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Ernesto Hernández Norzagaray

07/12/2018 - 12:03 am

La UNAM vuelve a producir Presidente

Llegue en el otoño de 1972 a CU a estudiar la licenciatura en sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el mismo año, en que Andrés Manuel López Obrador ingresó a la licenciatura de ciencia política.

No me tocó conocerlo como sí a otros tabasqueños. Foto: Prensa Presidencia

Llegue en el otoño de 1972 a CU a estudiar la licenciatura en sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el mismo año, en que Andrés Manuel López Obrador ingresó a la licenciatura de ciencia política. No me tocó conocerlo como sí a otros tabasqueños. En aquel entonces la Facultad era un punto de encuentro de estudiantes de todo el país pues su oferta diversa todavía no se reproducía en las universidades públicas de los estados.

La Facultad se encontraba en uno de los accesos a las islas arboladas y ese largo manto verde que se deslizaba desde las escalinatas de Rectoría y la hermosa Biblioteca con los murales de Juan O ‘Gorman. Las islas era el lugar apropiado para los encuentros furtivos y también dónde se aparecían grupos devotos del hare krishna que con sus tambores y estética oriental se daban a la tarea de reclutar estudiantes con resortes místicos.

En aquellos años la facultad con sus cinco licenciaturas era el recinto de mayores contrastes culturales y políticos de toda la UNAM. En ese pequeño espacio se podía encontrar a la gente más esnob de la Universidad como a los grupos políticos más ideológicos que tenían bajo control el Comité de Lucha desde dónde salían todo tipo de proclamas y convocatorias para actos de solidaridad.

Y eso, para los jóvenes provincianos recién llegados, era muy revelador pues podíamos rápidamente abrevar en un mosaico académico, cultural y político diverso y encantador, era el descubrimiento de lo que había dejado los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971 con su impronta de lucha por las libertades públicas.

Ahí, estaban dando sus clases personajes del tamaño de Arnaldo Córdova, Octavio Rodríguez Araujo, Enrique González Pedrero, Víctor Flores Olea, Francisco López Cámara, Antonio Delhumeau, Raúl Olmedo, Hugo Gutiérrez Vega o el joven José Woldenberg y muchos académicos de la diáspora latinoamericana que habían salido huyendo de sus países luego de los golpes de Estado; podías, además, compartir clases con Raúl Trejo Delarbre, Carmen Lira, Javier Solorzano y el mismísimo López Obrador o con actores como Verónica Castro, Enrique Álvarez Félix o René Casados.

La Facultad, sin embargo, por alguna razón inexplicable nunca había sido capaz de producir un Presidente de la República, cómo si había sucedido en Derecho y Economía, especialmente Derecho que durante muchos años fue la fábrica de presidentes por eso, ahora que llega López Obrador a la Presidencia de la República, es de alguna forma un acto de justicia a una facultad que ha formado cientos, quizá miles, de políticos de todas las corrientes ideológicas además es un reconocimiento a la alma mater que desde Salinas de Gortari había dejado de producir presidentes.

Sé, que se podrá decir que eso en política no importa mucho, que la cocina de los presidentes está en otro lado, no necesariamente en las aulas o en los centros de investigación, sin embargo, el triunfo de AMLO al mismo tiempo que restablece a la UNAM como productora de Presidentes pone en el centro el pensamiento de izquierda que se incubó en aquellas aulas en los años setenta y que de alguna forma está en lo que sintetiza la figura policroma de AMLO.

El carácter popular que sigue teniendo la UNAM, no es poca cosa, a través de AMLO aparece como alternativa ante el fracaso que han tenido los egresados de las universidades privadas, sean del país o el extranjero bajo el dominio ideológico del neoliberalismo y pone en el centro un cambio de paradigma político más cercano al Estado de Bienestar, redistributivo, con base el mayor mal de nuestro tiempo: la corrupción política e impunidad.

Sucede además en un momento en que América Latina se debate entre las izquierdas y las derechas de viejo y nuevo cuño provocando desplazamientos inéditos de decenas de millones de votantes para constituir gobiernos igualmente inéditos. Un ejemplo, la llegada de AMLO con 30 millones de votos que rompió el modelo bipartidista del prianismo, al mismo tiempo que Bolsonara en Brasil después de los gobiernos populares de Lula y Dilma Rousseff o la crisis política que se vive en Venezuela y Nicaragua.

La vieja matriz izquierda-derecha que se deshizo en los años setenta con los golpes militares en el cono sur y Centroamérica, ha dado paso a una nueva bajo las reglas de la democracia representativa, que en muchos casos ha generado satisfacciones, pero también grandes frustraciones sociales por la incapacidad para generar y distribuir riqueza.
Ese es el desafío de AMLO, demostrar que su gobierno es capaz de conservar la fortaleza del voto y una administración eficiente y honesta en el manejo de los recursos escasos, que vaya más allá de un sexenio y logre reducir la brecha entre pobres y ricos.

Tiene en sus manos el bono democrático, el apoyo de decenas de millones de habitantes, y la esperanza de que todo puede ser mejor a lo que hicieron los gobiernos del PRIAN, no obstante, hay una cierta dosis de escepticismo e incertidumbre que debe ir atemperando y transformando esos votos en realidades.

Em definitiva, que con su trabajo haga honor a la UNAM, a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que ha estado esperando por décadas este acto de justicia y vaya que nunca un presidente surgido de la UNAM tuvo el bono de confianza que tiene hoy AMLO. Qué sea para bien.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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