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Ernesto Hernández Norzagaray

29/03/2019 - 12:03 am

El perdón y las elecciones españolas

Hay un segmento de españoles a los que les resulta inaceptable la petición, y quizá tiene que ver con el carácter de Reino que en el momento de la colonia irradió su fuerza allende sus fronteras.

Hay un segmento de españoles a los que les resulta inaceptable la petición, y quizá tiene que ver con el carácter de reino que en el momento de la colonia irradió su fuerza allende sus fronteras. Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro.

No cabe duda de que la palabra independencia y los perdones históricos, provocan escozor entre los sectores conservadores españoles.

La solicitud oportuna que ha hecho el Gobierno México al Rey Felipe II al cumplirse 500 años de la llegada de Hernán Cortés a las costas de Tabasco por los atropellos que cometieron contra nuestras comunidades indígenas es un acto de independencia, de un Estado soberano que está en todo su derecho de revisar su historia y actuar en consecuencia solicitando lo que corresponde sean perdones o reparaciones.

No es el único Estado que lo ha hecho en el último medio siglo es más representa una cirugía para cerrar heridas entre pueblos civilizados. Ahí están, para la memoria colectiva, los más significativos: Japón después de la Segunda Guerra solicitó perdón por los perjuicios causados en general pero en particular por las bombas nucleares lanzadas contra los pueblos Hiroshima y Nagasaki causando cientos de miles de muertes y secuelas generacionales; el Presidente de Alemania en 2000 pidió perdón en Israel por el Holocausto contra el pueblo judío; Serbia pidió perdón a Bosnia por la matanza de Srebrenica en 1995 o los perdones que los gobiernos de Canadá y Australia ofrecieron a sus pueblos originarios por el despojo de sus territorios. Incluso la ONU en varias ocasiones ha tenido que pedir perdón como lo hizo con Ruanda por no haber actuado oportunamente y evitado la matanza de 800 000 tutsis.

No podría ser distinto en el caso de México, quizá hasta por mera formalidad diplomática, pero ganó la soberbia a la Casa Real, traicionó incluso el valor de la secrecía de una petición entre jefes de Estado y con ello se banalizó la petición hasta mediatizarla y caricaturizarla con lo que pierde España.

Los gobiernos democráticos y las instituciones supranacionales han pedido perdones y provocado reconciliaciones y lo seguirán haciendo por una cuestión de simple congruencia y humanismo entre los pueblos, y en este asunto, la deslealtad a las formas diplomáticas provoca una mancha indeleble en la relación de ambos países exacerbando los ánimos de uno y otro lado del Atlántico.

Hay un segmento de españoles a los que les resulta inaceptable la petición, y quizá tiene que ver con el carácter de Reino que en el momento de la colonia irradió su fuerza allende sus fronteras. Lo hizo en América, pero también en Asía y África, incluso en la propia España, recordemos que el estatuto de sus comunidades autónomas, su muy particular federación de estados reconoce cuatro de ellas como históricas: Cataluña, Galicia, País Vasco y Valencia.

Y al menos en dos de ellas ha habido intentos de lograr la independencia sea por la vía de las instituciones como hoy ocurre en Cataluña o por la vía violenta especialmente por los nacionalistas de ETA en el País Vasco y Terra Liure en la propia Cataluña.

Entonces, el concierto de voces que estamos escuchando en contra de cualquier perdón, muestra que la solicitud ha tocado un resorte psicológico de quienes todavía interpretan en clave de un poder que ya no existe más, pero cuándo pueden lo sacan a pasear, cómo ha sido el caso del escritor Arturo Pérez Reverte y la derecha política qué se han ido con todo.

Quizá, ese sentimiento de poder se ve atizado en un mundo donde España cada vez pinta menos, y es hoy de los países más pobres de Europa. En la última década ha provocado una gran migración de jóvenes hacia otros países de la Unión Europea pero también hacia América latina, buscando mejores condiciones de vida. O que lo diga, la creciente comunidad española, radicada en nuestro país.

Entonces, para que rasgarse las vestiduras con un atavismo colonial benefactor como afirman los dirigentes del PP, Ciudadanos y Vox, los partidos de la derecha española, y lo secundan un sector pequeño de su intelectualidad y la comentocracia.

A ellos la petición del Gobierno mexicano les ha caído en un momento oportuno. El próximo 28 de abril habrá elecciones generales y hoy los políticos necesitan temas para posicionarse en la opinión pública. No es casual la filtración de la carta petición, se buscaba un efecto y ya lo tiene. Las fuerzas políticas y con ello la opinión pública se ha decantado en una postura monárquica y otra, la más pequeña, de apoyo a la solicitud del Gobierno mexicano. ¿Qué mueve esto en el llamado españolito de a pie? Algo, en tiempos electorales.

Entre los primeros están los partidos de la derecha que han hecho expresiones como la de Pablo Casado, dirigente del PP, qué calificó la petición como “inadmisible, de una ignorancia escandalosa y que no vamos a admitir…” y en una expresión eminentemente electoral señaló que había solicitado al Presidente y adversario al Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, que “le diga a ese Gobierno izquierdista que España no acepta difamaciones”.

Albert Rivera, líder del partido Ciudadanos, esgrime la retahíla mediática del populismo: Con este tipo de cartas dijo “se demuestra” cómo “actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento”.

Y Santiago Abascal, manda más de Vox, lanzó el mensaje benefactor: “López Obrador, México y toda América deberían agradecer a los españoles que llevaran la civilización y pusieran fin al reinado del terror y la barbarie al que estaban sometidos”.

El partido Podemos a través de Ionne Bellara ha señalado con un marcado acento electoral: “López Obrador es el digno Presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la "Conquista". Si Gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas”.

Y Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, planteo oportunamente el tema de la filtración de la carta: Se preguntó si la filtración de la carta “no será fruto de una Casa Real irresponsablemente nacionalista”.

Finalmente, Joseba Permach, dirigente del partido vasco EH-Bildu, señaló contundentemente: “López Obrador ha pedido al Rey de España que se disculpe por la conquista de México hace 500 años. Considero lógica la petición y creo, además, que los vascos también nos debiéramos de disculpar ya que fueron muchos los vascos que participaron en lo que sin duda fue un genocidio”.

En definitiva, no hay que perder de vista lo sustantivo, el resto es maledicencia y ruido electoral, la Casa real está en problemas con la filtración.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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