, teniendo la vista en los procesos electorales de 2021 y 2024.
Cierto, Monreal no es todas las simpatías de López Obrador, no olvidemos el proceso interno para tener candidato de Morena en la capital de la República y aquel compitió contra Sheinbaum y Batres. Se resolvió mediante una encuesta -de las que hoy AMLO propone para elegir dirigentes de Morena-. y aunque ambos perdieron ante Claudia Sheinbaum el zacatecano cuestionó los resultados que lo ubicaban en tercer lugar.
Entonces, se replegó en el silencio obedeciendo a su timming político. Estaba en los medios que especulaba si Monreal se iba de Morena para ser candidato de otro partido. El priista Eruviel Ávila lo busca e intenta ficharlo para que fuera el candidato del PRI, pero se encontró con la lealtad de Monreal al proyecto lopezobradorista.
Hoy, aquella afrenta está cobrada y Batres sufrió en carne propia lo que aquel había sentido cuando las coordenadas se inclinaron a favor de la hoy jefa de Gobierno en la capital de la República. O sea, hay satisfacción en Monreal con la derrota de Batres y más cuando el todavía presidente del Senado se vio como un iniciado, cómo un muchacho iracundo ante la derrota.
Los monrealistas lo tienen claro van por más y eso se llama ambición política, lo cual es indispensable, y más con el sentido de cuerpo mostrado, de un grupo interesado en influir en las decisiones de poder, aunque no esté en el ánimo del líder moral del morenismo, pero éste ha demostrado que llega a ser también un político pragmático.
AMLO señaló en medio del conflicto del Senado: “El pueblo de México tiene un instinto certero, sabe quién habla con la verdad, quién tiene buenos sentimientos, quién se preocupa por ayudarlos y quién es un trepador, un oportunista, un politiquero”.
Leído en clave política para algunos significaba que AMLO tenía, tuvo, otros planes para el Senado y de ahí en los siguientes procesos: Presidencia de Morena, Consejos estatales y municipales, candidaturas en las elecciones intermedias de 1921 y la madre de todas las contiendas que es la Presidencia de la República.
Ve quizá en Monreal a alguien que se insubordina, que no respeta su liderazgo y eso para él podría ser inaceptable. AMLO quiere tener todos los hilos del poder en la mano. Ser quien da y reparte dentro y fuera del gobierno. Y eso lo sabe Monreal y por eso se movió cauteloso midiendo cada paso. No respondiendo más que lo indispensable a Batres. Sabe del valor del timming en política. Reconoce el poder inmenso del Presidente.
Quizá, para algunos está visión sobredimensiona la figura de Ricardo Monreal, y puede que tengan razón, sin embargo, el poder se construye con tenacidad, y este personaje la tiene cómo lo demostró cuando se recuperó de la derrota en 2018 y ha hecho del Senado su trinchera con éxito.
En definitiva, Ricardo Monreal, sabe en carne propia, que el que no juega, no tiene posibilidades de ganar.
Así de sencillo.
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