“La imaginación, la poesía, el comienzo de las cosas”

31/10/2014 - 9:04 am

Hace 5 años conocí a Julio Inverso a través de un amigo en común que llegó extasiado a leerme “Juan Morgan poeta”, un texto en prosa poética que habla de las peripecias de un escritor hermanado con el rock que alcanza la fama y la autodestrucción. Un poeta enamorado de una rubia adjetiva y enamorado de la poesía de carne y hueso. Mientras escuchaba aquel texto sentí que Julio estaba ahí con nosotros, sentado en la cama, fumando un cigarrillo. Hay ocasiones en las que nos encontramos con una obra poética que logra dar el efecto de un amigo cercano que nos cuenta su manera de enfrentar el mundo, sus placeres, su expansión en el día a día. Lecturas que generan un diálogo. Eso fue lo que me pasó con la poesía de Julio Inverso.

Nacido el 11 de abril de 1963, en Montevideo, Uruguay, abandonó la carrera de medicina para dedicarse a la creación literaria, creación que acompañó con ilustraciones a partir de sus poemas y con los que serían, quizá, los primeros grafitis por las calles de Montevideo. Un poeta que escribió sin parar y vivió de manera salvaje y al límite. Esto lo sabemos por numerosos testimonios de amigos suyos, de editores y poetas, como es el caso de Marosa di Giorgio, amiga íntima de Julio. Sus textos, la mayoría impresos en casa, pasaron de mano en mano hasta que el movimiento underground conoció y valoró la obra que le canta a la vida, que le canta a los amigos, a las fiestas, pero también una obra que tuvo la capacidad de crear un universo posible y habitable para los jóvenes que vivieron la dictadura de Bordaberry. Así, Inverso poco a poco se convirtió en un ícono de la juventud de artistas e intelectuales reprimidos en aquel tiempo. Algunos años después obtuvo un par de premios por libros como Vidas suntuosas y Diario de un agonizante, sin embargo hasta el día de hoy su obra se difunde en Uruguay y no en el resto de los países de habla hispana. Gran papel editorial jugó Vintén Editor que a inicios de este siglo publicó en seis tomos varios de sus libros cortos, a la manera de plaquette. También está el caso de Estuario Editora que publicó Papeles de Juan Morgan. Narrativa y otras prosas, libro que reúne en un tomo parte significativa de la obra del escritor y en 2013 lanzó la obra total bajo el título Las islas invitadas. Poesía completa. Este año la editorial mexicana Literal publicó una breve selección de sus poemas.

Me gusta pensar que a través de la poesía también se llega a la amistad y sé que si es posible leer en esta época a Inverso en parte es gracias a que su poesía fue más allá del libro impreso, desbordó el papel para salir a la calle, para bailar en las fiestas clandestinas donde tuvo la suerte de encontrarse con amigos que en su momento valoraron su obra y guardaron aquellas copias impresas en casa, después el tiempo se encargó de reunirlas en un libro. Si bien es cierto que la obra de Julio respondió a un contexto social en específico, también es cierto que sus poemas siguen vigentes porque en ellos habita la fuerza de la juventud y mientras haya jóvenes en el mundo, habrá espacio para los poemas explosivos de un chico que pensaba que “Sólo hay una forma de vivir: la imaginación, la poesía, el comienzo de las cosas”.

 

“Quiero escribir un poema que sea una enumeración de mis amigos. Sus nombres y apellidos. De las simples letras se desprenderá la música que deseo.

Acariciaría la página como si yo fuera el viento que levantara la cabeza desde los remolinos de algún sótano y se mezclara con las hebras de sus cabellos.

Uno por uno. Todos mis amigos. Formarían una red, un mapa. Sería mi retrato del infinito. Mi sonda de rubíes arrojada al océano de la leyenda, del color.

Mis amigos, piedras, cometas, agua parpadeante en la cúpula de la aurora, corazones religiosos ataviados de sueño, dinastía de saqueadores del cielo, dioses vagabundos de las ciudades sedientas. Quiero celebrar a todos mis amigos, pasar por sus cielos como una flecha, aposentarme como un manto de hierba perlado de diamantes, como el olor santo del pan por la mañana, como el amplio gesto de un bosque que respira. Quiero cantar, a todos ellos, cantarlos y hacer justicia. Seguir mi impulso y mi amor de cascada y cantar. Ellos son las estaciones junto al camino en las que me detengo en mi peregrinaje, son los faros de rostros manchados de lluvia y de silencio, la lentitud refrenada de las albas circulares, los niños de ojos visionarios, los héroes, los ángeles, las musas, los que naufragaron en las costas del paraíso y van errantes buscando el amor indestructible. Quiero celebrar a todos mis amigos. Y hoy tengo el corazón lleno, de un río de estrellas, que no declinan”[1]


[1] Las islas invitadas. Poesía completa. Estuario Editora.

Gerardo Grande
Gerardo Grande (Ciudad de México, 1991). Poeta. Publicó La edad atómica (La Bella Varsovia, Córdoba, España, 2014), Fiesta brava (Neutrinos, Entre Ríos, Argentina, 2015), Seguir (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, Argentina, 2016). Es co-compilador de Astronave, panorámica de poesía mexicana 1985-1993 (UANL-UNAM, México, 2015).
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