Escribo las primeras líneas de este texto después de leer las respuestas a las preguntas que Eduardo Belarezo, el abogado Joaquín "El Chapo" Guzmán, hace a Damaso López en el banquillo de los acusados en la Corte Federal de Nueva York y donde señala que ni él, ni su hijo del mismo nombre, al que se le identifica como "el mini Lic.", tuvieron que ver con el asesinato del periodista Javier Valdez y que está muerte es responsabilidad de los vástagos de "El Chapo" Guzmán.

Hay, sin duda, al parecer una contradicción entre un dicho del mismo Damaso cuando aceptó que los asesinos materiales formaban parte de su grupo delictivo y la de ahora donde afirma que él estaba detenido y que su hijo no tuvo nada que ver con el crimen. ¿Acaso los sicarios de último momento cambiaron de bando criminal incluso más específico de sus contrarios dentro del Cártel de Sinaloa?

Al leerlo no puede dejar de pensar en el final de Javier Valdez, pero también asalta a la memoria Norma Corona Sapién, que también fue asesinada por sicarios al servicio de uno de los capos fuertes en 1990.

Javier y Norma fueron dos sinaloenses excepcionales, ambos egresados de la Universidad Autónoma de Sinaloa, una estudiante de Derecho luego convertida en una destaca académica de la misma institución y el otro estudiante de Sociología que dirigiría sus conocimientos y habilidades hacia el periodismo de fondo y la literatura de las alcantarillas del narco.

A ambos tuve oportunidad de conocerlos y tratarlos como amigos. A Norma la vi por primera vez en 1982 cuando fuimos compañeros de un viaje de familiarización turística a Cuba gracias a una invitación que nos hizo el gobierno de la isla por promover viajes de universitarios a la isla a través de la empresa Servicios Educativos de Turismo de Estudiantes y Jóvenes (SETEJ).

Más, tarde, coincidimos en la política universitaria por la constitución del llamado Movimiento Rosalino que impulsaba la candidatura de Liberato Terán Olguín a la rectoría de la Autónoma de Sinaloa y fuimos derrotados por el aparato del entonces PSUM y sus aliados políticos.

A Javier en cambio lo conocí cuando un grupo amigo de periodistas se separó del diario Noroeste para fundar el semanario Ríodoce y aunque yo seguí y sigo colaborando en el diario fundado por Manuel Clouthier padre y otros empresarios convencidos del papel del periodismo en una sociedad como la sinaloense, ahora felizmente escribo en los dos medios y vi crecer aquel reportero incisivo y bonachón con sus obras de largo aliento.

Norma fue asesinada el 21 de mayo de 1990 y Javier aquella fatídica mañana del 15 de mayo de 2017. Ambos crímenes horrendos ocurrieron en las calles Culiacán y en los dos estuvieron involucrados sicarios a las órdenes de capos del crimen organizado, con Norma expolicías y con Javier pistoleros a sueldo a los que se les pago, según trascendió, con una pistola con un grabado de un capo.

A Norma le alcanzaron las balas a unos cientos de metros del edificio central de la UAS, donde ella destacó como líder estudiantil y académica donde además se forjó como luchadora social junto con otros universitarios igualmente asesinados de la estatura de Jesús Michel Jacobo, Jorge Aguirre Meza y Miguel Ángel Sánchez Morán, mientras Javier en una calle aledaña al local que alberga las instalaciones del semanario que fundó hace dieciséis años junto con otros periodistas sinaloenses.

La explicación de estos crímenes no puede encontrase más que en el peso específico que tiene el crimen organizado en Sinaloa y la intolerancia de sus personeros ante expresiones destinadas a favorecer derechos consagrados en la Constitución y las leyes reglamentarias.

Y, claro, por el sometimiento de una autoridad que frecuentemente ha sido incapaz por complicidad y miedo, de contrarrestar la acción de los grupos criminales.

La actuación de ambos personajes en la vida pública no fue menor, una como precursora en la defensa de los derechos humanos en el estado donde nació y que en su momento tuvo que ver con las investigaciones sobre la desaparición de uno de sus colegas abogados y tres venezolanos y, el otro, como la voz de los sin voz como fue el caso de tantos testimonios de injusticias sociales y también por hacer la crónica de la subcultura del narco y su violencia que está en la serie de libros que le fueron publicados.

Este esfuerzo equidistante de ambos se conjuga en el tiempo, no solo por la injusta brutalidad en cada una de sus muertes, sino por su obra humana, que representa una contribución significativa para una sociedad todavía con escasos y frágiles asideros institucionales que es urgente salir de ese estatus.

Sean el de los derechos humanos que hasta el salinismo no contaban con una institución de Estado que garantizara su salvaguarda o el derecho a la libre expresión que en estos años ha sido constantemente violentada perdiendo la vida decenas de periodistas.

Gracias al impacto de la muerte de Norma se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y por la muerte de Javier se han reforzado, aun con las muertes de periodistas en los últimos años y en los primeros días de este año, se han reforzado los mecanismos de defensa de la labor periodística y protección de las familias de periodistas amenazados.

En suma, personajes como los sinaloenses Javier y Norma, han sido insumo mediático para ir tras capos que van a parar a las prisiones y decisiones públicas largamente postergadas por el poder político pero que finalmente han llegado en beneficio de la sociedad mexicana.

Ernesto Hernández Norzagaray

https://www.sinembargo.mx/author/ernestohernandez/

Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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