ENTREVISTA | La poesía es el punto nervioso de la lengua: Víctor Manuel Mendiola

10/02/2018 - 12:04 am

El poeta asume toda la fuerza de la poesía de manera completa, dice el poeta, quien ahora se encarga de traducir a William Butler Yeats, mientras que en el mercado hay dos libros suyos, La bruja y Tu mano, mi boca, 59 variaciones sobre un plato.

Ciudad de México, 10 de febrero (SinEmbargo).- Escritor, ensayista y poeta mexicano, Víctor Manuel Mendiola es conocido, además de por su extensa obra literaria, por su actividad en la promoción de la cultura, además como traductor, la tarea que está haciendo en estos momentos.

La bruja, un poema dramatizado sabe a dolor y a decepción. Tu mano, mi boca, 59 variaciones sobre un plato, sabe a existencialismo y a amor al prójimo.

Hablar con un poeta de este tamaño, nacido en 1954 en Ciudad de México, equivale a hacer un balance de todo lo que hay que hablar de poesía mexicana, un orden que se establece para saber que todo lo que se dice tiene que ver con este país.

Este país sumido en la violencia, que es cierta y dicta prácticamente todas las emociones.

“He dedicado todo mi trabajo como escritor a la poesía. Tanto como creador de poesía, como poeta, como crítico y editor de poesía. Incluso he organizado lecturas con autores significativos”, dice Víctor Mendiola en entrevista.

Estudió en el Centro Mexicano de Escritores, donde tuvo de profesor a Salvador Elizondo, a Juan Rulfo y después de eso fue invitado a escribir en la revista Vuelta y desde entonces, de una manera muy concentrada, con absoluta dedicación, su trabajo se enfocó a la poesía.

–¿Siempre tuvo claro que iba a ser poeta?

–Tenía claro que deseaba profundamente crear. Cuando leí a los 13 años los cuentos de Edgar Allan Poe y de Ray Bradbury, tuve necesidad de crear esos cuentos. Ray Bradbury es un gran poeta. Recuerdo el libro Remedio para melancólicos, un cuento de un niño que está en el medio de una turba que quiere destruir el objeto y el objeto que quieren destruir es la Mona Lisa y entonces la turba se lanza sobre la Mona Lisa y la turba odia el pasado. La turba se arroja sobre el cuadro, el niño se fascina por el rostro de esa mujer y lanza su mano hacia delante tratando de rescatar el cuadro y por fin queda expulsado del tumulto, abre su mano y en su mano está la sonrisa de la Mona Lisa. Es muy poético.

Un poema de pena y de ausencia. Foto: Especial

–Siempre digo que los que escriben poesía no tienen que preocuparse porque los lean. Los problemas los tienen quienes no leen poesía…usted ha organizado lecturas

–Sí, en las lecturas que he organizado me ha ido muy bien. Los autores que han participado han sido autores muy buenos, desde Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Antonio Tabucchi, hasta el poeta sirio Adonis, muchos poetas y también narradores. Me parece muy importante reunir los dos géneros, poesía y prosa y al mismo tiempo contrastarse, comunicarse.

–Hay muchos narradores que les hubiera gustado ser poeta

–Un buen poeta casi siempre es un buen narrador o buen prosista. Vea el caso de Alfonso Reyes, de Ramón López Velarde, de Octavio Paz, de Xavier Villaurrutia. También está el caso de Jorge Luis Borges, gran poeta y muy buen prosista. La prosa de Rubén Darío, de Leopoldo Lugones…los poetas además son grandes ensayistas.

–Ahora la diferencia entre el narrador y el poeta es que los poetas no escriben para el mercado, sus libros no se venden, por lo tanto escriben para sí mismos. Eso me lo decía Juan Domingo Argüelles

–Sí, es así. En el poeta no se ha dado esa fractura del yo creativo. El poeta no escribe para ver quién va a comprar el libro y creo que muchos narradores sí. Los moderados escriben pensando en el lector y otros escriben pensando en el mercado. El último caso es definitivamente malo. Vamos a pensar en el lector, tampoco está bien. Escribir, sea prosa o sea poesía, es un diálogo con uno mismo, permite el diálogo con los otros, pero hay un diálogo con algo que está más allá del mercado.

–Jaime Sabines fue el último poeta en México que vendió muchísimo

–Es un poeta muy especial, con poemas maravillosos, tenía el don de hacer una poesía donde el lector inhabitual podía identificarse. Claro, es un lector menos exigente, menos sofisticado que el lector que lee a Jorge Luis Borges o a Rubén Darío.

–Bueno, Borges tiene algunos poemas muy populares, como “Los justos”

–Sí, es cierto, o como “El Golem”, se lee mucho, pero el poema es sofisticado, está esta historia del Antiguo Testamento, al mismo tiempo está citado desde el principio Platón, “Si, (como el griego afirma en el Cratilo) / el nombre es arquetipo de la cosa, / en las letras de rosa está la rosa / y todo el Nilo en la palabra Nilo”, ya en sí misma la metáfora es compleja y filosófica.

–La gente a veces critica a Mario Benedetti porque era comunista, a mí me parece que era mal poeta

–Claro, Pablo Neruda era comunista y era un inmejorable poeta. Tiene poemas maravillosos.

El poeta asume toda la fuerza de la poesía de manera completa. Foto: SinEmbargo

–¿Qué piensa del trabajo de Juan Domingo Argüelles con sus antologías?

–Pienso que él hizo un trabajo muy bueno y que volvió a una forma de seleccionar a la que había que volver. Muchas de las antologías que se han hecho en los últimos 30 años son antologías de generación. También está la antología de Francisco Montes de Oca, que publicó Porrúa, Desde el mundo novohispano hasta nuestros días.

–Todos decimos que la renovación literaria parte de la poesía, ¿cómo lo ve usted?

–Definitivamente pienso así. La poesía es el punto nervioso de la lengua, el otro punto nervioso está en la calle. El poeta asume toda la fuerza de la poesía de manera completa. Yo siento que a lo largo del siglo XX el poeta se deshizo de varias riquezas que no tendría que haberse deshecho. Por eso ahora uno encuentra a buenos poetas que hacen poemas malos. Se deshicieron de la música, del sentido metafísico, de la historia, piense en poemas como Fausto, son poemas que tienen todo.

–La poesía en ese sentido se parece mucho al teatro

–Es que la poesía durante casi dos siglos y por eso estaba en el centro del pensamiento y la vida de una sociedad, expresaba el punto más alto de trabajo con el lenguaje. Contar una historia en prosa, con todo rigor, implica un grado de dificultad muy alto, pero contar una historia con música, se vuelve mucho más complejo. De muy joven me percaté que en el mundo de la poesía estaba la voz del otro, la poesía tenía que ver profundamente con el teatro. Tengo muchos años reflexionando sobre el tema de por qué los poetas se volvieron hacia adentro o representaron solamente las imágenes de una voz y el choque de muchas voces. Para mí es fundamental la representación de las voces que la poesía naturalmente ofrece.

Poemas sobre el placer. Foto: Especial

–¿Qué es La bruja?

–Es un poema dramático, donde hay muchas voces, es un cuento, una pequeña novela, es un guión, es una obra de teatro, está presentado como una escena dramática en 42 escenas. Una mujer, un hombre y un niño se topan con una bruja mala y todo su cuerpo y toda su vida se ven trastornados. Todo está al revés. El niño encuentra otra familia a través de la ventana, los padres le hablan, pero de pronto llega la bruja y hace desaparecer a la ventana. El mal es algo inevitable, pero creo que la literatura ha estado ahondando sobre el tema del mal desde hace mucho tiempo. Estamos frente a un problema moral, en la segunda mitad del siglo XX, es lo que más me preocupa: Por qué a una buena parte de la poesía se volvió como una poesía decorativa, muy sofisticada, pero sin una búsqueda profunda del hombre. Hay poetas como Néstor Perlongher que sí habla sobre el mal porque trata el tema de la dictadura argentina.

–Bueno, también puso el cuerpo…

–Es verdad, puso su cuerpo en eso, además habla no sólo de la represión política sino de la represión sexual, él también exploró ese problema, pero una buena parte de los poetas neobarrocos son decorativos. Pretenden lo contrario, todo es puro lenguaje y figuras verbales, claro, eso no sucede con Sabines, ni con Borges, ni con Villaurrutia.

–¿Qué es Tu mano, mi boca, 59 variaciones sobre un plato?

–Es un poema en prosa, de la exploración de la metáfora del plato. Basta con ver nuestro plato para conocer el mundo, lo digo en el poema. Porque nuestro plato ocurren muchas cosas, nos sentamos a comer con la persona que amamos y en el acto de comer e invitar a compartir la comida e inmediatamente estamos iniciando el acto amoroso. Un plato es una metáfora de nuestra boca, también es una metáfora de nuestro estómago.

–¿Son dos miradas del poeta?

–Sí, creo que son dos miradas. El del plato es un poema sobre el placer y el de La bruja es un poema de dolor, de violencia, de pena, de ausencia.

–Usted además está traduciendo

–Sí, acabo de hacer una traducción de un poema hermosísimo de William Butler Yeats, que se llama “El regalo de Harun Al-Rashid”, un poema largo, un poema amoroso, lleno de espiritismo y todo ocurre en la corte de un califa.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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