Author image

Ernesto Hernández Norzagaray

23/11/2018 - 12:00 am

Martes 13 en Brooklyn

En la mañana del pasado martes 13 se inició en una Corte federal del Distrito Este de Nueva York el llamado “juicio del siglo” contra el narcotraficante sinaloense Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

¿A quién le crees, a El Chapo o a Peña y Calderón? Foto: Especial.

En la mañana del pasado martes 13 se inició en una Corte federal del Distrito Este de Nueva York el llamado “juicio del siglo” contra el narcotraficante sinaloense Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Los augurios, no eran, ni son, los mejores para el capo siendo considerado que ese día la mitología popular lo ha considerado de mala suerte. Recuerdo que en la casa de mis padres era frecuente escuchar el refrán: En martes 13 no te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes.

Y es que de acuerdo a la cultura iberoamericana, esta asociada a un mito muy elaborado: “Es el día de Marte, el dios romano de la guerra, y está regido por el planeta rojo, el de la destrucción, la sangre y la violencia o, según cuenta la leyenda un martes 13 fue cuando se produjo la confusión de las lenguas en la Torre de Babel”, y por si esto fuera poco, en la Unión Americana: “está considerado el día de una masacre que ocurrió el 13 de julio de 1716”, cómo producto de la guerra de resistencia que sostenían los pueblos originarios contra los invasores criollos.

Y es que mire el juez Brian M. Cogan está empeñado en demostrar que Guzmán Loera es el líder del Cártel de Sinaloa y no Ismael El Mayo Zambada, cómo sostiene el abogado Jeffrey Litchman, y su mejor argumento es que aun detenido su cliente los flujos de droga no han dejado de llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.

Quizá, por eso previendo, el juez entre los primeros narcos que llamó a declarar fue a Jesús El Rey Zambada, hermano menor de El Mayo Zambada, y este empezó narrando cual era su rol en el Cártel de Sinaloa, básicamente corromper funcionarios públicos que por su posición estratégica allanarían el traslado de la droga colombiana que llegaba a través del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, desde donde se llevaba por tierra hasta la frontera norte donde pasaba a través de túneles y luego eran distribuido en el demandante mercado de drogas norteamericano.

Este testimonio no hubiera pasado de ser rutinario en juicios contra narcotraficantes, ¿cuántos más de este tipo no habrá entre colombianos y mexicanos detenidos?, lo que hace la diferencia es porque Jeffrey Litchman soltó una bomba mediática: Felipe Calderón y el todavía presidente de México, Enrique Peña Nieto, habrían recibido del Cártel de Sinaloa sobornos por millones dólares.

La declaración inmediatamente fue negada por ambos políticos, sin embargo, esto refuerza la idea de que la defensa de El Chapo Guzmán busca destacar el sistema de complicidades existentes en México sin abonar, por ahora, en la contraparte estadounidense que existe sin duda alguna. Trata de juzgar fundamentalmente a un país, a unos gobiernos, qué está documentado colaboraron activamente con las políticas antidrogas estadounidenses y al mismo tiempo fluía la droga hacia el norte del país.

Pero, el juez Cogan acotó la declaración de Litchman, señalando que estaban sostenidas en “argumentos indebidos, defensas afirmativas inadvertidas y habladurías inadmisibles”, sin embargo, esto provocó revuelo en México. Algunos diarios y periodistas hicieron sondeos con una pregunta central ¿A quién le crees, a El Chapo o a Peña y Calderón? La respuesta fue abrumadora a favor de El Chapo Guzmán, nueve a uno.

Seguramente Litchman volverá sobre su argumento de defensa cuándo se interrogue a Vicente Zambada, El Vicentillo, quien no sólo era una suerte de ejecutivo del narco que negociaba con políticos y policías, sino también presuntamente con los agentes de la propia DEA intercambiando protección a cambio de información valiosa de otros cárteles especialmente los más violentos, los del Golfo y los Zetas.

Así, lo ha expresado en su defensa ante un juez federal en Chicago, lo que obviamente no ha prosperado, nunca aceptarían que la DEA negociaba con los personeros oficiosos del Cártel de Sinaloa, por el contrario, cualquiera de ellos buscaría consolidar la idea de que los agentes estadounidenses no son parte del problema sino parte de la solución bilateral.

Estamos no solo ante un tema de tipo judicial, donde se juzga a unos mafiosos sinaloenses, sino también ante un juicio que seguramente redituara en la política bilateral, los estadounidenses buscaran sacar el mayor provecho de las revelaciones del juicio y presionaran al gobierno de López Obrador para que sostenga determinadas políticas antidrogas.

Quienes deben estar muy preocupados son Enrique Peña y Felipe Calderón, porque si se exhiben mayores evidencias que fueron sobornados por el narco, seguramente serán llamados a declarar y ahí pudiera iniciar una historia inédita, maravillosa para el periodismo y la opinión pública, y muy probablemente López Obrador no metería las manos para defender a estos personajes ante un juicio en una corte federal estadounidense.

La narcopolítica es una realidad en México, tanto por acción como por la omisión, son varios los gobernadores que están en prisión y en capilla como son los casos del ya mítico quintanarroense Mario Villanueva; los tamaulipecos Tomás Yarrington y Eugenio Hernández; los coahuilenses Humberto Moreira y Jorge Torres López; y los michoacanos Fausto Vallejo y Jesús Reina García -sorprende, por cierto, la ausencia de exgobernadores sinaloenses, bajacalifornianos, jaliscienses y guerrerenses.

En definitiva, el “juicio del siglo” habrá de tener además de los ingredientes del espectáculo judicial, los que tienen que ver con la política, esto apenas empieza y ha vuelto de unos meses veremos nombre que nos confirmaran nuestras certezas.

Vamos, para cerrar con Don Francisco de Quevedo: El martes 13 es día siempre un aciago, para los que caminan a pie, y para los que prenden.

Sin duda, hecho a la medida.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas