Ernesto Hernández Norzagaray
30/11/2018 - 12:04 am
La Sinaloa profunda en Brooklyn
He seguido de cerca las noticias que nos llegan desde la Corte federal de Brooklyn sobre el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán y cuando las leo o escuchó la cobertura periodística, inevitablemente me quedó con la palabra Sinaloa con un sabor agridulce.
He seguido de cerca las noticias que nos llegan desde la Corte federal de Brooklyn sobre el juicio contra Joaquín "El Chapo" Guzmán y cuando las leo o escuchó la cobertura periodística, inevitablemente me quedó con la palabra Sinaloa con un sabor agridulce.
Quizá, porque Sinaloa, es una de las palabras más recurrentes en los escritos y los audios sobre el llamado “juicio del siglo”, pero también podría ser porque está asociada mediáticamente al narco, lo turbio, y el crimen organizado y su espiral de violencia.
Y es que, si algo tenemos tendríamos que “agradecer” al Cártel de Sinaloa, es que nos ha sacado del anonimato y la candidez que fue alguna vez la antigua provincia de Vizcaya y hoy está por el mundo con mayúscula y todas las letras; de manera que la mayoría de los neoyorkinos y mucho más, ahora sabrán que existe una región del mundo con ese nombre que huele a lo prohibido.
O sea, no es el conocimiento por nuestro mar y los valles que producen tomates y leguminosas, mucho menos los pescados y mariscos, o por nuestras reinas de belleza y los buenos deportistas, vamos, ni por la internacional Banda del Recodo o del Limón, menos por sus creadores en el terreno de las letras y las artes.
Sería simple y llanamente por el narcotráfico y su violencia consuetudinaria, esa actividad que según lo dicho por Jesús El Rey Zambada, es capaz de tener a la mano 50 millones de dólares para sobornos que supuestamente los Beltrán Leyva habría entregado a Genaro García Luna, el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública, y la nota es que esa entrega multimillonaria de ser cierta ocurrió en 2005, es decir, previo a las elecciones presidenciales del triunfo del “haiga sido como haiga sido” o, a ese mismo funcionario el, nos dice, personalmente entregó seis millones de dólares para que se pusiera un jefe policiaco ad hoc al Cártel.
García Luna, este hombre recio que se ha dicho en medios y libros prestaba servicios lo mismo a grupos criminales como a las agencias de seguridad estadounidense, incluso, que recibió por sus servicios altos reconocimientos en Estados Unidos y Europa, salió a la luz en los interrogatorios al menor de los hermanos Zambada García y eso fortalece la tesis de que el juicio contra "El Chapo" Guzmán será contra el capo, pero, también, contra la política y algunos políticos mexicanos.
O sea, qué si AMLO está hablando de perdonar a los que le antecedieron en el cargo tendrá que detenerse un poco, la justicia norteamericana podría terminar por llamarlos a declarar para establecer las conexiones entre políticos y narcos y si fuera el caso, juzgarlos como sucede con los tamaulipecos Yarrington o Medina.
Y es que una cosa es clara, el crecimiento exponencial del tráfico de drogas y de la violencia criminal, que solo en los dos últimos sexenios alcanzó más 200 mil vidas y decenas de miles de desaparecidos, y sólo en Sinaloa significó en los últimos gobiernos alrededor de 15 vidas pérdidas, y esto no podría existir sin una red de complicidades mayúscula dónde no pueden estar excluidos los primeros planos de la política nacional.
La corrupción en México, como lo revelan diversas investigaciones periodísticas, estudios académicos, y calificaciones que le dan organismos internacionales es sistémica sea por acción u omisión y es lo que está arrojando estos interrogatorios, pero, sobre todo, el sentido común.
Entonces, hablar hoy del juicio contra "El Chapo" Guzmán, es hablar de ese vértice donde se encuentran diversos intereses, pero por alguna razón donde solo parecen flotar los miembros mediáticos del crimen organizado.
Quizá, por eso este juicio criminal, se sale de los parámetros convencionales, cuándo en sesiones públicas y seguramente con todo el rigor del caso, cómo lo narra Alejandra Ibarra, la enviada del semanario Riodoce, el juez Brian M. Cogan conminó a los presentes a comportarse con decoro ante las revelaciones del capo y evitar manifestaciones de asombro so riesgo de ser echados de la sala.
Estas primeras revelaciones hacia los políticos de la presente y las pasadas gestiones panistas, y claro podríamos irnos más atrás, reactivó temores incubados en la corrupción institucional y los capos sinaloenses tienen ahora el sartén por el mango y, valga preguntar, ¿hasta dónde es como pago envenenado que les hacen a esos políticos cómplices por haber sido los culpables de ser extraditados a los Estados Unidos de Norteamérica?
Cualquiera que sea la motivación de estos personajes del Cártel de Sinaloa, y donde por supuesto están las conveniencias estadounidenses, lo cierto es que ya metieron en un brete a los narcos políticos, narco policías, narco empresarios, que saben que pueden ser encauzados penalmente y les aterraría perder la visa estadounidense o estar con la zozobra al cruzar la frontera norte.
Carmen Aristegui en una entrevista con López Obrador el pasado 21 le ha preguntado, ¿cómo su gobierno habrá de manejar estos señalamientos duros contra los políticos mexicanos?, la respuesta de AMLO ha sido cautelosa y dice que habrá que esperar la evidencia de la defensa, lo cierto es que de haberla, qué debe serlo, le resolvería un problema al próximo gobierno y hasta le ayuda, para que no se creen burbujas políticas en su camino del “borrón y cuenta nueva”.
Claro, puede ocurrir que el juez Cogan desestime, como lo hizo en un primer momento, y quede como han quedado otros procesos, contra narcos y políticos en connivencia, en la simple sentencia de capos y la incautación del dinero producto de sus fechorías, nunca como lo que es una organización internacional que podría llegar al mismísimo corazón financiero -Por ejemplo, ese ramal que está a unos cuantos kilómetros de la Corte de Brooklyn.
Pero, si no ocurre así, las nuevas autoridades judiciales tendrán que hacer su trabajo llamando a declarar a quienes pudieran tener responsabilidades y eso, es lo que muchos ciudadanos están esperando, qué no solo se castigue a los narcos sino a sus protectores de las anteriores administraciones públicas.
En tanto aquello ocurre, el nombre de Sinaloa seguirá apareciendo todos los días en los próximos cuatro meses y probablemente más en los medios electrónicos, la prensa y las redes sociales, y eso obliga a un control de daños, pero como casi siempre sucede en las esferas del gobierno, hay un sentimiento de lejanía que está allá en Brooklyn, qué no afecta y dirán Sinaloa está en lo suyo, por lo pronto allá en Brooklyn se mencionó que se habrían pagado seis millones de dólares por una posición qué es un foco rojo, el sabor agridulce de todo esto.
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