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Jorge Alberto Gudiño Hernández

04/05/2019 - 12:05 am

Ricardo Raphael y el caso Wallace

Recuerdo, vagamente, declaraciones de Isabel Miranda, alguna escena dantesca relacionada con la búsqueda de su hijo y, más tarde, que se erigió como una de las personas encargadas de establecer cierta agenda en torno al secuestro.

Recuerdo, vagamente, declaraciones de Isabel Miranda, alguna escena dantesca relacionada con la búsqueda de su hijo. Foto: Cuartoscuro.

Confieso que, en su momento, no me interesé demasiado en el caso Wallace. Quizá fuera por cierta apatía vital o porque estaba ocupado en otros menesteres. Si conozco cosas relacionadas con el caso es porque éste ha sido, quizá, uno de los más mediáticos de la historia reciente. Recuerdo, vagamente, declaraciones de Isabel Miranda, alguna escena dantesca relacionada con la búsqueda de su hijo y, más tarde, que se erigió como una de las personas encargadas de establecer cierta agenda en torno al secuestro. Visto sólo desde esa perspectiva, podría agradecerse su activismo en tanto ayudaba a víctimas y familias.

Sin embargo, durante estos años (insisto, sin estar demasiado interesado en el caso), escuché versiones que la deslegitimaban. Algunas, incluso, sostenían que su hijo estaba vivo y que residía en Israel. Sé bien quién me lo dijo (fueron dos personas) pero no tengo idea de dónde salió su información. Como me dedico a la literatura de ficción, me pareció interesante esa posibilidad como eje central de una novela (el falso secuestro que nunca se esclarece), pero me parecía excesivo para que fuera real. Mi empatía siempre estará con las víctimas, en caso de serlas.

Esta semana leí un extenso reportaje que Ricardo Raphael publicó en Proceso. El caso comenzó a interesarme. En el texto se muestran documentos en los que se prueba que el hijo de Isabel Miranda no es hijo biológico del señor Wallace sino de un primer matrimonio de ella. El asunto podría sonar a chisme o a intriga familiar, algo que no sería relevante en tanto que cada quien es libre de relacionarse con quien quiera, de la manera en la que más le convenga si no lesiona a nadie más. Sin embargo, se vuelve relevante en tanto una de las principales pruebas periciales del caso radica en la coincidencia en el ADN de una gota de sangre encontrada varios meses después dentro de un departamento donde, hacía tiempo, se había perdido la cadena de custodia. Esta gota muestra que el señor Wallace es padre de quien dejó esa gota de sangre. De ser esto cierto, hay un enorme problema en tanto no había parentesco sanguíneo entre los dos hombres y, en consecuencia, no podría existir dicha coincidencia.

No puedo juzgar, a partir de los elementos con que cuento, qué es lo que verdaderamente sucedió con la desaparición del hijo de Isabel Miranda. Lo que sí puedo colegir es que, de ser ésta una de las pruebas fundantes de las acusaciones contra los presuntos criminales, se está cometiendo un error procesal. El mismo que los ha tenido en la cárcel durante muchos años. Aunque también se habla de tortura a la hora de las confesiones o de una autopsia realizada sin un cuerpo presente, tampoco es mi labor exculparlos. En realidad, no tengo idea de qué fue lo sucedido.

Supongo que Ricardo Raphael no tiene encono alguno contra las personas relacionadas sino, por el contrario, existe un interés legítimo respecto a cómo se lleva a cabo la impartición de justicia en nuestro país. Es lo que vuelve relevante su investigación. Explico: no es que busque liberar secuestradores ni defender criminales. Al contrario, sabe que la única forma de que la justicia opere como es debido es que ésta funcione sin vicios, sin fallas, sin influencias.

Sé, por las respuestas que he leído y visto en diferentes espacios informativos y redes sociales, que los ataques a Raphael han llegado desde muchas fuentes. Pese a ello, no puedo sino congratularme por la investigación que ha llevado a cabo. La suya es una mirada crítica a lo sucedido y, en ese sentido, incluso en la posibilidad de que esté equivocado (cosa que dudo pues sus dichos están muy bien fundados) contribuirá a que reflexionemos en torno al funcionamiento del Poder Judicial. Algo que necesitamos con urgencia en la medida en que éste es la primera forma de protección que tenemos frente a la delincuencia.

Va, pues, un abrazo de reconocimiento a Ricardo Raphael.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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