En Tepic andaba una escritora muy joven, con un libro de Almadía bajo el brazo, Los accidentes, una literatura fresca y apasionada, que mucho nos conmovió.
Camila Fabbri, argentina, nacida en 1989, tiene miedo de volar en los aviones y de su escritura ha dicho la enorme Selva Almada: “Trabaja con material defectuoso, desviado. En vez de enderezarlo deja que siga creciendo para donde le guste, como una planta sin tutor y las plantas sin tutores construyen jardines salvajes, oscuros y fascinantes. Creo que en toda escritura lo único que importa es la mirada. Y a mí me gusta la mirada de Camila Fabbri. Me la figuro como un vidrio estrellado por una piedra, no termina de romperse pero se resquebraja y entre esas delgadísimas astillas de cristal roto, Fabbri se asoma para narrar”.
En estos días, se ha puesto en polémica la edad para publicar y ser visto, sobre todo con el Primavera a Elvira Sastre, la poeta de Instagram, como la llaman.
“La poeta Elvira Sastre ha escrito su primera novela, Días sin ti, y ha resultado premiada con el Biblioteca Breve, dotado con 30.000 euros. Ya el perfil de la autora resulta sospechoso: justo al lado de su presentación se alude siempre a su repercusión en redes sociales, como si ese dato fuese influyente a la hora de estimar su valor literario. 130.000 seguidores en Twitter, 334.000 en Facebook y 280.000 en Instagram. En este reportaje publicado en EL ESPAÑOL, titulado Literatura ‘follow’: tantos seguidores tienes, tanto vales, se aborda la permeabilidad de la industria editorial ante el éxito en redes y hablamos con la propia Sastre”, opina Lorena G.Maldonado.
En este asunto, muy propio de la literatura española y de sus premios, no tienen nada que ver Almadía, ni Camila Fabbri, ni la firme voluntad de la editorial para publicar a verdaderos escritores con su primera o segunda novela. No sólo disfrutamos de sus letras, sino que también creemos que la literatura tiene un amplio camino y que sus prácticas no morirán. Así, hemos visto los libros de José Pergentino y Antonio Vázquez, para absorber la nueva sangre literaria y ahora tenemos Los accidentes, de Camila Fabbri.
Camila egresó de la carrera de Dramaturgia de la Escuela Municipal de Arte Dramático, dirigida por Mauricio Kartun y estudió actuación durante cinco años con Julio Chávez. Realizó talleres de narrativa con Romina Paula, Oliverio Coelho y Juan Forn. Escribió y dirigió las obras teatrales Brick, Mi primer Hiroshima y Condición de buenos nadadores. Su novela Trinidad resultó finalista del Concurso de Novela "Dakota Editorial". Colaboró en diversos medios gráficos, como la revista Los Inrockuptibles y el blog de Eterna Cadencia. Fue candidata a los Premios Cóndor de Plata como actriz revelación (2015) por su actuación en la película Dos disparos, de Martín Rejtman. En diciembre de ese año publicó Los accidentes, su primer libro de relatos, ahora reeditado en coedición. Fue convocada para formar parte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, edición 2016.
El libro de relatos tiene algo fresco y apasionado de la primera escritura. Tiene ese fervor con que abrazamos a la literatura por primera vez y la voz de Fabbri además de sonar como “astillas de cristales rotos” posee la autenticidad de quien escribe para no morir, para sentir que en cada palabra hay algo de esa existencia que a cada rato se nos va de las manos.
Es, por otro lado, un gran libro de relatos, donde los cascarudos y las mantarrayas saltan del imaginario para comprender o hacer comprender las peores y cotidianas circunstancias.
Camila Fabbri es una gran narradora. Va más allá de su edad y de su tiempo, con una creencia en este oficio que ya me dirán ustedes si los millenials no practican ese raro intento para no suicidarte o desaparecer llamado escritura.
¡Bien por Almadía! ¡Muy bien por Camila!