Beltrán, un guatemalteco que desde hace 14 años reside en EU, indicó que "hay veces que el padre o la madre no tienen permiso legal" y admitió que por el miedo a que los vayan a buscar a la casa para ser arrestados los migrantes no aplican a programas sociales.
Por Laura Barros
Washington, 13 ago (EFE).- Los migrantes ven con inquietud la decisión del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de rechazar los permisos de residencia o ciudadanía para los beneficiarios de programas sociales y alertaron este martes de que, sobre todo, afectará a los niños, "el futuro" del país.
La noticia fue recibida con preocupación a no muchos kilómetros de la Casa Blanca, en el popular barrio Columbia Heights, donde reside una importante comunidad hispana, pero también de personas originarias de países africanos y de Oriente Medio.
"Los beneficios son para los niños", dijo a Efe Beltrán, un guatemalteco que desde hace 14 años reside en Estados Unidos sin papeles, quien recordó que "con el tiempo esos niños pueden ser el futuro de este país".
Beltrán indicó que "hay veces que el padre o la madre no tienen permiso legal" y admitió que por el miedo a que los vayan a buscar a la casa para ser arrestados los migrantes no aplican a programas sociales.
"No puede uno ir a aplicar a un seguro médico o quizás no puede tener un beneficio en este país por el miedo", confesó este hombre, quien señaló que volver a Guatemala sería "un poco complicado", porque "no hay trabajo, no hay empleo, no hay nada".
También manifestó su preocupación Andrea Coronado, una joven guatemalteca madre de dos hijos que teme que su proceso migratorio pueda verse afectado por las recientes decisiones del Gobierno.
"Va a ser un gran impacto para nuestra comunidad latina, más que todo porque él (Trump) está actuando con mucho racismo. Y en lo personal pienso que nos va a afectar", aseguró.
"Este es el país de las oportunidades, que en este momento con el racismo que ha levantado este Presidente, muchas personas pensamos que no sé si será el mejor país, porque en nuestros países se vive pobremente, pero (aquí) tienen como una cacería contra nosotros, solo por ser de diferente raza", agregó a Efe Coronado.
En un supermercado de Columbia Heights, su mánager, Míriam Ramírez, ve cómo las nuevas medidas del Gobierno pueden afectar a todos "de muchas formas".
"Baja lo que es la venta, el negocio; bajan las horas (...) a todos nos afectan -enumeró-. Sea como sea, porque si nos quitan horas (de trabajo), porque no hay muchas ventas".
Ramírez estimó que en su local, donde predominan los productos tradicionales de Centroamérica y México, un 70 por ciento de las ventas procede de los cupones o estampillas para alimentos, como se conoce popularmente el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, en sus siglas en inglés).
"Nosotros tenemos el 80 por ciento de clientes hispanos y casi la mayoría vive de la estampilla y todo eso, porque hay personas que tienen muchos niños y eso les ayuda", detalló Ramírez, quien indicó que se trata de tarjetas que las personas reciben para comprar comida y en algunos casos les entregan efectivo.
La directora ejecutiva de la Clínica del Pueblo, Catalina Sol, cuya organización atiende a migrantes, principalmente latinoamericanos, en Washington y en los estados vecinos de Maryland y Virginia, explicó a Efe que la regulación anunciada por la Administración de Trump está diseñada para causar "miedo".
Sol aclaró que los servicios sanitarios financiados públicamente están dirigidos, sobre todo, a residentes permanentes durante cinco años, no a quienes están en proceso de obtener esta condición.
Pero avisó de que muchos padres ahora pueden tener miedo de solicitar estos beneficios para sus hijos, en su mayoría nacidos en Estados Unidos, ya que puede afectar su proceso migratorio.
"Es discriminatorio de muchas maneras, es racista y está diseñada para dar la idea de que cualquier uso legítimo de beneficios públicos me pueden dañar a la larga", advirtió Sol, para quien el impacto en la salud es "grande, pero particularmente en la salud mental" de los migrantes.
"Daña el acceso de las personas que tienen servicios, daña la red social, daña la salud mental de nuestra comunidad, alimenta el miedo y alimenta nuestro sentimiento que estamos en un momento de persecución", concluyó Sol.