Con pancartas y camisetas con frases «Soy migrante, soy humano» y «Todos somos migrantes», los extranjeros participaron en las diferentes «estaciones» que representan la Pasión de Cristo. Algunos de ellos compartieron sus experiencias y cargaron una pesada cruz de madera.
Por Mariana González
Guadalajara/Ciudad de México, 30 de marzo (EFE).- Migrantes centroamericanos participaron hoy en un viacrucis en Guadalajara (oeste de México) en el que representaron la Pasión de Cristo y recordaron «el calvario» que viven a su paso por territorio mexicano, donde enfrentan todo tipo de peligros y amenazas, además de discriminación.
Acompañados de familias y voluntarios, los migrantes recorrieron a pie las vías del tren conocido como «La bestia», que los ayuda a trasladarse desde la frontera sur mexicana hasta Estados Unidos pero que también los expone a secuestros, extorsiones, peleas y accidentes que los dejan incapacitados o les arrancan la vida.
El camino de las personas migrantes puede ser un viacrucis «debido a que, conforme van avanzando en el país, van sufriendo», dice a Efe Janet Valverde, coordinadora de vinculación de la organización FM4 Paso libre.
Esta asociación ubicada en Guadalajara, a unos pasos de la vía férrea, organiza desde hace cuatro años este viacrucis con la intención de «mandar un mensaje a la sociedad de solidaridad para con las personas migrantes y refugiadas», que sufren de todo para poder concretar el «sueño americano», expone.
«Sin duda las violaciones a derechos humanos y los delitos que se cometen hacia estas personas todavía permean en la actualidad, además de los mensajes de discriminación y criminalización», sostiene.
Desde hace un mes que salió de su natal San Pedro Sula, el hondureño Néstor García ha pasado muchas penurias, desde no poder dormir a lomos del «La bestia» para evitar un percance hasta no tener para comer y ver cómo secuestraban a algunos compañeros de viaje.
«Los peligros que corre uno (son) secuestros, la muerte, la extorsión, porque a uno lo secuestran; le preguntan de dónde es y si tiene familiares, y si uno dice que no ellos no creen. Me he encontrado casos así que la mafia los tiene y llegan todos golpeados y llorando. Me dicen que si hay vida hay esperanza», dice a Efe mientras camina.
Néstor salió de la casa de sus padres debido a la situación económica «súper baja» en su país y a que las pandillas cobran muchos «impuestos» a quienes encuentran un empleo. Aunque su intención era llegar a Estados Unidos, afirma que prefiere quedarse en México a buscar un empleo y establecer su vida.
Elvis Díaz tiene 17 años y cuenta a Efe que salió de Guatemala hace cuatro meses hacia el norte. Solo y sin que sus padres estén de acuerdo, quiere llegar a Estados Unidos para trabajar unos años y luego volver a su país.
Afirma que ha corrido «con suerte» pues ha encontrado albergues para refugiarse y alimentarse, aunque conoció a compañeros de viaje que han sido golpeados y que han sufrido accidentes en «La bestia». Pese a ello asegura que no se rinde en su intento de llegar a territorio estadounidense, donde lo esperan amigos y familiares.
Con pancartas y camisetas con frases «Soy migrante, soy humano» y «Todos somos migrantes», los extranjeros participaron en las diferentes «estaciones» que representan la Pasión de Cristo. Algunos de ellos compartieron sus experiencias y cargaron una pesada cruz de madera.
Familias y voluntarios portaron también pequeñas cruces con los nombres de los 72 migrantes centroamericanos que fueron asesinados por el crimen organizado y encontrados en un rancho en San Fernando, estado de Tamaulipas, en agosto de 2010.