¿QUIÉN QUIERE VOTOS PROGRESISTAS?

31/07/2011 - 11:45 pm

Sábado gris. A pesar de que apenas son las 10 de la mañana, no hay muchas esperanzas de que la 33ª Marcha por el orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Travesti, Transexual e Intersexual (LBTTTi) pueda librarse de una tremenda lluvia.

Se esperaba la presencia del jefe del gobierno capitalino de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubón, para que diera el banderazo oficial de salida, al menos ese fue un rumor que rondó tanto en el medio gay como en las entrevistas de radio que promovían la marcha del pasado 25 de junio.

Sin embargo, sí está presente es el secretario de Turismo del Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Rojas Durán, quien al final da el banderazo oficial de la marcha. Aproximadamente 700 mil personas –según un balance de datos entre los organizadores de la marcha y la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México– empiezan a caminar sobre el Paseo de la Reforma.

La expectativa de que Ebrard encabezara la marcha fue tan alta, que Rojas Durán tuvo que disculpar al jefe de gobierno de una forma un tanto melodramática, dejando en claro que si bien él tuvo ciertos contratiempos, dijo que Ebrard “está aquí con nosotros”, y habló de él como “el gobernante más progresista que hay en el país”.

Curiosamente, la 33ª Marcha sucedió una semana antes que las elecciones para gobernador en el Estado de México, para muchos especialistas una especie de banderazo tácito rumbo a las elecciones presidenciales.

Si bien una de las consignas de este arcoiris de 2011 fue el reclamo de leyes sin discriminación para toda la nación, así como un reclamo contra la homofobia que parece resurgir lenta y peligrosamente, también había mucho porqué celebrar: la aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo (mucho antes que Nueva York, cabe la pena mencionarlo), la posibilidad de adoptar hijos, una clínica que además de brindar atención especializada y gratuita a pacientes con VIH (Clínica Condesa), también es la primera a nivel nacional en ofrecer servicios ambulatorios para personas transgénero (aún no incluye la cirugía de cambio de sexo, pero sí ofrecen terapias hormonales de reasignación de sexo acompañada de sesiones psicológicas que van asistiendo la transición de género).

De hecho, en la Ciudad de México ya es posible realizar el trámite de una nueva acta de nacimiento por reasignación de concordancia sexogenérica para personas transgénero, mismas que ya han adoptado una nueva identidad genérica sin que necesariamente tengan que acreditar una cirugía de reasignación de sexo.

Ebrard ha sido una figura importante en todos estos avances. Su acercamiento abierto y sin temor al escarnio de las, a veces, espantadas y un poco exageradas miradas de sus contrapartes políticas ligadas al ala conservadora de este país (sobre todo del Partido Acción Nacional) con diversos sectores de la comunidad LGBTTTi, le ha valido una aceptación y una simpatía que quizá puedan significarle una ventaja considerable en caso de que el hoy jefe de gobierno de la Ciudad de México fuese el candidato de la “izquierda” a las elecciones presidenciales del 2012. Claro, en el caso de que Marcelo Ebrard sea elegido como el candidato presidencial del PRD.

¿Será que en las elecciones presidenciales de 2012, el voto rosa (entiéndase como aquellos sufragios provenientes de la comunidad LGBTTTi en su conjunto) tenga por primera vez un impacto real, de alguna manera definitivo, para elevar las posibilidades de la izquierda de ascender a la silla presidencial?

¿Cuál es la magnitud del voto rosa en México?
¿Importa acaso?

 

Voto progresista, no gay
Lo cierto es que la relación entre la izquierda y la comunidad gay en México no siempre ha sido ese regocijo de empatía que se percibe actualmente.

Un episodio de desencuentros se dio el 7 de diciembre de 2003, cuando el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, ante lo avanzado que se encontraba la promoción de lo que por aquel año se trataba de la Ley de Sociedades de Convivencia, decidió hacer frente a la propuesta mediante una consulta ciudadana en dónde los habitantes del Distrito Federal emitieran su opinión al respecto.

La comunidad gay manifestó una latente decepción. El suplemento y agencia de noticias Letra S, publicó: “El mensaje político de su propuesta, y así lo registraron los medios, era que él se negaba a cargar con el costo político de la aprobación de una ley tan controversial dado que, como gobernante, le tocaba ratificarla o vetarla. Costo que seguramente se le cobraría en su carrera hacia la presidencia de la república”. La izquierda parecía más concentrada en la carrera presidencial que impulsar agendas que, por coherencia ideológica, se vería obligado a apoyar.

Con la llegada de Marcelo Ebrard al frente de la alcaldía capitalina, el sacudirse de viejos e incómodos esqueletos era un asunto urgente. En su pasado no muy lejano se encontraban las terribles consecuencias de aquellos trágicos incidentes del linchamiento en Tláhuac, que le costó cargo al frente de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.

Había que restablecer lazos fragmentados y saldar deudas pendientes, una ellas era volver a ganarse la confianza del comunidad gay.

En los derechos ganados de la comunidad LGBTTTi en la Ciudad de México, el diputado por el PRD, David Razú, ha sido una figura determinante. Surgido del efímero Partido Socialdemócrata, aquel PSD que encabezaba Patricia Mercado, al perder su registro ante la escasa votación a nivel nacional en 2009, se une a la bancada del Revolucionario Demócrata, desde donde impulsa una agenda que, siendo honestos con la agenda histórica, ya eran parte de los compromisos que promovía el PSD en campaña: reformas políticas al Distrito Federal que incluían propuestas de ley, entre ellas, la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo.

¿Una oportunidad de regresar la coherencia ideológica a la izquierda?
Actualmente, David Razú preside la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).

Pero ahora, desde su despacho en el tercer piso del edificio de las oficinas de la ALDF, con una placa sobre la puerta que menciona a David Razú como diputado del PRD y una ventana que ofrece una vista panorámica a la plancha del Zócalo capitalino, ante la pregunta de que si el voto rosa puede ser un factor importante para que la izquierda avance en las próximas elecciones presidenciales, Razú se muestra más bien precavido:

“Me parece que puede ser incluso muy complejo hablar de voto gay. Al final, la orientación o la preferencia sexual es una de las miles de dimensiones de una persona. Francamente, en ese sentido, creo que esto se distribuye de forma más bien general. Me parece, en todo caso, que el impulso que le ha dado el PRD en particular a la Ciudad de México es a la agenda de las libertades, a la agenda de igualdad, porque yo no diría la agenda gay específicamente, creo que es un tema más integral. La gente tiene necesidades mas allá de las que están vinculadas con sus libertades sexuales. No se puede caer en que la sexualidad define a las personas. Es un elemento más. Además de que yo no tengo conocimiento de una encuesta que valore votos vinculados con la orientación sexual”.

Es cierto. Cuantificar a la población gay con todas sus variantes (lesbianas, homosexuales, bisexuales, travestis que no siempre son homosexuales, etcétera) en un país como México, y tomando en cuenta el factor clóset, puede ser muy difícil. Sin embargo, Luis Perelman, presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología AC, en base a diversos estudios, explica que entre homosexuales y lesbianas podrían ser un 6% de la población total en México o en cualquier otra nación; pero si se agregan transexuales o trasngénero se podría hablar de que alrededor de un 10% de la población a nivel nacional pertenecería a la comunidad LGBTTTi. O ,en otro sentido, en una de cada cinco familias alguien no es heterosexual, lo sepan o no.

“Creo claramente que el PRD se ha convertido en un símbolo de agenda de libertades y de igualdad. Esta postura que es la que me parece la única postura en la que puede estar la izquierda y por el compromiso que ha mostrado, en general creo que atrae el voto progresista, el voto de aquellas personas que creen en esta agenda, muy independientemente de cual sea su orientación o preferencia sexual. Y si creo que en la Ciudad de México hay muchas personas que creen en esta agenda. Ahí es donde yo veo el potencial electoral de este debate. No lo veo vinculado directamente a la orientación sexual”, agrega David Razú.

 

El rosa multiplicado por el solidario
“Por supuesto que la identidad sexual es importante a la hora de emitir un voto. Es como ser congruente con tu estilo de vida. Yo creo que tu tienes que votar por un partido que te esté proponiendo una plataforma política en dónde esté incluida la agenda LGBTTTi, que te garanticen tus derechos plenos como ciudadano gay y aparte se te otorguen, a nivel nacional”, explica Gilberto Ángeles Galicia, coordinador de la 33ª Marcha por el orgullo LGBTTTi Ciudad de México 2011, y no sólo eso: “Por que si sólo se te respetan tus derechos como homosexual en la Ciudad de México, es como vivir en un gueto. No puede ser posible que en la Ciudad de México te puedas casar y expresar tu afecto en público con tu marido, pero no puedes ir a Monterrey o Guadalajara, porque te puedes encontrar con un gobernador al que los homosexuales les damos ‘asquito’”.

Al borde de una poltrona en un agitado café de la calle de Hamburgo de la Zona Rosa, barrio neurálgico de la Ciudad de México que concentra gran parte de la cultura y el esparcimiento gay capitalino, Gilberto habla de la percepción que se tiene de la izquierda dentro de la comunidad LGBTTTi en un panorama que incluye algunas zonas del país como Guadalajara, Monterrey o Chilpancingo.

Gilberto hace hincapié que los partidos, en general, no están viendo con atención la potencialidad del voto gay que también puede generar lo que él llama el voto solidario. Es decir, por cada persona en edad de votar de la comunidad LGBTTTi se pueden generar votos de familiares y amigos.

“Tan sólo imagina que tengas un aproximado de 4 millones de votos de la comunidad LGBTTTi, por cada uno puede haber convencimiento. Un gay puede decirle a su mamá, papá, primos y amigos que voten por determinado partido ya que él propone políticas sobre todo no discriminatorias. Podrías multiplicar esos 4 millones por tres. Una cantidad fuerte que si te puede significar un aumento de votos”, explica.

Gilberto afirma que para gran parte de la comunidad gay, será muy importante que el próximo año de elecciones presidenciales se puedan escuchar dentro de los discursos políticos de los tres partidos importantes, PRI, PAN y PRD, una agenda política abierta, que contemple las necesidades de la comunidad LGBTTTi: “Si ellos no nos consideran a nosotros dentro de lo que es el voto probable para conseguir la Presidencia, nos vamos a ir con el que sí nos considere, aunque en un momento determinado, no sea el candidato más simpático para nosotros”.

 

El candidato más declosetado
Sin embargo, David Razú tiene una cosa clara: guste o no guste a distintos sectores de la izquierda, la agenda política que incluya la agenda de los derechos de la comunidad LGBTTTi será un elemento de campaña: “la izquierda ya no puede echarse para atrás”, subraya.
Desde luego, esto ocurrirá, pero habrá diferencias en términos de quién sea el candidato.
La elección de la izquierda mexicana por su candidato presidencial, será un factor que pude determinar el fortalecimiento de su relación con la comunidad LGBTTTi, o la provocación de una relación accidentada.
En opinión del Gilberto Ángeles, a nivel de la Ciudad de México el entonces jefe de Gobierno, López Obrador, perdió muchos votantes y simpatía cuando congeló la leyes de sociedades de convivencia, justificándose que no era el momento político más adecuado para aprobarla, asegurando que podría ser algo que afectaría en detrimento de la propia comunidad LGBTTTi si él la hubiera aprobada en ese momento. También perdió muchos votos cuando dividió a la ciudad en dos con el plantó del Paseo de la Reforma.

“Estamos enojados con el “Peje” por haber congelado la Ley de Sociedades de Convivencia. Yo sí estoy molesto, yo creo que a nosotros como comunidad no nos importa cuál es el momento político más adecuado, porque nuestros derechos no pueden esperar a que sea el momento político más adecuado”, comenta Gilberto.

Sin porcentajes o estadísticas de por medio, para el organizador de la 33ª Marcha del Orgullo, Marcelo Ebrard tendrá la simpatía de mucha gente de la comunidad gay por haber ayudado a que se aprobara la legislación de los matrimonios homoparentales, la adopción y que tuvieran derechos plenos (que no son tal, puesto que no está la seguridad social incluida; es decir, una pareja de hombres, por ejemplo, no puede asegurar a su pareja con servicio médico). “Hay cierta simpatía hacia Ebrard como candidato presidencial, pero, no sabemos si va a llegar o no”, comenta Gilberto.

“Si el ‘Peje’ llega a ser el candidato por el PRD para la Presidencia de la República, yo no votaría por él… está como encaprichado con la Presidencia. Se me hace incongruente, si ya fue el presidente legítimo en este sexenio, porque se quiere reelegir. Si ese fuera el escenario, trataría de votar por el menos pior, así, con i latina”, concluye.

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