Hazme el milagrito, Virgencita

31/05/2013 - 12:01 am
Imagen tomada de la red.
Imagen tomada de la red.

Televisa no lo pudo haber hecho mejor. Compró a Dios. Puso la lluvia, puso el drama, puso las jetas de los americanistas durante casi 90 minutos. Puso la chela, las pizzas Dominos. Le faltó el vuelo del águila caray. Caray. Así como de chilanga. O carajo. Espero que no se haya muerto el emblemático animal. No creo, los americanistas son los que siempre van a estar ahí, como la eterna rémora de la ballena. Chinga y jode, aunque no tan quedito. ¿Descenso? Jamás.

Espere. Yo no soy ni del América ni del Cruz Azul. Fui a la final del futbol mexicano no porque pensara que fuera a replicarse el partido de la Liga de Campeones entre el Borussia Dortmund y el Bayern Munich, donde el equipo que quedó en segundo lugar le aplaudió al primero.

Fui porque vivo en el Distrito Federal y se me hizo inevitable presenciar una final del tan emblemático equipo más odiado de México.

Porque ir al Azteca siempre es un espectáculo.

Porque era una final, vamos.

Y porque el boleto estaba a precio justo.

Total, el partido estuvo malísimo. Como un tipo a mi lado dijo y que seguro que entiende más de estos menesteres, era la representación clásica de lo que pasa en el fútbol mexicano, no sé si usted esté de acuerdo o no, yo sólo cito: “Estamos presenciado lo que viene siendo la crisis del futbol mexicano. Donde un equipo que pasó en noveno lugar a la liguilla, queda campeón”. Esto cuando el Cruz Azul la sentía ganada y los americanistas ya no ahondaban la bandera. Pero por ejemplo, ¿que no el Querétaro quedó en séptimo? “Si”, me dijo. Pero no te apures ahora al Querétaro lo compró Jaguares o alguien así y siguen en la pelea. No entendí nada más que hubo una tranza de algún empresario y se hicieron movimientos donde al final el dinero es el Rey.

Yo pensé, qué desmadre la salida. Ya me voy. Ya estaba en el puesto de cachuchas con unos amigos de La Paz, que tenían que comprar el souvenir cuando nos enteramos que “remontaron el marcador” dos a uno. Sí, el segundo gol del América fue un milagro. El portero de las Águilas salió corriendo –desde su portería– para centrar mejor un tiro de esquina y que metieran el gol, todo esto a seis minutos del final. Marcador global: empate a dos. ¿Qué? ¡Nos teníamos que regresar! Corrimos por la rampa y la verja estaba cerrada por la Policía. Por supuesto que la afición no se dejó vencer. Hubo portazo. Y cuando estuvo seguro nos lanzamos a ver los tiempos extra. Y que se van a penales. ¡Dios mío, la Virgen y el espíritu que la embarazó! Cardiaco. Uno falla, otro se dio tremendo resbalón, y luego un tal Miguel hizo el gol campeón. Estalló la afición: “¡Sí se pudo!, ¡Sí se pudo!”. Venga, en México, ¡cómo chingados no! Siempre se puede. Usted cálele. Le dan el milagrito, pa todo.

Y pienso en Cuauhtémoc Blanco, el “Cuau”… el águila por excelencia. El tipo con mujeres e hijos, el que creció en Tepito y le compró una casa a su mamá. Primero a su mamá. Que nunca ha dejado de ser lo que es. Porque el Cuau, como todo lo que representa el América, es la desfachatez del pensamiento machista mexicano. Ojo. El machismo se nutre de las mujeres, incluso se fomenta, se mama y se favorece.

Ese machismo que sale al par de chelas. Que se intercala en las conversaciones, del que todos y todas se ríen, lo dejamos pasar en ocasiones. Me incluyo. No intelectuales, en su mesa jamás. A ustedes los educaron con cubiertos de plata, de la legítima. Ustedes jamás entenderán al América. Ni les interesa. Si vieran cuántos disfrutan gritar el “puto” al portero, no importa de qué equipo es. Se llama contradicción humana, inherente. Si vieran cuántos de ustedes tratan a las mujeres en la cama sin absolutamente ninguna dignidad. U operan como priistas, o panistas, o perredistas. Operar. Es un término que me ha dejado fría. Operar es de la mafia y en México se opera.

“Ódiame más”. Daría lo que fuera por platicar con el genio de esta frase. Abrumadora, resume un estilo de vida. El valemadrismo. Ese momento de euforia donde hasta el contador más intachable podría pensar que “no hay pedo wey, no mames, que golazo, si ahora si nos los chingamos hijos de su…”.

¿Será que José Fors, el pintor, es americanista? Lo digo por su frase, “Quiéreme más, que me hace tu maldad feliz”.

Yo creo que sí presencié otro “milagro mexicano”.

@mariagpalacios

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