Por José Luis Martínez Limón
Ciudad de México, 31 de agosto (SinEmbargo/VICE Media).– Tras publicar solamente dos de sus números, los editores de la revista cannábica Cáñamo recibieron un dictamen de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación (Segob) en la que los invitaban a una audiencia reglamentaria para presentar pruebas y alegatos para defender su publicación, ya que ésta podría ser declarada ilícita y por tanto no permitirse su circulación.
De acuerdo con sus editores, a pesar de que Cáñamo podría convertirse en la primera revista de cultura cannábica con Certificado de Licitud de Contenido y Título en México, la revista se ha publicado en España desde hace 18 años y en Chile desde hace diez. En México, comenzó a circular el 4 de mayo y hasta ahora han impreso 20 mil ejemplares de sus dos números, y esperan que para su tercer número el tiraje aumente.
El dictamen de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas acusaba a la revista atentar contra la moral y las buenas costumbres por incluir “textos en los que indirectamente se hace apología del consumo de cannabis con fines recreativos y se hacen recomendaciones respecto a la edad adecuada para empezar a consumirlo”, y notificó a la Procuraduría General de la República y a la COFEPRIS para que dictaminen si se trata de una publicación ilícita.
El Reglamento Sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas se refiere como contrarios a la moral púbica a los “escritos, dibujos, grabados, pinturas, impresos, imágenes, anuncios, emblemas, fotografías y todo aquello que directa o indirectamente induzca o fomente vicios y constituya por sí mismo delito”.
El dictamen citaba una entrevista del primer número de la revista con un miembro de la banda Molotov, Tito Fuentes, en la que el músico decía “(mi recomendación) es que si van a empezar a fumar lo hagan medio tarde, como a los 21 o veintitantos…”, algo que de acuerdo con Julio Zenil, miembro del consejo editorial de la revista —junto con Leopoldo Rivera y Carlos Martínez Rentería— es una opinión personal y no significa una invitación a hacerlo.
“Cáñamo es una revista de cultura cannábica con información científica y real”, me dice Julio. “Buscamos abrir el debate y tener información valiosa que pueda preparar a la sociedad para una eventual legalización”.
“El objetivo de Cáñamo —tanto en México como en España y Chile— es cumplir con todos los requerimientos legales y formales de una publicación”, me dijo Carlos Martínez Rentería, otro de los editores en México. “Es una manera de decir que queremos difundir esta información de manera legal”, agregó.
A pesar de que no les han prohibido publicar y que falta esperar la resolución de la PGR y la COFEPRIS en cuanto a la licitud de la revista, Cáñamo está planeando una estrategia legal para evitar ser declarados ilícitos. “En Chile también se enfrentaron a problemas similares, pero pudieron superarlos con éxito y eso es lo que vamos a hacer aquí”, me cuenta Julio.
El dictamen citaba a los representantes legales de Cañamería Mexicana S.A. de C.V., la razón legal de Cáñamo, a una audiencia reglamentaria el 14 de agosto para presentar pruebas y argumentos en defensa de la publicación. Sin embargo, después de consultarlo con sus asesores legales, los editores de Cáñamo decidieron posponer la audiencia para prepararse.
“Las autoridades nos dijeron que era un caso inédito y que necesitaban estudiarlo bien”, agregó Carlos Martínez. “Aunque han existido revistas parecidas, eran muy marginales y para públicos muy pequeños, por lo que no les importaba el certificado de licitud. Es un desafío: probar que una publicación con una temática políticamente incorrecta puede ser legal”.
La decisión que tomen las autoridades así como la respuesta de Cáñamo a éstas será un primer paso para el surgimiento de más publicaciones con temática cannábica u otros temas considerados como políticamente incorrectos, así como un indicador de hasta qué punto las autoridades mexicanas permiten la libre expresión y el intercambio de ideas en temas polémicos como este. En palabras de Julio, “Tiene que llegar una publicación a romper el miedo, y entonces llegan muchas otras detrás de ésta”.
“Las autoridades están tratando de cerrar el debate y lo que nosotros queremos es abrirlo, y que la información llegue a más personas”, me comenta, y agrega que muchos de los colaboradores de la revista han sido invitados a participar en el Congreso en debates sobre la legalización de la mariguana. “Si les vas a abrir la puerta en el Congreso, ¿por qué no se las vas a abrir en los medios?”
Por lo pronto, el equipo de Cáñamo tiene que dividir su tiempo entre las batallas legales y aquellas del ámbito editorial; el tercer número de la revista está previsto para principios de septiembre y los editores no piensan cambiar sus planes por los contratiempos legales. “Hasta que no nos digan que paremos, no vamos a parar”, me dijo Julio.
Cuando les pregunté qué van hacer si les niegan el certificado de licitud, Carlos respondió decidido: “No podemos rendirnos ni dar marcha atrás. Es necesario que este tipo de publicaciones existan en una sociedad democrática como se supone que es la nuestra”.