Miriam Israel habló en entrevista sobre su libro Abrazar hasta el último aliento, una especie de ayuda sobre “qué hacer y qué no hacer para poder quitar el miedo a la muerte de un ser querido”.
Ciudad de México, 31 de octubre (SinEmbargo).– Perder a un ser querido es una experiencia que marca la vida de las personas. La situación es aún más devastadora cuando se trata de una partida después de una enfermedad terminal que poco a poco consume a un familiar o amigo entrañable. El último adiós, en esas condiciones, conlleva un proceso de luto en el cual la búsqueda de la paz ayuda a poner fin a ese dolor.
Miriam Israel ofrece en ese sentido en su libro Abrazar hasta el último aliento (Grijalbo) una especie de guía a través de su experiencia como terapeuta familiar y de cuidados paliativos, “para que las familias sepan hasta dónde continuar buscando una sanación (de sus seres queridos) o cuando es el momento de decir ‘hasta aquí llegamos y vámonos a buscar calidad de vida para el paciente’, para evitar el desgaste físico, emocional y económico de la familia”.
“El fin de este libro, es que el que viene atrás sepa qué hacer. El sufrimiento es un golpe a nuestro ego cuando no se cumplen nuestras expectativas, y yo sufro enormemente cuando no se cumplen las expectativas que yo tengo de que mi papá se sane, y cuando no se sana yo sufro, pero cuando yo sé que mi papá no se va a sanar y que lo único que va a suceder es que está presentando síntomas ya de una finalidad, de que está feneciendo, entonces puedo aceptarlo y reconocerlo, y hacer los cuatro pasos para ayudar al paciente para que se pueda ir en paz”, compartió la autora en entrevista con SinEmbargo.
Expuso, por ejemplo, que en lugar de pedirle a un familiar con una enfermedad terminal que “le eche ganas” uno puede sentarse con junto a él, tomarlo de la mano y decirle cuánto nos duele lo que le está pasando y acompañarlo. “No es que quiero la herencia, no es que ya me canse, es por el amor que te tengo, y porque te estoy viendo sufrir’, y entonces cuando yo veo sufrir a mi papá, o a mi hijo, o a mi mamá, obvio, lo que quiero es que ya descanse en paz”, ahondó Miriam Israel.
Su texto va acompañado de experiencias que comparte con el lector en las que le muestra diferentes situaciones en las que se puede acompañar y despedir a un ser querido con honorabilidad y respetando sus deseos de descansar en paz.
“Es importante saber cuáles son los deseos del paciente, si el paciente quiere ir al hospital o no quiere ir al hospital o su quiere estar en su casa, cuáles son sus deseos y respetarlos, y que toda la familia esté en el mismo canal, porque yo puedo decir ‘no, mi papá no va a ir al hospital’, y mi mamá puede decir ‘llévalo al hospital’ y otro de los hermanos dice ‘no, pero es que a mí me dijo que no quiere ir al hospital’. Se hace un pleito familiar que muchas veces después de ahí ya no se pueden volver a ver, porque terminan muy peleados, entonces es cuestión de evitar esa separación de la familia y ayudarlos para que salgan más unidos que nunca”, explicó Miriam Israel.
Cuestionada sobre qué hacer cuando hay heridas por cerrar o algún tipo de conflicto con la persona que está por dejar este mundo, indicó que para ello lo mejor que se puede hacer es hablar: “Hay un caso ahí, por ejemplo, de una chica que su papá los abandonó y cómo regresa, porque está enfermo el papá, y cómo maneja ella toda esta situación y la satisfacción que le da el haberlo cuidado y el haberlo recibido nuevamente, no todos lo podemos hacer, pero esta chica lo hizo y lo relato ahí”.
Miriam Israel señaló que la propuesta que hace en este libro es para ayudar a la familia a que se queden lo mejor posible, ya que, expresó, “todo duelo no trabajado es acumulado”.
“Todo esto se va acumulando en mí, generando, a veces, enfermedades, generando este distanciamiento, generando problemas sistémicos con la familia que viene por detrás, pero ese es otro tema, que también lo toco pero lo toco muy por encimita, es muy importante que el que se queda, se quede bien”, indicó.
Y puntualizó: “Este libro, lo que nos ayuda es a comprender que todos tenemos un día de entrada y tenemos un día de salida, y desde ahí no podemos hacer nada diferente, es la importancia de poder vivir lo mejor posible esta parte que nos toca, pero ‘yo quiero a mi mamá junto a mí o yo quiero a mi hijo junto a mí, no comprendo que mi hijo pueda morir, por qué va a morir mi hijo’, pero cuando yo comprendo con la cabeza que es el tiempo de mi hijo y que es su tiempo de trascender, y entonces lo puedo pasar al corazón, y si lo paso al corazón lo puedo sanar”.
