ENSAYO | Es ceguera de género el no percatarte de la explotación histórica sobre el cuerpo de la mujer

31/08/2019 - 12:01 am

La realidad en México son los feminicidios, el machismo que a diario enfrentamos las mujeres en distintos espacios laborales, académicos, artísticos. La realidad es el miedo de tener entre nuestros contactos y conocidas mujeres que correrán a alertar a los acusados o defenderlos. La realidad es que algunas hemos tenido que renunciar o expulsar de nuestro imaginario a los hombres y mujeres patriarcales.

Por Hilda Sotelo 

Ciudad Juárez, 31 de agosto (SinEmbargo).– No podemos permitir que el discurso de género se neutralice antes de ser tratado en sus crisis y contradicciones. No existe igualdad entre los géneros, somos distintos en biología, tenemos distintas necesidades. Y es a partir de la biología y el sistema patriarcal capitalista que inicia la cantaleta de los roles y mandatos, donde el cuerpo de las mujeres ha sido triple explotado y el género masculino conserva todos los privilegios al momento de situar su cuerpo en distintos ámbitos, ahí la lucha feminista por la equidad.

No podemos permitir que las formas dominadoras continúen sus juegos del lenguaje para darse la vuelta a fraguar en lo oscurito.

“Y que entre ellos se hagan los mejores a través del amiguismo, los jueces, los ganadores de espacios, la academia, la legitimidad literaria que descansa en el privilegio que los hombres extienden unos a otros y que las mujeres permiten” (Hind, 2019).

Así como es la ceguera de color donde la supremacía blanca se sigue beneficiando, así la ceguera de género en México con las mujeres que solapan las actitudes y expresiones machistas, misóginas y feminicidas, sin ser conscientes o por miedo a perder privilegios. Así la ceguera de género cuando se niega la saña vertida hacia las antepasadas.

Ceguera de género es cuando se pronuncia: “La decisión, participación y esfuerzo de cada integrante (hombre o mujer) vale por igual”. “Yo no me asumo femenino ni masculino”. “No me parece interesante que las mujeres en México estén ocupando espacio solo por ser mujeres”. “Por qué le dan tanta importancia si son feminicidios en lugar de homicidios, será porque son tiempos en que es políticamente correcto pronunciarse en favor de cualquier causa que coloque a la mujer como víctima”.

Es ceguera de género el no percatarte de la explotación histórica sobre el cuerpo de la mujer mexicana desde antes de la llegada de los españoles. Es ceguera de género defender de inocente e inadvertidos los guiños dirigidos a invisibilizar y ultrajar el cuerpo femenino en su totalidad (el cuerpo intelectual, emocional, imaginario, sentimental). Es ceguera de género saltarse el paso del análisis y lo aberrante del feminicidio para asentar que los géneros no existen, y que la literatura o cualquier otra disciplina del conocimiento, nada tiene que ver con política o feminismo, y pronunciarlo desde un cuerpo de hombre apoyado por mujeres que ellos astutamente seleccionan.

Las personas neutrales terminarán favoreciendo a la dominación patriarcal. Propongo, antes de “elevarnos” a lo Queer o a transmutar el conflicto entre géneros o nuestras polaridades, propongo que sería deber humana acompañar en todo momento, apoyar a las víctimas de acoso, violación y a las familiares de las víctimas de feminicidio. Ponerse los lentes de la brillantina rosa o morada.

Será deber humana participar en el señalamiento hacia los acosadores y elegir espacios donde las mujeres podamos generar códigos propios, códigos que revolucionen el lenguaje y por ende el pensamiento. Usar los espacios de participación y no darle la vuelta al conflicto en pro a pasarla bien, o quedar bien con los que sabemos de antemano llevan a cabo prácticas violentas o están acusados en las plataformas del #MeTooMx u otros movimientos locales feministas.

¿Les suena familiar estas frases? “La decisión, participación y esfuerzo de cada integrante (hombre o mujer) vale por igual”.

“Ese papel te tocó desempeñar, ni modo igual lo haría yo” “Yo trato a los hombres y a las mujeres por igual” “No me identifico con ningún género” “Ella es una fácil y problemática” “Guardaré silencio para no afectar a mis amigos, esposo, hermanos, primos, tíos, abuelos (son buena onda)” “Los hombres me han apoyado todo el tiempo” “No podemos pronunciarnos en favor de la víctima de violación porque ellos son nuestros amigos, mejor neutrales”.

“Tan solo está mostrando los calzoncitos en el poema, no es para tanto” “Solo tiene en su muro a la mujer con calzón de encaje rosa, no pasa nada”. “Fue inadvertido e inocente que hayamos puesto al hombre en el centro de la fotografía y a dos mujeres en la orilla” “Ese movimiento feminista no me representa; el destrozo, las pintas, la demostración de la rabia, no es propio de la mujer”. “Así es el cuento”. “Mujer, síguele haciendo a la Scherezade hasta que aprendan, de lo contrario te cortaré la cabeza, hazlo bien y no opines porque te quitan privilegios, no te metas en problemas”.

Las frases anteriores aparte de violentas, tienden a neutralizar la reflexión, intentan aniquilar la crítica que llevará a juicio a los promotores de la animadversión o el apego cautivador hacia la mujer, proponen dejar pasar para olvidar, para no cambiar. Concluyen en beneficiar al violentador.

La semana pasada fue cancelado un evento poético patrocinado por el Centro de las Artes de San Luis Potosí, el fulano, rezaban en sus versos: “Tenderé una niña puta en mi cama” “La poesía es una niña en patines violada a los siete años” . No conforme con su violencia poética, remató su trabajo “artístico” con comentarios misóginos en su muro de Facebook.

Ojalá las composiciones que aluden a la erotización de la niña y la mujer quedaran atrapadas en la expresiones artísticas pero vemos que no, en este caso, el poeta se desbordó en las redes. En los peores casos, ellos las sobajan, deshumanizan, violan o las asesinan. Y el pueblo paga para que ellos sigan su lucir en el mundo cultural mexicano, son hasta gestores y organizan la temática del país. Y la cartografía literaria y del conocimiento de las ciudades será compuesta por sus escritores favoritos.

Estos versos y formas astutas no son novedad, (Arellano, 2012) dice con respecto a Quevedo “No hace falta rastrear mucho en la bibliografía quevediana para encontrar férreas opiniones sobre su acerba misoginia y su antifeminismo”.

Otras escrituras feministas están apuntando la misógina de personajes de todos los tiempos, hasta de Lennon, Neruda, García Márquez, el mismo Gandhi. La indagatoria parte de ambos géneros, en reacción desesperada por entender el origen de las supremacías y la actualidad violenta.

Judith Butler debate sobre si ir más allá de los límites que nos demarca los roles de género y hasta los mismos cuerpos cuando nos definen hombre, mujer. Dice que los roles tanto femenino como masculino son fluidos. La biología, puede que, no te encierre en ciertos mandatos y ejecuciones autómatas que perpetúan estructuras de pensamiento para favorecer a unos pocos pero toma en cuenta que el planteamiento de las feministas blancas es “elevado” y desde su contexto, lejos de la realidad que vivimos las feministas del tercer mundo o mestizas, así nos llamaron algunas académicas Chicanas, Chela Sandoval.

La realidad en México son los feminicidios, el machismo que a diario enfrentamos las mujeres en distintos espacios laborales, académicos, artísticos. La realidad es el miedo de tener entre nuestros contactos y conocidas mujeres que correrán a alertar a los acusados o defenderlos. La realidad es que algunas hemos tenido que renunciar o expulsar de nuestro imaginario a los hombres y mujeres patriarcales.

Si bien no podemos asegurar que nos hemos desligado completamente de las miradas violentas al menos estamos comprometidas con la deconstrucción de dichas violencias y a dar la cara por los tratamientos de inequidad e injusticia que observamos. Poco a poco, colectivas, logramos ver, ver que existe otro hacer sin esperar la aprobación de las instituciones mexicanas (patriarcales 100%), sin esperar la aprobación de las miradas patriarcales.

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